Ya pasados cuatro meses de la detención inconstitucional de la banda Callejeros, he tomado la decisión de escribir una carta de lectores para que de alguna manera mis palabras lleguen un poco más lejos y seguir informando a quienes (alguna vez o nunca) se interesaron en el tema.

El 30 de diciembre ocurrió en Cromañón una de las mayores tragedias que sufrió la Argentina, dejando como resultado 194 jóvenes muertos. El fallo de Casación determinó que los mayores responsables de la tragedia fueron Chabán y los integrantes del grupo Callejeros, principalmente Patricio Santos Fontanet. Conocidas las resoluciones surgen varias dudas: ¿por qué el fallo es inconstitucional? ¿Encarcelando a los músicos nos aseguramos de que Cromañón no vuelva a pasar? ¿Fue el fallo realmente justo o fue sólo un acto para dejar conformes a unos pocos? ¿Por qué las mayores penas son para los músicos y no juzgaron a los poderosos?

La encarcelación es inconstitucional ya que no se respetó el «doble conforme»: para encarcelarlos debían ser condenados por dos tribunales, pero los músicos quedaron absueltos en una primera instancia.

La decisión que tomó Casación fue tan incoherente que Daniel Cardell (escenógrafo de la banda) recibió la misma condena que funcionarios públicos encargados de que lugares como Cromañón no estuvieran habilitados. ¿Esto es la justicia?

Estamos llenos de Cromañones a punto de estallar en la Argentina y no creo que sea culpa de los músicos: el problema viene de nosotros como sociedad. Una sociedad que necesita grandes tragedias para entender que hay cosas que cambiar. Antes de esa noche, pocos eran conscientes de las condiciones en que los boliches se encontraban, así fue que luego de la noche de la tragedia cientos de boliches se clausuraron por no cumplir con los requisitos de seguridad.

Pocos habían pensado que prender una bengala en un recital iba a producir algo así: la pirotecnia era una herencia del folclore del fútbol al del rock. Pocos músicos se oponían a que hubiera bengalas en sus recitales y Patricio Fontanet era uno: a «Pato», asmático, el humo de las bengalas no lo dejaba respirar. Aunque muchos piensan que promovía el uso de la pirotecnia, muchas veces dejaba de cantar para pedir que dejaran de hacerlo.

En manos de la Corte Suprema de la Justicia de la Nación está rever el fallo. Nuestra lucha no se debe a nuestro fanatismo, nos sentimos «hormiguitas» buscando justicia por nuestros Callejeros, y ojalá algún día la encontremos. En palabras de Estela de Carlotto: «La música no mata».

 

 

Dardo Julián Mamberti

DNI 39.585.241

Allen

 

 

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