Treinta detenidos del penal de Batan optaron por los talleres de educación
En trabajo voluntario, un grupo de profesionales concretó durante el verano una serie de encuentros para intercambiar diversos conocimientos en histora y radio en un marco de imperiosa sociabilización. Se presentaron las producciones radiofónicas y se entregaron certificados
El audio número 10 resultó el más aplaudido. “Señores oyentes, de todas clases sociales, yo les pregunto a ustedes: ¿porqué o en qué se diferencia la delincuencia de la corrupción? ¿Porqué cuándo las personas de la baja sociedad cometen un ilícito lo definen como robo, delito o delincuente? ¿Y porqué cuando una persona de clase alta con un poder, un título, o simplemente dinero, comete un ilícito, fraude, o coima, es llamado corrupción, corrupto, o lo más tremendo; es ocultado el caso y jamás nos enteramos nada más? ¿Será porque la clase baja es discriminada y al no tener poder ni dinero es siempre juzgada? Que la Justicia sea justa para todos”.
La serie de interrogantes planteados con ese pedido final por parte de uno de los reclusos del Penal de Batán, cerró el pasado miércoles el primer taller de radio concebido a imagen y semejanza de la defensa de uno de los derechos humanos más básicos: el del efectivo ejercicio de la comunicación.
En una tarea loable a cargo de la periodista del diario El Atlántico, Andrea Pérez, 30 detenidos de una de las penitenciarías de mayor envergadura en el país recibieron su certificado de asistencia a uno de los talleres de verano dictados en las instalaciones del pabellón que alberga a la escuela Primaria 734 y Media 14, en el ala oeste del penal.
Allí, desde principios de enero, con doce encuentros de tres horas cada uno, y en paralelo el taller de Comunicación en Radio, los profesores Ariel Fichera y Fernando Vissani impulsaron por su lado el taller de Historia Argentina, dictado en el marco de las actividades que desde hace casi tres años realizan los estudiantes de la Agrupación Avanzada y del Colectivo Jurídico Popular La Grieta, con la imprescindible compañía académica del docente y juez de Garantías Juan Tapia.
Del acto de cierre participó también brevemente el director de la Unidad Penal Nº 15, Horacio Falcone, quién recaló en la importancia del proceso de socialización que significa para los reclusos la participación en estos talleres: “Sabemos que todo tema que tenga que ver con la educación es tanto para progreso de ustedes como mérito también para su familia, esto es parte de lo que estamos buscando” sostuvo el titular del complejo carcelario.
La destacada apertura que la dependencia correccional realizó bajo el ala del Ministerio de Justicia y Seguridad para la realización de estos talleres, que ponen en buena medida en tela de juicio graves falencias del propio Estado, no pasó desapercibida por los organizadores de la voluntaria tarea.
A tal efecto, a su turno, durante la introducción oral de la jornada, el juez Tapia recalcó el “gran avance” de las autoridades de la cárcel no sólo al permitir el desarrollo de estos talleres sino a la habilitación, desde hace ya un año y medio, del pabellón de estudiantes. “Es este un pequeño espacio de libertad en un contexto de mucha opresión y encierro” señaló el magistrado antes de reivindicar de inmediato la actitud de los reclusos “de comparecer, venir, estar, ponerle el cuerpo y de alguna manera buscar un cambio, entendiendo que la educación es un derecho universal que no puede transitar dependiendo de que ustedes puedan ser sancionados o no, de que ustedes estén en un determinado pabellón o en otro, es un derecho para todos que no depende de ningún tratamiento ni sanción disciplinaria y que no puede ser negado por ninguna autoridad estatal”.
En los tres meses de encuentros e intercambios la intención se basó en ubicar por un lado a cada participante como sujeto de la historia sin ser un mero observador y en compartir, por otra parte, una serie de herramientas comunicacionales que permitieran abrir debates y trasladar, imaginariamente, a la magia y fuerza de la radiofonía, las ideas elegidas por los participantes.
El proceso de grabación y edición de los mensajes de audio, a cargo de la periodista Josiana García, arrojó una serie de 10 spots de profundos contenidos que formarán parte de una campaña de concientización sobre el encierro, a transmitirse desde el futuro próximo en el aire de FM 88.7, radio De la Azotea.
Estos talleres de verano, que contaron también con las invalorables tareas de apoyo de Eugenia Tommasi, Patricio Funes, Emilia Kohl, Facundo Facciuto y Belén Falduti, formaron parte de las propuestas académicas que desde el 2010 desarrollan estudiantes de la Facultad de Derecho sin financiamiento alguno de la Universidad Nacional de Mar del Plata, pese a los proyectos presentados en tal sentido.
Universitarios y abogados sostienen semanalmente en el Penal una tutoría para apoyar y facilitar el proceso de formación de los detenidos que cursan la carrera de Derecho -única disponible- dentro del pabellón, para el cual se gestiona, según anunció Tapia, “una ambición mayor: que tenga que tener una fisonomía propia de un centro de estudiantes, con una biblioteca con autogestión y autonomía propia”.
Con la finalización de estos talleres de verano, se cerró una más de las múltiples estrategias para poner en evidencia el mundo interior de las cárceles, los sitios que la sociedad nunca quiere ver pero que son reflejo de sí misma. Ahí, en ese espacio para salir un rato del punto cúlmine del encierro, con instantes de fascinación por ver personas distintas a la de todos los días, reclusos del penal de Batan ponen en jaque su vida y participan de un ambiente en el que pueden interactuar, opinar y reflexionar sobre la realidad, esa que intenta naturalizar a la institución que los envuelve.
La génesis de cada postura, en un spot
“A los que manejan al pueblo y a la sociedad, me gustaría que tomen consciencia y que no discriminen a los hijos de los detenidos, es decir, de las personas privadas de libertad. Conmigo lo hicieron, yo alguna vez fui un niño y a causa de problemas familiares a los 13 años me fui a la calle, solo aprendí a robar y hacerme adicto a las drogas, no tuve ayuda de una asistente social ni del Estado, nadie me preguntó porque no terminé los estudios, tampoco me ayudaron cuando caí detenido de menor, por todo esto con la mano en el corazón les pido que ayuden a los pibes marginados para que no les pase lo mismo que a mí. Este mensaje es para los que manejan el pueblo y para la sociedad, de un chico más, que está privado de libertad”.