Bell Ville. A los cuestionamientos por el estado edilicio y la situación de los internos de salud mental que arrastra el hospital provincial José Ceballos, de Bell Ville, se sumó la intranquilidad de familiares de pacientes psiquiátricos ante los cambios en la política provincial para esa área.
El traslado, sin previo aviso, de ocho personas al pabellón psiquiátrico de una cárcel o la propuesta de que los familiares “se lleven” a los internos son dos de los puntos en debate. La discusión se da en el marco del proceso de “desmanicomialización” que se puso en marcha en Córdoba, para que en salud mental haya más pacientes externados que internados.
Desde el hospital dicen que sólo se trasladó a los “peligrosos” y ratificaron que todo paciente estabilizado será propuesto para su desmanicomialización. Además, cuestionaron la “comodidad” de algunas familias que se deslindan de los pacientes.
Al penal. Uno de los trasladados al pabellón del penal de Cruz del Eje tiene 34 años y sufre retraso mental. Llevaba una década en el hospital de Bell Ville. Su madre, Ester Cordoni, dice que se enteró porque le avisaron directamente desde la penitenciaría. “No es un chico para tenerlo ahí, no hizo nada. Los dejaron como animales, sin historia clínica. No sé si les están dando la medicación”, cuenta con desesperación. Asegura que nunca recibió comentarios del personal ni autoridades del hospital de que su hijo fuera peligroso.
Ester vive en Villa María y antes podía visitar a su hijo cuando quería. Ahora tiene un régimen acotado en días laborales y debe viajar siete horas en colectivo para llegar. Dice que quisiera traerlo de nuevo a su casa, pero teme que otras personas vuelvan a aprovecharse de su inimputabilidad para involucrarlo en ilícitos, como asegura que ya ocurrió.
Otro caso es el de Carlos Botta y su esposa, un matrimonio de Córdoba que tiene un hijo de 44 años con esquizofrenia. “Me citaron y me dijeron que lo llevara a un geriátrico”, contó el hombre. No está de acuerdo con la externalización. “Antes de internarlo, mi hijo no tenía amigos, insultaba a la gente, no lo podíamos tener en casa porque rompía todo. En el hospital se formó un grupo, conversan, toman mate. Para mí fue una maravilla ver que mi hijo reía y estaba tranquilo”, relató.
La subdirectora de Salud Mental del hospital, Cristina Merlo, justificó los traslados “por razones de seguridad y dificultades para contenerlos”. Explicó que hay pacientes judicializados “que han hecho cosas peligrosas, como robos o abusos sexuales”. Argumentó que cuando se propone un alta es porque “cesó la causa” que llevó a la internación. “Son casos de patología estabilizada, que tienen una pensión y obra social. La idea es que estén más cerca de su familia”, aseguró Merlo.
Y agregó: “A algunos les cayó mal esto y no les interesó mantener el vínculo, por abandono y comodidad. Hay pacientes a los que les tramitamos una pensión, pero la cobra la familia y ellos no reciben nada”.
Críticas. En tanto, la legisladora Liliana Montero (Frente Cívico) advirtió que “la desmanicomialización implica la puesta en marcha de dispositivos intermedios, como casas de medio camino, acompañantes terapéuticos, talleres protegidos. Nada de eso está contemplado en el presupuesto 2013”, en el que, dijo, se disminuyó la partida para salud mental.
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