(Washington, DC) – Los miembros del Comité Judicial del Senado de Estados Unidos que evalúa a James Comey como el próximo director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) deberían cuestionar su presunta aprobación de memorandos legales que autorizan la tortura, señalaron hoy Human Rights Watch y otros seis grupos de derechos humanos y libertades civiles en una carta dirigida a los miembros del comité.
Mientras se desempeñaba como subsecretario de Justicia en el período de 2003 a 2005, Comey escribió que estaba “de acuerdo” con dos memorandos legales que aprobaban el uso de simulacros de ahogamiento conocidos como “submarino” (una técnica de tortura en la que se sumerge la cabeza del prisionero bajo el agua por la fuerza y se le hace creer que puede ahogarse), la privación prolongada del sueño y otras formas de tortura y malos tratos.
“Los ‘memos de la tortura’ del gobierno de Bush trataron de evadir las claras prohibiciones contra la tortura bajo las leyes de EE.UU. e internacionales”, dijo Andrea Prasow, especialista sénior en la lucha contra el terrorismo de Human Rights Watch. “El Comité Judicial del Senado debería interrogar a fondo a James Comey sobre su presunta aprobación de algunos de esos memos”.
El FBI es la agencia federal líder para la interrogación de sospechosos y se encarga de investigar las denuncias de tortura por parte de funcionarios del gobierno. Antes de la votación sobre la confirmación de Comey, el Senado debería examinar a fondo sus puntos de vista pasados y actuales sobre el uso de la tortura y otras formas de abuso contra las personas que EE.UU. mantiene bajo custodia.
En 2004, la Oficina del Asesor Legal, que ofrece asesoría jurídica al Poder Ejecutivo, escribió un memorando dirigido a Comey el cual ratificaba un “memo de la tortura” de 2002 en el que presuntamente se aprobaba el uso del “submarino” y otras formas de tortura contra Abu Zubaydah, un presunto colaborador cercano de Osama Bin Laden. Comey también estuvo “de acuerdo” con un “memo” de 2005 de la Oficina del Asesor Legal que autorizaba métodos de interrogación, como el confinamiento en espacios reducidos, largos periodos de pie cara a la pared, torturas con agua, la privación prolongada del sueño y el “submarino”, a pesar de reconocer estas técnicas como “sencillamente terribles” y recomendar que no fueran utilizadas en combinación.
“Comey estaba en el epicentro del Departamento de Justicia cuando se estaban tomando decisiones importantes sobre la tortura”, señaló Prasow. “El público tiene derecho a saber que posiciones adoptó, y el Comité Judicial debería exigir la revelación completa de cuál fue su papel durante el proceso de confirmación”.