ROCA (AR).- Devastados. Sin los servicios básicos, con destrozos en el sistema de calefacción, en la red de energía eléctrica y en las estructuras metálicas y de hormigón terminaron las principales instalaciones que albergan a los más de 150 reclusos que protagonizaron un intento de fuga masivo y un motín en el Establecimiento de Ejecución Penal 2 de Roca.

Con la intervención de dos jueces, fiscales, defensores y más de un centenar de policías que a fuerza de disparos de municiones antitumulto lograron contener la evasión, cerca de las 3 de la madrugada una tensa calma volvió a la ex-Alcaidía, aunque anoche se registraron nuevos reclamos en uno de los pabellones que obligó al traslado de algunos reclusos.

Ayer el panorama era desolador. Todavía con los internos en los pabellones 2, 3 y 4, el personal de servicio comenzó a recoger los restos de lo que en su momento fue la estructura del sistema de calefacción. A la montaña de residuos que se levantó en el patio se fueron sumando rejas y ventanas que los internos prácticamente arrancaron de cuajo. Del cableado de energía eléctrica no quedaron muchos rastros y los sanitarios fueron destruidos en su totalidad. Los mayores destrozos quedaron evidenciados en los pabellones 2 y 3 mientras que en el 4 también rompieron buena parte de las instalaciones. El gimnasio del ala norte presentaba dos boquetes que los internos fueron abriendo a golpes con una lanza metálica.

 

El comienzo

 

La situación más violenta comenzó minutos después de las 22 cuando los tres celadores que se encargaban de la custodia de los más de 150 internos detectaron los boquetes que se estaban realizando en el gimnasio. Desbordados, tuvieron que correr hasta el pabellón principal donde lograron cerrar las rejas y escapar ante la estampida de reclusos que habían salido de sus celdas para cubrir la fuga.

Los internos fueron recibidos allí con los primeros disparos con postas de goma que el personal de guardia efectuó para evitar que ganen la puerta principal, ubicada a no más de 50 metros.

Cerca de las 22:30 los internos tomaron el control total de los pabellones. En un grito desesperado, el propio jefe del penal, Emilio Martínez, cruzó el portón principal que da a la calle Maipú al pedido de «manden escopeteros (efectivos que manejan las armas largas) y que se apure el Bora». A esa hora ya no les quedaban municiones, que apenas alcanzaron para 40 minutos de conflicto.

A medida que pasaba el tiempo el descontrol y la destrucción en los pabellones eran mayores. En el medio no faltaron las peleas entre los propios reclusos (viejos «pases de factura») que terminaron generando mayor tensión en la cárcel, que a esa hora de la noche era tierra de nadie.

Cerca de las 23:15 se vivieron los momentos de mayor tensión. Una lluvia de disparos desde los muros perimetrales obligó a los internos a volver a sus celdas, ya que muchos insistían en su actitud de fugarse hacia la zona norte (sobre calle América) donde un nutrido grupo de policías intentaba cercar la zona.

A pesar de la negativa de algunos funcionarios judiciales, finalmente minutos antes de la medianoche el ex grupo BORA y el Grupo Especial de Requisa entró en acción para recuperar el pasillo principal y obligar a los internos a regresar a sus pabellones. El objetivo se logró parcialmente en el 2 y el 3, aunque la situación más violenta se extendió un tiempo más en el 4. A esa hora de la madrugada una nube de gases lacrimógenos envolvía los pasillos y avanzaba a las instalaciones del penal. Tras cinco horas, el conflicto llegó a su fin. Los jueces autorizaron el ingreso de algunos familiares, quienes constataron que los internos no presentaban lesiones. Sólo algunas marcas que dejaron los perdigones sobre varios de los que intentaron huir.

El motín dejó en evidencia no sólo la falta de personal sino también de recursos ya que en pocos minutos se consumieron las municiones. El personal tuvo que salir a pedir «prestado» a otras dependencias. Ni siquiera había candados de repuesto para cerrar los pabellones una vez controlados y es por eso que el juez Juan Pablo Chirinos tuvo que salir de madrugada a golpear la puerta de varios comerciantes a la espera de conseguirlos y lograr el encierro de los reclusos.

 

fuente http://www.rionegro.com.ar/diario/faltaban-balas-y-candados-en-pleno-motin-996824-9521-nota.aspx