En diciembre de 2005 se puso en marcha la desfederalización de la ley de drogas para los delitos de “menor cuantía”. Se decía que eso permitiría a la Justicia Federal profundizar las investigaciones contra la narcocriminalidad. Y que las fiscalías de provincia atacarían a los dealers que venden cigarrillos de marihuana y bochitas de cocaína a los pibes en las escuelas, en los boliches y en los barrios. A tres años de aquel cambio de escenario, la mayoría de los operadores, entre jueces, fiscales, peritos y policías, dan cuenta de un rotundo fracaso. En ese lapso, sólo tres causas llegaron a juicio en La Plata. Hay cuatro mil en trámite. El 80 % son actuaciones por consumo que terminan en el archivo y sin tratamiento para el adicto.
Hoy realizó un sondeo entre distintos especialistas y funcionarios judiciales. El juez en lo Criminal Emir Caputo Tártara sostiene que fue un error el cambio de competencia porque en la Provincia no contaban ni con el presupuesto ni con los recursos necesarios. Aseguró que un punto central del problema es que, al dividir las jurisdicciones, se corta la línea de investigación entre los vendedores de menor peso y las organizaciones del narcotráfico.
Caputo Tártara confirma en que el tribunal que integra, el nº 4, recién ventiló una sola causa por drogas en tres años.
En esa línea de pensamiento, el fiscal federal general Carlos Dulau Dumm cuestionó la forma en que se conceden las probation a los consumidores: “Sin tratamientos curativos y educativos no sirve”, indicó, coincidiendo en que la desfederalización significó una fractura en la persecución del delito: “Se pensó en reprimir al chiquitaje, a los perejiles, pero los peces gordos siguen distribuyendo y proveyendo”.
“El balance, a tres años de la provincialización en materia de drogas, tiene saldo deudor”, afirmó el fiscal penal Marcelo Romero: “Mientras desde el sistema penal del Estado discutíamos las bondades de la marihuana o si el adicto es un criminal, los narcotraficantes lograron penetrar su veneno en todas las clases sociales, generando una ola de violencia inusitada, arruinando la vida de familias enteras, corrompiendo individuos, merced a las obscenas cantidades de dinero que manejan”.
“La prueba tangible de nuestra derrota parcial ante los narcotraficantes es la escasa cantidad de condenas para estas conductas”, enfatizó Romero.
Sin embargo, desde la Unidad Especial de Estupefacientes, el único organismo del fuero penal platense que interviene en los delitos de droga, se asegura que “el saldo de estos tres años es positivo”. El secretario de esa unidad, Eduardo Superville, destacó que “antes no se cortaba el tránsito de drogas en los kioscos. Son los que más preocupan a la gente porque venden a sus hijos las bochitas de cocaína y la marihuana en los barrios”.
Hace poco se desbarataron dos cocinas, con capacidad para producir hasta 70 kilos de cocaína. Y decían que no había cocinas de droga en La Plata”, concluyó Superville (ver pág. 5).
Por Javier Navarrete Ibáñez
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