El jueves por la noche, Mario Ortiz, de 23 años, fue hallado colgado en uno de los pabellones del Módulo 3 del Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza. Según versiones, había sido testigo en el caso de la muerte de Matías Cejas, informado por Página/12 el 29 de agosto pasado. Aunque se investiga si se trató de homicidio o de suicidio (posibilidad que los familiares niegan tajantemente), los relatos y testimonios recogidos por los investigadores tienen la certeza de que Ortiz fue abandonado a su suerte por un guardia cuando apenas habían pasado segundos de que se colgara. El viernes por la mañana, el sonido alto de una tele desató una pelea por el luto. Intervino el SPF y como ocurre usualmente cuando interviene el servicio, los dos bandos perdieron. Hubo palos para todos por igual y un par de horas de plantón de rodillas en el patio. Afuera, las “fuentes penitenciarias” voceaban que se había iniciado un motín.
Ortiz murió ahorcado el jueves por la noche. Según relatos de algunos presos tomados por investigadores, no hubo acciones directas de la guardia para provocar su muerte. Los familiares de Ortiz, en cambio, sostienen que “lo mataron”, porque “no tenía ningún motivo para matarse” y “en diciembre salía libre”. Pero más allá de que los resultados de la investigación determinarán con certeza qué ocurrió, las hipótesis confirman que la guardia no hizo nada, esto incluye que no hizo nada para salvarlo. Según el relato de los internos, un penitenciario se asomó a la celda y lo vio colgado e igual que cuando murió Matías Cejas, salió corriendo en busca de ayuda y hasta que volvieron ya había muerto.
Después de la muerte de Ortiz, un grupo de internos cercanos al fallecido inició su luto, que fue interrumpido cuando otro interno encendió la tevé con el sonido muy alto y produjo desagrado que derivó en pocos minutos en una trifulca. La requisa intervino para poner calma utilizando su método protocolizado de palos para los dos bandos. Cuando se la vieron venir, los dos bandos, reunidos en uno, intentaron frenar la requisa prendiendo fuego a los colchones, que no son ignífugos. La guardia intentó apagar el fuego con mangueras pero la presión del agua no alcanzó y tuvieron que baldear el incendio hasta apagarlo.
Después, la requisa logró establecer su formato a palos. Y mantuvo el criterio de tenerlos a todos de rodillas durante varias horas en el patio. Es la segunda muerte de un interno desde que llegó Alejandro Marambio a la dirección del SPF, en reemplazo de Víctor Hortel. Las denuncias que recogen los investigadores de Procuvin y de organismos de DDHH es que los criterios penitenciarios se endurecieron, “nos roban en las requisas y antes no pasaba”, y denuncian más golpes y malos tratos.
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