Una nota de La Nación aseguró que se modificaron las cifras del delito. Un análisis de Gustavo Arballo muestra que no fue así.

Tomo nota de un muy sustancioso informe del Ministerio de Salud a través de esta nota en «La Nación» titulada «Alteraron la estadística de homicidios«. Se trata de la edición 2012 del Boletín de Vigilancia de Enfermedades no Transmisibles y Factores de Riesgo en la que aparece un largo artículo titulado «Perfil epidemiológico de los homicidios en Argentina 1989-2009». Por ahora nos centramos en el tema del título de la nota: Alteración de cifras oficiales, sobre lo que hay mucho para acotar y explayarse.

– En lo que aquí importa y en relación a homicidios intencionales, lo que el informe del Ministerio de Salud dice es que los datos del sistema salud (los que compila la Dirección de Estadísticas e Información en Salud a través de la información que a su vez le mandan las provincias y que se recogen en los hospitales) tienen posibles inconsistencias.

– Pero los datos oficiales de homicidios -luego volveremos sobre ellos- no salen de las fuentes del sistema salud sino del sistema justicia: el Sistema Nacional de Información Criminal reporta lo que las provincias informan, en algunos casos de fuente judicial y en otros casos de fuente policial.

– Consecuentemente, no hay contaminación (y la «alteración» sería irrelevante) porque las fuentes son distintas. Pero esto no significa que no nos importe. Porque si pudiéramos resolver las inconsistencias de los datos del sistema salud, podríamos usarlas para chequear la fiabilidad de los datos oficiales del sistema justicia. Ergo, si los hospitales cuentan mil asesinatos y la policía reporta cien, hay algo que se quedó en el medio.

– El problema de la inconsistencia en los datos del sistema salud proviene de las disparidades que surgen de la ambigua categoría de «muerte por causa externa de intención indeterminada» (MCEID, digamos). Homicidios en azul, MCEID en rojo, veamos las disparidades que existen en cada provincia:

– Es evidente que algunas jurisdicciones en salud están usando criterios distintos y si esto es así las cifras de ese sistema no serán buenas para estimar homicidios.

– De hecho, ello es así. El sistema salud reconoce como homicidios 1833 casos en 2009  (una tasa de 4,57 homicidios cada 100.000 habitantes)Ese año, los datos del Ministerio de Justicia sin Buenos Aires -informados aquí – eran de 1360 casos, y si les sumamos los de «la» Provincia (tomados según las estadísticas del Ministerio Publico de la PBA, 1348) la cifra oficial -compuesta a nivel nacional- del sector justicia daría 2708 casos (una tasa de 6,74 homicidios cada 100.000 habitantes). Resumen ejecutivo: los hospitales «cuentan» menos muertos en asesinatos que los que reporta la policía (y esa diferencia debería explicarse por la atribución de «intención indeterminada» a casos que fueron homicidios dolosos).

– No está claro que esas inconsistencias del sistema salud sean intencionales sino que pueden provenir de diferentes criterios o prácticas que se aplican en cada jurisdicción para tabular (en sede hospitalaria, no judicial) un deceso como «homicidio», «homicidio no intencional» o «causa externa de intención indeterminada». Esta última categoría residual puede esconder casos que sean homicidios dolosos (asesinatos) o casos que sean homicidios no intencionales (accidentes). En todo caso, no se dice que esta alteración responda a una intención nacional (las fuentes siguen siendo provinciales) y es posible que estas disparidades de criterios tengan larga data, y no sean recientes (el informe, recordamos, se refiere al período 1989-2009).

– Por eso el informe del Ministerio de Salud dice: «Es de esperar que los datos aquí presentados estén subestimando las reales tasas de homicidios».El subrayado es nuestro, y alude a los datos de ese informe y no a los de la Dirección de Política Criminal. Como vimos esa subestimación de hecho ocurre (y de ahí la diferencia del 4,57 al 6,74 en ese punto de datos de 2009).

– En síntesis, es una nota metodológica que reporta las limitaciones de extrapolar datos del sistema de salud para construir con ellos las estadísticas de homicidios. Y no es un reconocimiento de que el Estado altera las estadísticas.

– No dejemos que el árbol nos tape el bosque. El verdadero problema es la carencia de estadísticas oficiales sobre delitos. Y quien debe hacerlo es el sector justicia (mas allá de que, como dijimos antes, exista la posibilidad de cruzar las cifras con el sector salud para ver si coinciden).

– En la sección estadística del Ministerio de Justicia de Nación lo más actualizado que tenemos es ese informe parcial de 2009, que sólo reporta homicidios en cifras brutas sin ningún valor cualitativo o desagregado, y que no incluye a la Provincia de Buenos Aires (la exclusión, sospecho, puede deberse a un problema de empalme con la serie anterior a 2008, en donde los datos eran informados por la Policía, con la serie posterior, donde las estadísticas eran tomadas de causas judiciales por el Ministerio Público). La nota de La Nación habla de un dato oficial de 1869 «asesinatos» en 2010, cuya fuente desconozco. De ser así, deberían ser datos sin Provincia de Buenos Aires.

– En cualquier caso, datos de hace dos años son material de estudio para un becario de historia contemporánea, y no son datos con los que un Estado pueda tomar decisiones, o evaluar en tiempo real el impacto de sus políticas.

– La carencia de datos oficiales, desagregados, es una catástrofe porque impide precisamente eso. La Corte Suprema hizo un buen intento con un estudio sobre homicidios en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, limitado al año 2010, que puede verse en este link. El MPBA tiene estadísticas algo mejores, sobre hechos de Provincia de Buenos Aires, acá (hace mucho tiempo que están los datos de 2011). Pero es necesario que las estadísticas sean una política de Estado (y me pregunto si esto depende en forma exclusiva de Nación, ya sea en su versión Ejecutiva o Judicial, porque las provincias también pueden tener interés en maquillar sus cifras de delitos).

– Si no podemos hablar con cifras reales sobre delito en la mano, ni tenemos encuestas de victimización serias, rigurosas y sostenidas, la única forma de discutir el tema con algún dato es a través de las conocidas encuestas de «sensación de inseguridad», que suelen ser administradas únicamente en grandes centros urbanos.

– Que es un mal plan, porque está probado que la «sensación de inseguridad» no es representativo del nivel de delitos que existe en un lugar y momento determinado, ya que genera falsos positivos y falsos negativos: alguien puede sentirse -encomillo- «seguro» en un barrio muy peligroso, porque ha naturalizado progresivamente la violencia que lo rodea, mientras que alguien puede sentirse «inseguro» en Colonia Barón, La Pampa, porque ve por televisión el flagelo de las entraderas, y tiene miedo a que lo asalten en un pueblo donde hace tres años que no existe un robo a mano armada.

* Abogado y profesor de derecho de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), autor del blog Saber derecho.

 

fuente http://www.chequeado.com/el-explicador/1242-ise-manipularon-las-estadisticas-de-homicidio.html