Río Cuarto. El suboficial de policía Gustavo Oyarzábal fue imputado de “encubrimiento por favorecimiento personal, en grado de sospecha leve” en el marco del caso que investiga la desaparición del joven Nicolás Sabena, visto por última vez en 2008 en Río Cuarto.
La imputación se realizó a raíz de averiguaciones realizadas por la propia madre de Nicolás, Rosa Sabena, quien estudió las sábanas telefónicas del expediente, en especial de los integrantes de la familia Vargas Parra, sospechada de haber asesinado al joven. Detectó una llamada desde el celular personal del policía Oyarzábal a José “Pepe” Vargas, principal imputado, días antes del allanamiento realizado, a pedido de la familia Sabena, con personal de Gendarmería, Policía Judicial y de Química Legal.
La madre también descubrió una llamada del policía a la hija de Vargas, Lucía. Supone que le advirtieron que su número de teléfono aparecía como la última llamada que recibió el celular de Nicolás. Rosa Sabena destacó que, apenas recibió el aviso, la joven Vargas se presentó espontáneamente a declarar que había omitido decir que ese número le pertenecía a ella.
El fiscal Fernando Moine aclaró que el policía está imputado “por sospecha leve” y “para que pueda ejercer su derecho de defensa”. La investigación del policía es paralela a la causa Sabena, que ya fue elevada a juicio, aunque los defensores de la familia Vargas de oponen.
Por la desaparición de Nicolás están imputados Adelina Inés Flores, José Francisco Vargas y Lucía Inés Vargas “por tenencia ilegal de armas” y “por privación ilegítima de la libertad calificada por el número de intervinientes y agravada por el probable resultado mortal de la víctima”.
La madre de Nicolás presume que su hijo fue apuñalado, descuartizado y trozado en la quinta de los Vargas.
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