A propósito del proyecto del Poder Ejecutivo para impulsar el juicio por jurados, el abogado Alberto Binder y el presidente de la Federación Argentina de la Magistratura, Víctor Vélez, ofrecieron ayer una conferencia sobre la experiencia cordobesa en el marco del XV Encuentro Nacional de Jueces de Cámara de Tribunales Orales que se realiza en Villa la Angostura, Neuquén.
Durante el encuentro Binder se ocupó de derribar algunos mitos. Uno de ellos, señaló, es decir que el juicio por jurados es más controlado que el juicio en la actualidad, y que el juez profesional permanentemente está vigilando la legalidad del poder de decisiones. Lo dijo en relación a que el juez técnico controla lo que hacen los jurados.Y señaló que “en todos sus modelos, los juicios por jurado son modelos de cooperación entre ciudadanos y jueces”.
Binder también se refirió al control de querellantes, fiscales y defensores: “El jurado es un tribunal fresco y las partes tienen que extremar el litigio. Los jueces profesionales tienen la cabeza formateada, muy cargada porque los casos se repiten. Y las partes lo saben porque conocen a los jueces. El tribunal de juicio por jurado obliga a un litigio que genera mayores niveles de calidad”, dijo ante un auditorio de cuarenta jueces de tribunales federales y nacionales. Sobre el veredicto, Binder argumentó: “No es cierto que el jurado diga simplemente ‘culpable’ o ‘inocente’. A veces el juez profesional le pide al jurado que responda veinte preguntas sobre el hecho”.
Respecto del método de selección del jurado, Binder explicó que es muy controlado y que se va a buscar el doble de personas necesarias, porque algunos se terminan bajando. Otro de los ejes planteados fue la relación del jurado con los medios de comunicación: “¿Puede el jurado ser influenciado por los medios de comunicación? Sí. Todos somos y nadie está fuera de la influencia. Lo estamos viendo con el caso de Ángeles Rawson, no hay un control de los medios de comunicación”. Binder contó que es muy “maradoniano” y se preguntó cómo juzgaría, si le tocara, a Maradona.
El tercer punto que planteó Binder fue la legitimidad de los jueces: “Saquemos la discusión de Clarín, porque es coyuntura y es una discusión de poco vuelo. Las relaciones de jueces y democracia son complicadas. El juez es el único funcionario de toda la República al que le pedimos que no gestione los intereses. Todos generan intereses: presidente, diputados”. Y se preguntó cómo fortalecer la figura del juez.
A su turno Vélez habló de la experiencia cordobesa. Contó que muchas veces los abogados no saben cómo dirigirse al jurado. “Hay abogados que le hablan como si tuvieran cuatro años”. En el caso de Córdoba hay un juez que dirige el debate y otros dos jueces votan. “Hay una transferencia casi absoluta del Estado al ciudadano”, dijo. Y agregó: “Nosotros no nos legitimamos por elecciones populares. Tenemos que cuidar este juicio y hacer que la participación popular en estos procesos sea algo que valga la pena, y que no se convierta en un sistema de enjuiciamiento de linchamiento de gente pobre. No queremos que el jurado se sienta influenciado, muchas veces el jurado siente que la opinión del juez técnico es más válido y está predispuesto a aceptar su parecer”.
Vélez explicó que los problemas se dan cuando no hay coincidencias, o cuando surge alguna disidencia entre el jurado y los jueces. Si hay empate el que define es el juez técnico, que durante la audiencia solo se dedica a controlarla.
A modo de ejemplo, Vélez contó el caso de una familia que llamó a un policía para que hiciera algo a fin de terminar con la conducta de su hijo, que en plena crisis de abstinencia por drogas les arrojaba piedras. “El chico le empieza a tirar piedras al policía. El uniformado le dispara con la escopeta antitimulto, pero como el cartucho está en mal estado lo termina matando. La composición de ese jurado era de madres, docentes, un mozo y un ingeniero. La discusión era que preferían el gatillo fácil antes que el drogadicto incontrolado. Lo importante es ajustar en la selección del jurado”, reflexionó.
En Córdoba, cada jurado gana 240 pesos por día más los viáticos, no hay prácticamente necesidad de aislarlo. Vélez dijo que lo ideal es que una persona sea jurado una vez en la vida. “Tenemos un problema: no alcanza la gente y algunos integrantes se va repiten. A algunos les gusta mucho ir”, dijo. Unas filas más atrás, un juez por lo bajo remató: “Y sí: les da poder”.