La directora de Prevención y Asistencia a la Violencia Familiar, Ana María Alcala, reconoció que existe un «bache» en la provincia respecto al tratamiento de los golpeadores. Aumentaron las denuncias en la primera parte de este año.
La directora de Prevención y Asistencia a la Violencia Familiar, Ana María Alcala, afirmó que “es muy difícil que el hombre reconozca que es violento” y admitió que existe un “bache” y dificultades en el tratamiento de las personas que son denunciadas por ejercer violencia sobre las mujeres.
La funcionaria confirmó el incremento en denuncias de violencia de género y que en el primer semestre del año rondan las 900 en Santa Rosa. Dijo que también hay casos de violencia y abusos contra niños y niñas, aunque no tengan tanta difusión. Alcala señaló que la mayoría de los casos llegan a su organismo a partir de oficios judiciales y, en menor medida, por presentaciones espontáneas de parte de las víctimas.
“Trabajamos con la víctima para que pueda fortalecerse, reconocer que es una víctima y comenzar a trabajar para poder evitar la violencia en un futuro, despegar de esas situaciones y construir vínculos que no estén atravesados por la violencia”, explicó en declaraciones a LU100 AM1130.
La funcionaria indicó que la Dirección es el único organismo que atendía a las víctimas en tratamiento terapéutico y a partir de este año el Ministerio de Bienestar Social promueven convenios con los municipios para que se atiendan directamente los tratamientos en el ámbito local, acompañado de la transferencia de fondos. En Santa Rosa, los oficios ya se derivan al municipio, que cuenta con un equipo específico. “Sí hacemos un acompañamiento, supervisión de casos. Cuando implica niños y niñas lo atendemos nosotros”, acotó.
Hombres difíciles
En cuanto a la asistencia de hombres, victimarios, Alcala sostuvo que “es una situación compleja”. “Si en la Dirección se trabaja con la mujer, no podemos trabajar con la persona que la violentó. Es un ámbito que es de la mujer y la vuelve a invadir el hombre”, fundamentó.
“No es facil, no hay otros organismos que actuén sobre esto. Y cuando viene, sucede, es muy difícil que reconzoca que es un violento. Si él no lo reconoce, no se puede seguir el tratamiento. Tiene que reconocer su conducta para poder intentar cambiarla. Si el hombre no reconoce la violencia no puede ser intervenido terapéuticamente. Ahi nos queda como un bache”, admitió.
“Tenemos que cambiar conductas. Sino reconoce que la conducta no es la adecuada, es difícil poner empeño en querer cambiarla”, insistió.
Si bien la ley provincial de violencia familiar establece que el estado provincial debe tener “programas de reeducación destinados a los hombres que ejercen violencia, la funcionaria reconoció que ese punto no se cumple cabalmente: “Lo hablamos con la justicia, con el defensor (Eduardo) Aguirre. Hay un bache”.
“Si está detenido, tendría que encargarse el servicio carcelario, pero del resto surgen dudas. Incluso hay corrientes que dicen que no se deben redestinar recursos para tratar al golpeador. Yo creo que no, si no hay una política conjunta, siempre vamos a correr detrás del hecho consumado. Debemos hacerle frente en forma integral. Debemos sumar a los hombres. El hombre tiene que incluirse, de lo contrario, vamos a estamos a mitad de camino”, opinó.
De todos modos, insistió con que “es muy difícil el tratamiento del hombre. Es una cuestión de ética, tiene que dejar de lado los privilegios para poder equipararse y lograr una relación de equilibrio”.
Por otro parte, en relación a las víctimas, Alcala consignó que “cuando se hace la denuncia la historia recién comienza. Tiene que desandar un camino y una construcción, un camino que le hizo mal, para poder hacer otro”.
“La víctima, a veces, es el límite. No quiere o no puede. A veces estamos todos los organismos, pero el límite lo pone la víctima. Hay que intentar trabajar desde otro lugar, redes comunitarias, familiares, para que ella acepte la situación y la pueda transformar”, apuntó.
Consultada sobre la posibilidad de programas de empleo o asistencia económica que puedan atender la independencia económica de la víctima, contestó: “El objetivo de la dirección es la asistencia y prevención. De cualquier manera nos reunimos con el Ministerio de la Producción para que pueda fortalecer su situación económica. A veces se piensa que si se puede mantener está todo solucionado, pero a veces no, debe fortalecerse para poder tomar decisiones”.
“Es complejo porque intervienen variables que escapan al organismo, las decisiones personales de víctimas y victimarios. Por eso soy una convencida due hay que poner la mirada y el eje en el tema de prevención. Cuando de más pequeños trabajemos el tema roles y género, estamos formando niños y niñas con una mirada diferente, que van a ser parejas, novios, padres y madres”, dijo.
“En el ámbito familiar el machismo está tan naturalizado que no hay ley que pueda entrar”, completó.
Policías
Por otro lado, Alcala se refirió a los casos de policías que son denunciados por violencia contra sus parejas y son apartados de sus puestos de trabajo. “La Policía deja al hombre en pasiva. Ese señor deja de cobrar su sueldo y cobra la mitad. Esto ocasiona problemas en la mujer. No está en condiciones de mantenerla económicamente a su mujer y a sus hijos”, planteó.
“A veces esto provoca en las mujeres una estrategia dónde vuelve a aceptar la situación y a hacer un acuerdo porque queda muy desprotegida económicamente. A veces priorizan la situación económica y no la violencia”, confió.
Alcala contó que se entrevistó con el Ministerio de Gobierno por esta situación y para que las mujeres “no queden desprotegidas y se siga afectando a la mujer y a la policía porque se quedar sin un hombre en la calle”.
“Habría que encontrar una estrategia para que no suceda esto o sea progresivo, en función de que el policía se comprometa a asistir a un tratamiento y a someterse a un seguimiento para que no se repitan episodios de violencia. En caso de que no se cumpla, si se llegaría a la medida exterma, separarlo de su trabajo”, estimó.
Carla Figueroa
Alcala también dio su impresión sober el caso Carla Figueroa. “Hay que tener una mirada acabada de los que intevinieron en el caso judicial de cual es el perfil de una mujer violentada. Puede prometer y decir muchas cosas. Pero hay que saber que no está en condicones de decidir, está en un estado de indefensión”, afirmó.
Y añadió: “No hay que confiar tanto en estas decisiones. Que diga que se quiere casar con el sujte que la violó, está fantaseando de alguna manera, no tiene conciencia del riesgo que está corriendo”.
En relación a eso, comentó que hay casos de mujeres que están resguardadas en refugios porque sufrieron violencia de su pareja y abusos sobre sus niños y, sin embargo, se escapan para continuar la relación con el victimario. “En esos casos se trabaja en retirar a los niños. Dejamos de mirar a los adultos para mirar a los niños que no toman decisiones pero se ven involucrados. A veces es absolutamente necesario”, ejemplificó.
Denuncia solidaria
Finalmente, la funcioanria elogió un proyecto de ley que introduce la figura “denuncia solidaria” en los casos de violencia de género, impulsado por el legislador kirchnerista, Anibal Fernández.
“Hoy solo puede denunciar quién la sufre. Con esta figura, cualquier persona de la familia puede hacerlo. Es un avance muy importante. Ese era otro límite más hasta ahora”, dijo.
“El gobiermo nacional ha sacado una batería de leyes que tienen que ver con la igualdad de género. El esfuerzo debe ser para convertirlas en políticas públicas y que estas cuestiones sean tranversales, que se trabajen desde todos los ámbitos”, concluyó.