La inseguridad está entre nosotros desde hace mucho tiempo. Lastimosamente duele, roba y mata cada vez más. Los sucesivos gobiernos no logran combatirla, ni siquiera atenuarla. Y los opositores la usan descaradamente como campaña, ya sea los que alguna vez estuvieron el poder y tampoco tuvieron éxito en el tema, como los que desde una banca parlamentaria nacional, provincial o municipal, o simplemente desde sus publicidades, sólo despotrican y critican y nada aportan.

No se puede negar que hoy se ven acciones, que uno se pregunta por qué no se hicieron antes. Sobre todo a partir del asesinato del médico Sebastián Prado, hay más controles, más operativos y más decisiones, como aumentar la cantidad de oficinas fiscales y optimizar el servicio judicial, tan flojo de velocidad y eficiencia.

Sí, se están preocupando y ocupando de la inseguridad, desde el Gobierno con diferentes medidas y desde la mayoría de la oposición con cuestionamientos. Y está bien todo lo que se haga, está muy bien. ¿Quién puede reprochar que se busque detener la escalada delictiva?

No obstante, de lo esencial, de lo fundamental, de lo que es clave, poco o nada se habla. Todo es represión y, justo es decirlo, prevención. Y se repite: represión y prevención o prevención y represión. Inevitablemente, esto suele terminar en persecución de pobres, de habitantes de barrios carenciados o de “negros”, para conducir al flagelo más terrible de todas las sociedades, que es la exclusión.

Y ya sabemos lo que la exclusión genera: violencia.

Hay muchas, pero muchas entidades, agrupaciones, organizaciones no gubernamentales, organismos estatales, programas nacionales y provinciales, estudiantes, militantes religiosos, que realizan tareas de contención e inclusión. Y vaya si obtienen buenos resultados. Que se los consulte y se los participe será saludable.

No es novedoso ni hace falta que se pronuncie un experto para decir que el acceso a la salud, la educación, la vivienda, el trabajo y el deporte son fundamentales para el desarrollo de una sociedad menos violenta.
Se sabe que la inseguridad es brava y ataca a todos los sectores pero hay razones sociales esenciales que se deben atender antes de dar paso a la acción de las fuerzas de seguridad, a las medidas preventivas y represivas, a la actuación de la Justicia y, lo que es peor, a la utilización política del tema como foco de campaña para las próximas elecciones.

 

http://www.diariouno.com.ar/mendoza/Sin-inclusion-no-hay-solucion-que-valga-20130926-0064.html