Ante la sobrepoblación carcelaria y la violencia en las prisiones, el ministro de Justicia, Alberto Iribarne, decidió cortar por lo sano y resolver el problema de una vez por todas. Quizá por eso firmó un convenio con el gurú indio Sri Sri Ravi Shankar (“el hombre que está cambiando el mundo”, según los afiches que plagan la ciudad de Buenos Aires) para que su fundación El Arte de Vivir practique cursos de relajación y respiración a presos y guardiacárceles. La noticia parece sacada del periódico hilarante Barcelona, pero fue confirmada a Página/12 por voceros del Ministerio de Justicia. “La idea es que se haga tanto con presos como con carceleros, para que haya una convivencia más pacífica en las prisiones y se reduzca la violencia de ambos lados”, explicó, con su acento español, Beatriz Goyoaga, que coordina ad honorem la filial de la fundación en la Argentina.
Según un informe de mayo de este año de la Defensoría del Pueblo de la Nación, existe un 14,5 por ciento de superpoblación sobre los 63 mil presos, de los que sólo el 39 por ciento tiene condena efectiva. El informe señala que en el penal de Villa Devoto hay tres duchas para 254 detenidos. Ante este panorama, la fundación –que hace los cursos ad honorem para los presos– promete resultados a partir de “las técnicas de respiración, que liberan del sistema nervioso los efectos acumulados del estrés y ayudan a los participantes a manejar las emociones negativas”, según figura en su página web, donde detalla que sus cursos se han probado en cárceles de distintas partes del mundo, como Kosovo, Estados Unidos o la India, donde “más de 1.200.000 reclusos pasaron por el programa Prison Smart. En Tihar Jail, la cárcel más grande de Asia, cerca de 4400 convictos se han beneficiado con este programa”.
“Desarrollado por Sri Sri Ravi Shankar, el Sudarshan Kriya® –piedra angular del curso– es un poderoso proceso que purifica y rejuvenece tanto la mente como el cuerpo y permite despojarse de las capas de tensión que llevamos acumuladas”, ofrece con un tono similar al de las propagandas de Sprayette.
En la Argentina, asegura que entre cinco mil y seis mil detenidos practican sus cursos desde 2003 en cárceles provinciales, como la Unidad 3 de Rosario, la 24 de Florencio Varela y la cárcel de mujeres de Hornos en La Plata. Según la fundación, algunos de los resultados son:
– “Capacidad para aceptar la responsabilidad de sus actos pasados.”
– “Mejora la autoestima y el control sobre sí mismos.”
– “Capacidad para manejar conflictos y situaciones estresantes sin violencia.”
– “Mejora el comportamiento del sueño.”
La página web también publica cartas de presos, que supuestamente prueban la efectividad del método en las distintas prisiones. Por ejemplo, Sandra, una detenida de Hornos, explicaba que “nadie me había hecho sentir como me hicieron sentir las personas del Arte de Vivir” y Martín, de Florencio Varela, comentaba que “sentí una re-presencia, re-espiritual. Siento un calor en todo el cuerpo, después de la respiración sanadora”.
“Las respiraciones lograron cosas impresionantes en mí. Para empezar, yo antes del curso y desde que perdí a mi mamá necesitaba las pastillas para poder dormir. Pero cuando hice mi primera respiración de la victoria en mi celda, pude dormir sin necesidad de pastillas”, asegura Diego, del penal del Florencio Varela, luego de pasar por los cursos. Por último, César, de la cárcel de Rosario, dice: “Quisiera agradecerles por este rato de cariño. Lo que ustedes hacen hoy modifica las vidas, y así como una gran célula, un día va a llegar a todos, porque estamos unidos por el aire que compartimos”.
Iribarne firmó un convenio para extender los cursos de respiración que se dictaban en las cárceles provinciales a las del Servicio Penitenciario Federal. “Todavía hay que ver en qué cárceles se dictarán. Ellos plantean que en una prisión, donde hay violencia, hay un cúmulo de estrés importante y estas técnicas lo que hacen es relajarlos. Tienen un programa (Prison Smart), que supuestamente contribuyó a bajar esos niveles de violencia en otros países. Supongo que con pequeños grupos puede funcionar”, comentó a este diario un allegado del ministro.
“Son técnicas de respiración, sin dogma ni religión. Puedes ser budista o bailarina en un cabaret, que es lo mismo, mientras puedas mejorar. Son técnicas milenarias. Es como la luz eléctrica. La inventó Edison, pero las utilizan todos”, describió Goyoaga, quien aclaró que los cursos se dan a presos y penitenciarios por separado. “En países desarrollados, se dan juntos”, añadió.
“Con la Policía Federal también vamos a trabajar, pero todavía no se ha firmado el convenio. Creemos que es necesario por el nivel de estrés que viven los policías y sus familias”, indicó Goyoaga, quien estimó que reducirá los asesinatos de gatillo fácil. “Un policía que no está estresado y cuya mente no está disparada va a pensar las consecuencias antes de apretar el gatillo”, se esperanzó. Desde el Ministerio del Interior desmintieron que los cursos se vayan a extender a la policía. En tanto, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) criticó el convenio con Ravi Shankar y se planteó en su informe periódico un “interrogante budista-policial”: “¿Será que Iribarne y (el ministro del Interior) Aníbal Fernández creen que guardiacárceles y policías pueden mejorar algo con la meditación budista?”.