Durante los últimos 22 años fueron asesinadas, en promedio, siete personas por día en la Argentina. Según las estadísticas oficiales, entre 1991 y 2009, más de 50.000 personas fueron víctimas de homicidios en nuestro país. Y si se toma en cuenta que el año pasado la ministra Nilda Garré admitía que, aun siendo «una de las más bajas del continente», la tasa de homicidios rondaba los 5,5 cada 100.000 habitantes, habría que sumar a aquella tremenda cifra no menos de 4000 muertes violentas.
La última estadística oficial de delitos del país publicada por el Poder Ejecutivo Nacional es la de los hechos de 2009, que llevó la serie evolutiva a 50.214 homicidios dolosos. No obstante, la semana pasada el secretario de Seguridad Interior, Sergio Berni, mencionó que en la Capital la tasa de homicidios era de «cinco cada 100.000 habitantes», lo que convertía a la ciudad de Buenos Aires en «una de las más seguras de América».
En 2009, la tasa de homicidios dolosos argentina llegó a 5,5, pero excluyó los casos de Buenos Aires, la provincia con mayor cantidad de hechos y que históricamente hace crecer la tasa promedio nacional.
A partir de 2007 la cantidad de homicidios creció; ese año hubo 2071 asesinatos; al siguiente, 2305 homicidios, y en 2009, 2543 casos. A partir de ese momento, el Gobierno dejó de difundir las estadísticas.
No se trató de una medida casual. Esa decisión tuvo su origen en julio de 2003 y se repitió en los siguientes años. Apenas dos meses después de asumir como presidente, Néstor Kirchner ordenó retener la estadística sobre el total de los delitos en todo el país y pidió que se rehiciera el estudio.
Según se explicó en ese momento, las cifras presentadas no reflejaban la realidad porque presentaban supuestos problemas metodológicos de evaluación. Entre los funcionarios del área de Seguridad también se argumentaba: «Si un año antes hubo 10 delitos y en la actualidad hay 15 en un determinado lugar no significa que haya un aumento del 50%, sino que quizá la gente denuncia más».
«No estamos en los peores índices. La Argentina está junto con Chile en los primeros lugares de sensación de inseguridad. Debido a los mecanismos mediáticos, la gente ve muchas cosas que la angustian; algunas de esas noticias son bienintencionadas y otras no. Todo eso aumentó la sensación de inseguridad. Hace dos años se publicó una tabla y se enumeran los 50 ciudades más violentas del mundo. La Argentina no figura entre la lista», sostuvo Garré.
Aunque pasaron más de tres años, en la página oficial del Ministerio de Justicia de la Nación la estadística sobre la cantidad de homicidios ocurridos en 2009 en todo el país sigue incompleta debido a que le faltan los datos de la provincia de Buenos Aires. Esas cifras figuran en el sitio oficial de la Procuración ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense; al sumar ambos parciales se llega al total de 2543 homicidios registrados en 2009 en todo el país.
La evolución del delito
Según las estadísticas oficiales, en 2002 se registró la mayor cantidad de homicidios de los últimos 20 años. Ese pico de 3453 asesinatos coincidió con la crisis posterior al corralito. En 2002 fueron asesinados 90 policías en nuestro país, la mayor cifra desde el retorno de la democracia. También fue el año de los secuestros, con 380 casos denunciados en el país.
Por entonces, debido a la desconfianza que los ahorristas tenían en los bancos, mucha gente guardaba el dinero en sus casas. Esta circunstancia no fue ignorada por los delincuentes, que, como ahora, comenzaron a irrumpir en las viviendas.
También proliferaron las bandas de secuestradores, que elegían como víctimas no sólo a empresarios o ejecutivos de firmas de primera línea, sino también a vecinos de los tradicionales barrios de clase media.
El cambio en el perfil de las víctimas de los secuestros se produjo a raíz de la resolución que impuso límites al retiro de dinero de los bancos y a la tendencia de la gente de atesorar dinero en sus casas.
Ante la devaluación del peso, en 2002, aumentaron los robos de los jubilados extranjeros que cobraban pensiones en euros o dólares. Así se llegó a que en 2007 fueran asesinados 69 jubilados en asaltos.
En 2009 y 2010, los delincuentes encontraron una modalidad que les permitía obtener un importante botín con poco riesgo. Entonces, se repitieron las salideras bancarias.
Así se llegó a 2012, donde la economía volvió a experimentar restricciones, esta vez, a las operaciones con dólares, la gente volvió a «ahorrar» en sus hogares y recrudecieron los asaltos en viviendas en «entraderas» cada vez más violentas, al extremo de que en los últimos dos meses hubo 30 homicidios ocurridos en robos con esa modalidad delictiva