Más de mil efectivos policiales y militares ocuparon cinco favelas del norte de Río de Janeiro, la zona más pobre de la ciudad, en un operativo que duró menos de media hora, sin que se registraran muertos ni heridos, hasta la tarde de ayer, pese a que se reportaron algunos enfrentamientos armados. Efectivos de las policías Civil, Militar, Federal y Rodoviária Federal, junto a fusileros navales, ingresaron durante la madrugada en las comunidades Manguinhos, Jacarezinho, Mandela 1 y 3 y Varginha. La operación en la que se utilizaron 24 vehículos blindados y seis helicópteros de varias de esas fuerzas (también ambulancias del Cuerpo de Bomberos) se llevó a cabo para buscar armas y drogas. También tuvo el objeto de preparar la instalación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), el vigesimonoveno de esa clase de destacamentos desplegados por las autoridades en favelas en las que actúan organizaciones criminales.

Sólo en Manguinhos y Jacarezinho, barriadas populares donde el gobierno anunció inversiones en infraestructura por unos 49 millones de dólares, habitan 36.000 y 38.000 personas respectivamente, según datos oficiales. La Secretaría de Seguridad prevé la instalación de 40 UPP hasta 2014, cuando Río de Janeiro se convertirá en una de las sedes de la Copa del Mundo de fútbol, que se jugará en Brasil. En Jacarezinho hubo intercambio de disparos cuando algunos habitantes intentaron dificultar sin éxito el avance de las tropas colocando piquetes. En Manguinhos lanzaron fuegos artificiales para advertir sobre la llegada de los efectivos, que hicieron volar una barricada de cemento instalada por narcotraficantes.

“Es un paso más para la paz, para la reducción del número de homicidios, de robo de autos, a residencias; el efecto práctico de esto se mide en una vida más tranquila para los ciudadanos”, celebró el gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral. El megaoperativo policial comenzó poco antes de las 5 con el paso de 13 blindados de la Marina que se abrieron camino por las callejuelas de cuatro favelas de Manguinhos, donde se concentró la fuerza militar. La toma de las favelas llevó unos 20 minutos, según la Secretaría de Seguridad Pública del estado.

Cerca de las 11, efectivos del batallón de élite de la Policía Militar (BOPE) izaron en la Plaza del Medio de Manguinhos la bandera de Brasil y del Estado y cantaron el himno nacional para simbolizar la recuperación de este territorio en manos del crimen. El BOPE se encargará de mantener el orden público en la zona hasta la instalación en diciembre de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), con agentes entrenados especialmente para hacer frente a los problemas de la comunidad.

“Lo que seguirá será un proceso meticuloso de búsqueda de drogas, de armas y la detención de criminales”, explicó el coronel Federico Caldas, responsable de relaciones públicas de la Policía Militar de Rio. En la también muy violenta favela de Jacarezinho, un gigantesco centro de consumo de crack, la Policía Civil intensificó su presencia, pero no hubo ocupación. “La Policía Militar necesita de más tiempo para ocupar esta área. Lo que vamos a hacer es tener una presencia constante allí”, precisó Fernando Veloso, subjefe de la Policía Civil, a la televisión Globo News. Cabral adelantó que una UPP será instalada en Jacarezinho en 2013.

El sol aún no salía cuando los policías, vestidos de negro y fuertemente armados, patrullaron a pie la intrincada comunidad, detrás de los imponentes blindados, maniobrando por las estrechas callejuelas vacías. En el megaoperativo participaron 170 fusileros navales, a cargo de los 13 blindados que apartaban los obstáculos colocados en las calles por los traficantes, y 1300 oficiales de policía, de los cuales 800 entraron a las comunidades. Los restantes 500 patrullaban el perímetro, mientras otros equipos fueron enviados a otras favelas para buscar traficantes. Helicópteros de la Marina y de la policía sobrevolaron la zona.

“Lo más importante es devolver un territorio a 70.000 personas sin disparar un arma de fuego y sin derramar una gota de sangre. Es una victoria importante para la sociedad, para la población, para el servicio público”, celebró el secretario de Seguridad de Río, José Mariano Beltrame. En un primer balance, las autoridades informaron del arresto de tres personas requeridas por la Justicia y de la incautación de 60 kilos de cocaína, un fusil, municiones y cargadores. Algunos vecinos se asomaron a sus ventanas para ver a los policías subir por las calles de la favela por primera vez en décadas. Otros rompieron en llanto al ser revisados por los uniformados.

“Creo que es muy bueno que llegue la paz a Jacarezinho”, dijo Paulo Cesar, de 35 años, mientras se encaminaba a la misa del domingo. “Todos los días son tranquilos aquí, sólo hay violencia cuando hay operativos policiales. Nunca me asaltaron, nunca me pasó nada”, aseguró Jorge Gonçálves, de 54 años, vecino de Jacarezinho. El sábado, efectivos del BOPE mataron a cinco presuntos jefes del narcotráfico que se habían refugiado en una barriada cercana.

 

fuente http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-205591-2012-10-15.html