El agente policial Roberto Augusto Barrionuevo (23) reconoció ayer ante el juez de Instrucción Formal 3, Pablo Farah, haber sido la persona que filmó la sesión de torturas cometidas por un oficial y cuatro subalternos en la comisaría de General Güemes, el año pasado, aunque negó haber sido quien subió las terribles imágenes a internet, que dieron la vuelta al mundo y generaron una ola de repudio nacional e internacional.

Barrionuevo fue detenido por la Brigada de Investigaciones el 20 de junio pasado en Betania, donde prestaba servicios. Dos días antes lo habían sido el oficial Matías Eduardo Cruz, el cabo Esteban Gordillo y los subalternos Héctor Raúl Ramírez, Leonardo Esteban Serrano y Alberto Antonio Ontiveros, quienes son las personas que figuran cometiendo atropellos contra dos detenidos: Miguel Angel Martínez y Mario Luis Rodríguez.

La grabación fue advertida por los jefes policiales, aparentemente, en la segunda semana de julio pasado, aunque la entonces jefa de la dependencia donde se cometieron los hechos, Beatriz Campos, actual subtitular de la Unidad Regional 1 de la Policía, confesó ante el magistrado a cargo del caso, que ella tuvo conocimiento de su existencia el 13 de ese mes, es decir cinco días antes que el juez y el jefe de la fuerza, Marcelo Lami.

La denuncia sobre el caso fue interpuesta por el Gobierno, a través del ministro de Seguridad, Eduardo Sylvester, el 18 de junio, dos horas después de haber sido informado sobre el material.

Fuentes tribunalicias extraoficiales dijeron ayer que Barrionuevo se presentó por tercera vez ante Farah y cambió su declaración original, en la que había asegurado no solo no haber filmado las escenas, sino que juró, además, que cuando ocurrieron, no estaba en la comisaría de General Güemes.

Ayer, sin embargo, se rectificó y fue preciso: “­Sí su señoría…yo grabé las torturas!”, aunque negó haber sido el responsable de haberlas subido a la red. El agente, quien por entonces era aspirante y realizaba una pasantía en la dependencia, dijo que las había registrado clandestinamente con su teléfono celular, que llevaba prendido a su cinto. “El no estaba de acuerdo con lo que estaba ocurriendo; quiso hacer la denuncia en su momento pero no se atrevió por miedo a represalias y a los códigos policiales internos”, señaló su abogado, Aldo Primucci. “No deberían imputarlo sino tenerlo como principal testigo. Y si no denunció las cosas antes, es lógico, los causantes eran sus superiores”, dijo el letrado.

 

fuente http://www.eltribuno.info/salta/190441-%C2%ADSi-su-senoria-yo-grabe-las-torturas-.note.aspx