Ailén y Marina Jara llegaron a la sala de buen humor, más allá de las esposas que ataban sus manos y dificultaban que se dieran un abrazo. Su madre, Elena Salinas, las saludaba con una sonrisa desde el sector del público, anhelando estrecharlas en sus brazos. En el cuarto atestado de familiares, amigos y periodistas se respiraba una atmósfera de expectativa por conocer el destino de las hermanas. Cuando la secretaria del tribunal leyó el fallo condenatorio a dos años y un mes de prisión por coautoría del delito de lesiones graves, las sonrisas se borraron y se escucharon sollozos. Pero el mal trago duro poco, ya que el anuncio de que las hermanas serían liberadas provocó un estallido de alegría entre los asistentes. Ayer se esperaba que las jóvenes fueran liberadas alrededor de la medianoche del penal de Los Hornos.
El fallo unánime del Tribunal en lo Criminal Nº 2 de Mercedes, integrado por los jueces Marco Barski, Graciela Larroque y José Ibrahim, se dio a conocer alrededor de las 13, en la sala de audiencias de los Tribunales de esa ciudad, ubicados en la esquina de las calles 26 y 27.
En un día que era muy esperado por todos, destacó por su ausencia el fiscal Guillermo Altube (ver recuadro), principal voz acusadora contra las jóvenes.
Desde muy temprano, organizaciones de Derechos Humanos se congregaron en la plaza principal de Mercedes para acompañar a la madre y exigir la liberación de las hermanas Jara: «Tenemos que frenar la violencia contra la mujer. Libertad para Marina y para Ailén», expresaban sus cánticos.
Entre los asistentes destacaban Mirta Acuña de Baravalle, de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Pablo Pimentel, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza.
«Estoy eufórica. La vuelta a casa se demora porque las tenemos que ir a buscar al penal. Quiero verlas y abrazarlas», comentó ayer a Tiempo Argentino, la madre de Aylen y Marina, quien apenas salió del edificio de Tribunales agradeció a la gente que acompañó su lucha.
«Creo que la gente que está acá nos va a acompañar a buscarlas. No me va a alcanzar la vida para agradecerles a todos. Nos ayudaron mucho, porque había mucha gente que quería defender a (Juan) Leguizamón», expresó Salinas, que señaló que lo que les tocó vivir en los últimos dos años «fue un aprendizaje».
«Tenemos que revisar los fundamentos para ver qué medidas vamos a tomar al respecto, pero estamos contentos porque logramos nuestro objetivo, que es que fueran liberadas», comentó a este diario Eduardo Soares, uno de los abogados de las hermanas, que destacó que el tribunal dictó una pena menor a la pedida por el fiscal.
«Hoy a la noche, después de las 12, van a estar en su casa con su madre. Ailén y Marina estaban condenadas por ser pobres. Por eso ahora hay que apelar para lograr la absolución definitiva de este fallo ‘salomónico’, que busca quedar bien con las dos partes», reclamó ante la multitud Pimentel, y agregó que «queremos una justicia que condene la violencia contra la mujer».
El 19 de febrero de 2011 las hermanas Jara, de 21 y 20 años, volvían a su casa de la localidad de Paso del Rey, partido de Moreno, fueron abordadas por Juan Leguizamón, un conocido delincuente de la zona que estaba obsesionado con Ailén, a quien perseguía día y noche.
Según las hermanas, el hombre intentó abusar de la chica, pero ella se resistió. Leguizamón habría sacado un arma, con las que las amenazó y hasta habría disparado una vez. Por lo que al ver a su hermana en peligro, Marina sacó un cuchillo que llevaba en la mochila y lo apuñaló.
El agresor fue llevado a un hospital, donde permaneció internado tres días y luego fue dado de alta y volvió al barrio, sin tener que responder ante la justicia por el intento de abuso que denunciaban las jóvenes.
Las hermanas, que no opusieron resistencia cuando las fue a buscar la policía y entregaron el cuchillo, terminaron detenidas por tentativa de homicidio y permanecieron presas, más allá de los reiterados pedidos para que se les permitiera cumplir la prisión preventiva en su casa que les fueron denegados, hasta ayer a la noche, cuando recuperaron su libertad. «
En una de las esquinas de la plaza principal de Mercedes, los militantes de partidos políticos y agrupaciones de Derechos Humanos que se congregaron en la puerta del edificio de Tribunales de esa ciudad colgaron tres muñecos rellenos de pasto, que luego de que se leyera el fallo fueron prendidos fuego. Uno de los fantoches tenía un cartel que rezaba: «Fiscal Altube. Verdugo.»
El fiscal Guillermo Altube se ganó la antipatía de los militantes, ya que durante el juicio desestimó la versión de los hechos que dieron las hermanas, la cual consideró en su alegato final del pasado 26 de marzo como «absurda».
«Lo andaban buscando a Leguizamón, lo esperaron para agredirlo porque él andaba con las dos; ellas tenían un arma, además del cuchillo», dijo en su momento el fiscal cuando pidió que las jóvenes fueran condenadas a cinco años de prisión por tentativa de homicidio, o en su defecto, a tres por lesiones graves.
«¡Verdugo! Y los dos años que pasaron presas, ¿Quién se los devuelve?», gritó un joven cuando terminó la lectura del fallo, a la que el fiscal no asistió. El fallo del tribunal no coincidó con la postura del Ministerio Público.
El dato
El abrazo
Una militante se acercó tímidamente a saludar a la madre de las hermanas Jara: «Soy madre de cinco hijos y entiendo la angustia que pasó estos años», le dijo y la abrazó.