Era una deshonra. Y de las peores, para ese contexto social y esa época. Doña Felisa Dorrego de Miró lo sabía. Que los restos de su madre ya no descansaran en paz, era una situación incómoda para toda la familia. Pero lo que no sabía la mujer era que, hasta entonces, no existía un castigo para penar a quienes habían secuestrado el ataúd de su progenitora para pedir un rescate.
Los Caballeros de la Noche , como se denominaron los ladrones que interrumpieron la paz del cementerio de Recoleta aquel 24 de agosto de 1881, habían cometido un delito que no estaba contemplado en las normativas y que sólo fue incorporado al Código Penal años después, bajo el artículo 171. «Sufrirá prisión de dos a seis años, el que sustrajere un cadáver para hacerse pagar su devolución». La disposición comenzó a regir en 1887 (Ley 1920), en el capítulo de los robos y hurtos (artículo 195).
Luego, pasó a ser considerado extorsión, con lo que, a partir del Proyecto de 1906, el «secuestro de cadáveres» pasó a ocupar ese lugar que hoy conserva en el Código Penal.
Pero no es necesario irse tan atrás en la historia para ver cómo algunos hechos generaron importantes modificaciones en las normativas.
El petitorio Blumberg
El secuestro y asesinato de Axel Blumberg marcó un antes y un después en la sociedad argentina. No sólo por lo trágico del hecho en sí, sino por la masiva movilización que convocó la iniciativa de su padre, Juan Carlos Blumberg.
Las leyes Blumberg, como se las conoce, fueron aprobadas en 2004, poco después de que fuera encontrado muerto el joven. Entre otras cosas, dieron lugar a la sumatoria del tiempo de prisión por distintos delitos comunes cometidos por la misma persona, con un tope de 50 años, mientras que antes la pena máxima era de 25 años.
También implicaron el endurecimiento de las penas para los delitos considerados aberrantes, como secuestros extorsivos seguidos de muerte y violación seguida de muerte y la tenencia ilegal de armas.
Además, crearon un registro de teléfonos celulares, bajo la ley 25.891.
En el petitorio que había presentado Blumberg, también se solicitaba la modificación del régimen de imputabilidad penal de los menores, y que las penas sean siempre de cumplimiento efectivo y total, sin salidas anticipadas en ningún caso. No todas las propuestas fueron hechas ley.
El fin de la Colimba
Durante más de 90 años, hubo un sorteo que nadie quería ganar: era el que seleccionaba a los jóvenes para el servicio militar obligatorio, más conocido como la «colimba».
El avance de la democracia fue marcando su fin, aunque fue específicamente un hecho trágico el que definió su eliminación: el crimen del conscripto Omar Carrasco .
Carrasco fue uno de los miles de jóvenes seleccionados en 1994 para hacer la colimba, pero su experiencia sólo duró unos días: fue asesinado a golpes en el cuartel de Zapala, en Neuquén. Su muerte marcó la mala fama del servicio militar obligatorio que terminó siendo eliminado en agosto de ese mismo año, a través del decreto 1537.
El caso Carolina Píparo
Carolina Píparo llevaba nueve meses de embarazo cuando su vida dio un vuelco trágico . La mujer salía de un banco céntrico de La Plata, acompañada de su madre. Habían retirado dinero para hacer una operación inmobiliaria. Cuando ya estaba llegando a su casa, fue atacada por ladrones que le dispararon para quitarle la plata.
La bala obligó a que se le practicara una cesárea de urgencia. El bebé sólo vivió siete días. La investigación detectó que hubo una persona que la «marcó» cuando estaba retirando el dinero, tras lo cual comenzó a generarse un debate acerca de la seguridad en los bancos.
La respuesta a ese debate fue la sanción de la ley 26.637 de Seguridad Bancaria, a partir de un proyecto del diputado Gerardo Milman, del GEN. Entre los aportes más importantes que estableció la normativa, está la instalación de mamparas en los sectores de atención al público.
También dispuso que se prohibiera por completo el uso de teléfonos celulares dentro de las entidades, cosa que en realidad ya estaba prohibido. La idea era que la restricción fuera más estricta: se deberían usar bolsas plásticas con un precinto de seguridad para mantener los aparatos en ellas mientras los clientes se encontraran dentro del banco.
Esta última medida no tuvo mucha adhesión en la mayoría de las entidades.
La búsqueda de Candela
Otro caso emblemático que produjo un cambio significativo en medio del dolor fue el secuestro y asesinato de Candela Sol Rodríguez .
El hallazgo del cuerpo sin vida de la niña de 11 años puso al descubierto una serie de falencias en la búsqueda de personas desaparecidas. Por ese motivo, el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Ricardo Casal, dispuso que se acelerara el trámite de búsqueda tras la denuncia por desaparición de personas. Hasta entonces, sólo se tomaban 24 horas después de que la persona se ausentara.
La resolución 3980 fue la que ordenó «modificar las pautas en causas de denuncias por desaparición de personas realizadas en todas las dependencias policiales de la provincia de Buenos Aires».
Poco tiempo después, con esa inmediatez se inició la búsqueda de Tomás Dameno Santillán, el menor desaparecido en Lincoln, que fue luego hallado muerto.
La cuestionada represión policial
Diez días de tensión y tres muertos tras una brutal represión por la ocupación de los predios del Parque Indoamericano también significaron un fuerte llamado de atención a las normas establecidas.
La reacción del gobierno fue inmediata: la ministra de Seguridad Nilda Garré prohibió que los efectivos de la Policía Federal asistan al control de manifestaciones con armas de fuego o escopetas de uso dual.
La medida generó controversias, ya que algunos dirigentes políticos entendieron que la disposición dejaba expuestos a los agentes ante hechos peligrosos.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1450267-cuando-las-tragedias-cambian-las-normas-seis-crimenes-que-modificaron-las-leyes