Por mayoría, el Tribunal Oral 11 consideró la inocencia del ex oficial del GEOF Rodrigo Valente y lo absolvió de responsabilidad penal en el crimen del adolescente Alan Tapia. El veredicto coincidió con el pedido de la defensa y, especialmente, con la posición penal-inmobiliaria del fiscal Eduardo Marazzi, quien justificó el disparo policial al pedir a los jueces que contemplaran que el allanamiento no se realizó “en Puerto Madero o las islas Seychelles, sino en la Villa Mitre”. La lectura del veredicto desató un tumulto en la sala. Los abogados de la familia aseguraron que apelarán el fallo en Casación y denunciarán a Marazzi por discriminación. “Es evidente que hubo una incidencia directa en la no acusación del fiscal. Fue muy explícito y discriminatorio. Y es una legitimación del uso de la fuerza”, dijo a Página/12 Paula Litvachky, del CELS. “Es una vergüenza –sostuvo Claudia Riveros, madre de Alan–. No puede ser que lo hayan absuelto porque somos villeros.”
El veredicto absolutorio estaba escrito un par de días antes, cuando Marazzi desarrolló su teoría de la geografía moral por la que las villas justifican la violencia policial en comparación con barrios, por decirlo de alguna manera, de alta gama. “Tapia no vivía en Puerto Madero, ni en islas Seychelles. Vivía en Villa (por Barrio) Mitre”, recordó a los jueces Enrique Posse, Floreal De Laurentis y Alberto Huarte Petit. Sin conocerse aún los fundamentos, dos de ellos, Posse y De Laurentis, coincidieron con su particular lectura del alerta inmobiliario.
Tapia, de 19 años, murió de un balazo disparado en febrero de 2012 por el entonces oficial del GEOF Rodrigo Valente, durante un allanamiento a su vivienda. Buscaban a su hermano por una causa secundaria, en situaciones muy confusas desde la misma gestión de la invasión policial. El CELS consideró que el allanamiento fue realizado en horarios nocturnos, prohibidos para este tipo de acciones. El propio Valente dijo que “no se veía nada, estaba muy oscuro”, aunque sostuvo que vio que Alan intentaba atacarlo con un arma tumbera, arma con la que no le hubiera podido perforar siquiera la tela de su equipo acorazado. También, el organismo de derechos humanos sostuvo la innecesariedad de convocar a un cuerpo de elite con armamentos sofisticados para semejante allanamiento. Y que todo ese armado tenía que ver con una mirada discriminatoria que sostuvo la idea de peligrosidad.
Hasta la audiencia en que Marazzi declamó sobre riesgos y peligrosidad, las audiencias del juicio habían dado ciertas pautas que podían sostener cierta expectativa de la familia. Valente estaba detenido en Marcos Paz; durante la instrucción habían reunido suficiente prueba como para llevarlo a juicio oral. Incluso el Ministerio de Seguridad (en febrero de 2012) había iniciado un sumario interno que “hasta hace un tiempo estaba avanzando”.
Durante el juicio, muchas de las irregularidades del operativo fueron reveladas. Los 40 minutos durante los que Alan se desangró coinciden con la espera de la llegada de una tumbera para plantar a la víctima y justificar la reacción. Pero compañeros del GEOF declararon que no habían visto el arma.
“No se puede hacer un análisis sobre la sentencia hasta que no se distribuyan los fundamentos. Pero es evidente que se hizo un análisis muy corto sobre cómo fue el operativo y en qué terminó –señaló Litvachky–. Hay muchas preguntas que se pueden hacer. ¿Qué quiere decir barrio peligroso? También preguntarse sobre los criterios con que la Justicia se para frente a estos casos de actuación policial, para no terminar legitimando la violencia policial.” Para Litvachky está claro que la intervención del fiscal fue decisiva en la sentencia absolutoria.
Los jueces Enrique Posse y Floreal De Laurentis votaron por la absolución y Alberto Huarte Petit votó en disidencia. La lectura del veredicto, que había sido anunciada para las 10.30, fue postergada para después del mediodía. El presidente del tribunal, Posse, leyó el fallo absolutorio. El padre de Alan se lanzó contra el juez pero fue frenado por policías. Una mujer le pegó una piña a Marazzi y un empleado judicial se lanzó contra la mujer dispuesto a demostrar que la peligrosidad está en manos de la Justicia, pero fue frenado en el camino. Una mujer gritaba que su hija sería la próxima víctima policial. Los familiares fueron desalojados, mientras afuera grupos de familiares, amigos y militantes compañeros de Alan golpeaban sus bombos. “Vamos a apelar el fallo ante la Cámara de Casación Penal y a denunciar penalmente al fiscal Marazzi por discriminación.”
“Esto da lugar a que vengan otra vez a matar a cualquiera –denunció la mamá de Alan– porque somos villeros, tenemos portación de peligrosos. ¿Por qué tengo que sufrir el abuso de la policía?”
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