Por el hecho se realizaron dos denuncias: una en la Comisaría 18 por el robo con arma y otra en Asuntos Internos de la Policía.
Neuquén > “Despensa por el momento cerrada por los hechos delictivos, y la corrupción y el mal funcionamiento que existe en la Comisaría 18”. El texto pertenece al cartel que Cecilia, su dueña, pegó en la fachada, luego de sufrir por tercera vez un robo con arma.
Fue la tarde del sábado mientras estaba con su hija de 6 años en la casa que está en fondo del predio, sobre la manzana 21, de la calle 1º de Enero.
El hecho provocó la reacción inmediata de decenas de vecinos indignados, al ver que la Policía, en lugar de detener a los ladrones, llevó a cabo una persecución insólita y a los tiros contra su marido, Mario Andrés, que en compañía de su hermano justo regresaba a bordo de un Volkswagen Gol de hacer compras porque festejaba un cumpleaños.
“En lugar de agarrar a los chorros, el móvil 107 se fue en persecución de mi marido, a los tiros. Encima lo querían esposar a toda costa, y yo explicando que era mi marido. No entendíamos nada”, sostuvo ayer la víctima, de 30 años.
Luego, cuando esa misma tarde denunció el hecho en la Comisaría 18, allí le dijeron que “fue por error del Comando, que el Comando había denunciado al Gol rojo. Les pedí que me dieran los nombres de los policías del móvil 107 que persiguieron a mi marido y no me los quisieron dar”.
Dos denuncias realizaron -una en la Comisaría 18 por el robo con arma, y otra en Asuntos Internos de la Policía, por apremios y abuso de la autoridad- y ayer un grupo de vecinos volvió a cuestionar el accionar de la Policía.
“En lugar de agarrar a los chorros, perseguían a los tiros al marido de la vecina, y si no fuera que salimos a defenderla se lo llevaban”, dijeron.
“Tampoco les importó que haya criaturas en la calle. Maltrataron a la gente y a uno de los policías, que ya había bajado del móvil, se le escapó un tiro. No se explica, y eso que le dijimos ‘son ellos los delincuentes, los que se metieron en esa casa’, cerca del zanjón. Queríamos que los agarraran, pero para allá no fue ninguno”, agregaron.
“Seguridad para la gente”
Reunidos sobre la calle 1º de Enero, se juntaron también para reclamar por la seguridad de todos en el barrio, aunque no quisieron ser identificados con nombre y apellido porque temen por sus familias, a que puedan ser objeto de represalias.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, dijeron que están cansados de sufrir robos que no se esclarecen y pidieron “seguridad para la gente, no para los chorros”.
“La Policía nos dice que nos libera la zona para que hagamos justicia por mano propia, pero es no es una respuesta. O nos dicen ‘vendé tu casa y andáte’. Eso tampoco es una respuesta. Acá en el Oeste también hay mucha gente trabajadora y queremos vivir tranquilos. Pero parece que Neuquén existe de la Cordón Colón hacia el este”, sostuvieron. Además, pidieron “cambios en la Comisaría 18, del comisario para abajo, porque ya que no se pueda contar”.
El hecho
Cecilia relató que el sábado a las 17.30 entraron dos sujetos a su casa -otros dos esperaron afuera- mientras cocinaba con su hija porque iban a festejar el cumpleaños de su marido, quien en ese momento había salido a comprar a Macro.
La apuntaron con un revólver y ella atinó a gritar desesperadamente. Los vecinos la escucharon y salieron a socorrerla. Lo único que alcanzaron a llevarse fue una cámara de fotos. Una vez que se retiraron, la mujer apretó el botón silencioso de la alarma para llamar a la Policía y salió corriendo detrás de los ladrones.
“Si un fuera por los vecinos, no llegábamos hasta la casa donde se metieron”, prosiguió. En eso también llegó su marido, y al dirigirse a la casa donde se habían escondido los delincuentes, recordó que encontraron afuera el patrullero 107.
“¿Qué hacía el patrullero estacionado fuera de la casa donde se habían metido los delincuentes? es lo que yo me pregunto. Si yo nunca llegué a avisar a la Policía que ahí se habían metido. ¿Cómo sabían?… El móvil 107 estaba parado ahí, como si protegiera esa casa. Luego salió en persecución a los tiros de mi marido, nunca una voz en alto. No entendíamos nada. Y los vecinos indignados le decían ‘son ellos los delincuentes, los que se metieron en esa casa’”.