VIEDMA (AV).- La colonia penal provincial Nº 1 fue escenario de situaciones violentas durante el sábado y el domingo. Las autoridades carcelarias habían sofocado el motín, pero luego un interno mantuvo en vilo a todo el complejo al tomar como rehén a guardia, revelaron las autoridades rionegrinas.
El conflicto se inició al atardecer del sábado con una batalla campal en uno de los pabellones ante la insistencia de internos que pretendían ser transferidos.
La revuelta tuvo como protagonista a un pequeño puñado de reclusos que inició un airado reclamo. Exigían volver a Bariloche, Roca y Cipolletti, sus respectivas ciudades de origen, con el propósito de estar más cerca de sus familiares.
La violenta ofensiva obligó a las autoridades del instituto carcelario a solicitar refuerzos convocando a efectivos del Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER), y así tratar de disuadir a los provocadores.
La mayor preocupación estuvo centrada en tratar de que una decena de reclusos vuelva las celdas tomando en cuenta que se encontraban muy exaltados, indicaron fuentes oficiales. Las provocaciones hacia los guardias tenían el tamaño de una «faca» (elementos punzante) y de improvisadas lanzas que fueron fabricadas con hierros. Con ellas rompieron algunos candados de puertas cercanas a las celdas.
La intención era ganar pasillos que los pudiera llevar al exterior del edificio, por lo tanto las autoridades llamaron al grupo de elite. Por momentos, el violento desorden era tal que se pudo percibir diferencias de criterio entre los propios autores de la revuelta, que intercambiaron reproches e insultos. La Policía montó alrededor todo un cerco de seguridad para evitar posibles escapes.
De acuerdo a lo que se pudo saber, los uniformadores consiguieron un repliegue de los reclusos. Tras la refriega alrededor de cinco internos sufrieron algunos golpes por lo que fueron trasladados al hospital Zatti para su curación.
Dos miembros del grupo amotinado fueron enviados transitoriamente a la Comisaría Primera de Viedma.
Otros tantos debieron pasar unas horas en un lugar de castigo llamado «Buzón».
Las actuaciones fueron seguidas desde afuera del edificio por el juez de Instrucción, Guillermo Bustamante, el titular del penal Juan Vecchio, y el subsecretario de Seguridad y Justicia, Daniel Badié; entre otros. Los planteos de traslados, al parecer habían comenzado el viernes, y en ese momento se les explicó a quienes no entendieron razones; que por ejemplo el Penal 3 de Bariloche se encuentra impedido de recibir más internos. Es que en la ciudad lacustre, unos de los pabellones está siendo sometido a una refacción total.
Por su parte, Bustamante logró tomar contacto con algunos de los que exigían volver a sus lugares de origen, por lo tanto inició una serie de actuaciones librando oficios a juzgados de Roca y cámaras de Bariloche a fin encontrarle una solución al retorno.
No obstante, en la última hora del domingo a la noche, la virulencia dentro del establecimiento carcelario volvió a estallar. Otro recluso, que no había participado del primer alzamiento, se hizo de un «arma blanca» y tomó de rehén a un agente del Servicio Penitenciario Provincial planteando una serie de exigencias en forma arrebatada. La alerta, para una nueva convocatoria al COER se mantuvo por espacio de tres horas. Bustamante retornó al penal aunque esta vez con un mediador que ingresó a la celda y tras las negociaciones, consiguió que depusiera su actitud. El empleado carcelario salió ileso de la controvertida situación; revelaron las fuentes oficiales.