La delegación de letrados denunció que, para poder visitar a los internos, las mujeres son obligadas a desnudarse y hasta son “tocadas”. A su vez, advirtieron que las cadenas se usan no sólo para el traslado de los detenidos sino también dentro de la cárcel.
Por Silvina Bazterrechea – sbazterrechea@comercioyjusticia.info
Una vez más el ingreso a la cárcel de Bouwer fue restringido. Primero se le prohibió la inspección al procurador de Violencia Institucional, Abel Córdoba, cuando semanas atrás intentó visitar la cárcel para relevar las condiciones de detención del penal. La semana pasada ocurrió lo mismo, aunque en esta ocasión la prohibición recayó sobre la delegación de política criminal de la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA), a la que se le impidió el ingreso a Bouwer por “cuestiones de seguridad”.
Sorprendidos por la decisión adoptada por el jefe del Servicio Penitenciario, Raúl Pino, los abogados encabezados por Ernesto Moreau (foto) pudieron entrevistarse -no obstante- con algunos detenidos y sus familiares. Las conclusiones a las que arribaron no fueron para nada alentadoras y fueron expuestas en la junta de Gobierno de la FACA, que se realizó el viernes en Córdoba.
– ¿Les ha ocurrido en alguna otra cárcel del país que les impidan el ingreso?
– No, en ninguna, en un período tuvimos algún problema en las cárceles nacionales pero ni en las peores épocas de la Argentina -exceptuando la dictadura- nos ha ocurrido algo así. Siempre con la delegación tuvimos la libertad completa de acceder a cualquier hora, lugar y sin pedido previo a todos los rincones de los presidios argentinos. Hay que decir que estas prohibiciones son contrarias a las normas de Estambul que indican que son imprescindibles las visitas de organizaciones sociales a las cárceles y que el servicio penitenciario debe ser abierto y facilitador para realizar estas tareas. Se trata de una ley internacional obligatoria para Argentina.
– Entrevistaron a presos y familiares. ¿A qué conclusión llegaron?
– De 30 mujeres encuestadas, las 30 concidieron en que las desnudaban totalmente para poder ingresar al penal, que además a la mayoría les hacían hacer flexiones, exhibirse y en algunos casos, si se trataba de mujeres jóvenes, las tocaban. Estamos hablando de esposas, hijas, hermanas, madres de los detenidos. Es un trato habitual generalizado.
Esto no se puede entender. Es fundamental que el preso sea visitado por sus familiares pero si el preso recibe tal violencia que le desnuden a su hija, a su madre, a su esposa, terminan pidiendo que no lo visiten, justamente para no ser humillado por medio de sus familiares, porque después todo el mundo sabe cómo es el cuerpo de su mujer, su hija o su madre. Nosotros sabemos que la droga en todos los penales de Argentina ingresa por los circuitos de los guardiacárceles y son los que las venden para mantener el orden interno del penal y la dependencia de los detenidos. Con esto no negamos que los presos también pueden ingresar droga pero para evitarlo hay métodos no humillantes, por ejemplo, revisarlo cuando sale de una visita, o, simplemente hay detectores de droga. Existen mecanismos para evitar esta tortura a los familiares, que luego recae en los presos.
– El procurador nacional Abel Córdoba encontró en el penal de San Martín dos camastros de hierro y cadenas. ¿Sabe si en Bouwer también existen este tipo de elementos?
– No lo pudimos ver pero lo asombroso de esto o, mejor dicho lo patético, es que Pino admitió que sí, que esas cadenas existen pero que no son dañinas para los detenidos, que son cadenas con las cuales atan a los presos a las manos para trasladarlos. No obstante, según los testimonios recogidos, en ocasiones también se ha visto a los presos deambular con esas cadenas por distintas áreas del penal. Esto está prohibido por la convención de Estambul, son sistemas de tortura. Hay varias condenas de las Naciones Unidas a diferentes países por utilizar estos sistemas.
– ¿Ésta es una práctica que se repite en otras cárceles del país?
– No, en la época actual de Argentina absolutamente no, en la época de la dictadura sí se usaban las cadenas. Nosotros cuando hablamos con Pino le plantemos por qué no hacen los traslados de otra manera, utilizando los métodos -por ejemplo- de la provincia de Buenos Aires o el Servicio Penitenciario Federal. Y él me preguntó “¿qué hacen?”. Hace ocho años que está en la función y todavía no sabe qué se hace en los principales lugares de Argentina, donde está 80 % de los presos. En estos lugares hay camiones con módulos que se abren automáticamente en caso de necesidad por un sistema electrónico y todos salen al mismo tiempo, es muy sencillo. O sea, si este tema no se resuelve es por ineficiencia o porque existe el deseo de dejar que se empeoren aún más las condiciones de detención.
– Tras un fallo de un juez que ordenó que terminen este tipo de prácticas, el Ministerio de Justicia ya anunció que no trasladará más presos federales.
– Bueno, esto significa una discriminación entre los presos, ellos pueden torturar a los de la provincia y no a los federales.
La otra cuestión es la de los detenidos de lesa humanidad. A mí me parece fantástico que todos los detenidos sean trasladados en autos particulares, con asientos cómodos y aire acondicionado, pero sería muy bueno empezar con los detenidos por delitos más leves, lo que extraña es que los traslados en estas condiciones los realizan con los detenidos por delitos de lesa humanidad que son los delitos más aberrantes que se conocen.
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