Owen Fiss apenas distingue entre George W. Bush y Barack Obama en relación con Guantánamo. “Obama quería cerrar la prisión y dijo que lo haría, pero a excepción de la tortura, nunca se pronunció sobre las demás prácticas”, dijo en alusión a los derechos elementales que son vulnerados en la cárcel de la base estadounidense en Cuba. Invitado al país por la Universidad de Palermo, el profesor Fiss, especialista de la Universidad de Yale en derecho constitucional y procesal, dialogó con Página/12 sobre la llamada guerra contra el terrorismo y las consecuencias que tiene para Estados Unidos actuar al margen de su Constitución. “Hay prisioneros que acusan al gobierno de no contar con bases legales para su detención”, afirmó. Fiss sostuvo que el actual presidente ha suavizado algunos métodos empleados por su antecesor frente al terrorismo islamista, pero ha reforzado otros. “Obama ha encabezado una política de matar a sospechosos de ser terroristas. Esto ha ocurrido también en la época de Bush, pero los ataques con drones y los asesinatos selectivos han aumentado durante este gobierno”, consideró. La tensión entre el principio de libertad, pilar de la democracia estadounidense, y las condiciones en que son detenidos y encarcelados los prisioneros de Guantánamo terminará afectando a los propios ciudadanos de su país, aseguró Fiss.
–¿Por qué Obama no cerró Guantánamo todavía?
–La respuesta corta es que el Congreso le impidió cerrar Guantánamo. Obama anunció que cerraría la prisión apenas asumió en enero de 2009, pero nunca fue capaz de hacerlo. No está claro cuán duro trabajó para eso. Sin embargo, la pregunta importante es qué significaría este cierre. Guantánamo se convirtió en un símbolo de tortura. La gente llegaba allí por fuera del sistema legal, algo que comenzó en la época de George W. Bush. Los prisioneros de Guantánamo eran interrogados a través de métodos de tortura. Bush estableció comisiones militares y también anunció que mantendría a los reclusos allí sin presentar cargos y sin iniciar procesos judiciales. Entonces, Guantánamo es importante debido a estas prácticas. Obama quería abrir una prisión en Illinois y crear comisiones militares. ¿Cuál es la diferencia de una comisión militar en Illinois o en Guantánamo? Se trata de todo un simbolismo que es difícil de entender.
–¿Por qué la llamada “guerra contra el terrorismo” está planificada por fuera del sistema judicial?
–Los prisioneros de Guantánamo no son juzgados en una corte civil. Guantánamo es parte de una operación militar apoyada por el Departamento de Defensa. Es una prisión controlada por los militares. Los juicios están a cargo de comisiones militares. Es decir, los prisioneros son detenidos y trasladados a Guantánamo, permanecen allí indefinidamente y no se presentan cargos en su contra. Se los priva del derecho al hábeas corpus, propio de la Justicia civil, para comprobar la legalidad de su confinamiento. Algunos de los prisioneros dicen no tener conexión alguna con Al Qaida o los talibán. Se trata de haber estado en Afganistán en cierto momento y ser capturados por sicarios para ser entregados luego a oficiales norteamericanos. Algunos prisioneros, como Sheikh Mohammed, están orgullosos de ser miembros de Al Qaida. Pero hay otros prisioneros que niegan cualquier tipo de complicidad con el terrorismo. Este año, unos 160 prisioneros protagonizaron una huelga de hambre por las condiciones de cautiverio. Pero Obama nunca terminó con esas prácticas.
–¿Cuántas libertades han perdido los estadounidenses desde el 11-S?
–Debemos hacer una distinción. Algunos estadounidenses perdieron su libertad por ser percibidos como terroristas. Algunos fueron capturados en el extranjero, en Afganistán, y otros en Estados Unidos. Son ciudadanos estadounidenses que perdieron su libertad a causa de la guerra contra el terrorismo y que el gobierno considera que son miembros de Al Qaida. Pero la mayoría de los sospechosos de terrorismo son extranjeros que viven en Arabia Saudita, los Balcanes, Afganistán, Pakistán. Pero hay que hacer una diferencia entre las personas que son sospechosas de ser terroristas y las demás personas que no lo son. En mi opinión, la población en general ha perdido algunas de sus libertades en dos puntos principales. Uno es la decisión de la Corte Suprema de defender un estatuto que hace criminal a quien apoya a un grupo designado como terrorista. Entonces, si como ciudadano estadounidense doy dinero al PKK –el Partido de los Trabajadores de Kurdistán– puedo ser procesado por la Justicia. Esta decisión de la Corte Suprema puede perjudicar la participación política. Si digo que el PKK es un partido, corro el riesgo de ser procesado. Una de las libertades afectadas es la de hablar libremente sobre temas políticos. Por otra parte, desde finales de 2001 se institucionalizaron los programas para interceptar llamadas telefónicas entre ciudadanos estadounidenses y cualquier sospechoso de tener una conexión con Al Qaida. Para los periodistas, que pueden tener fuentes que vivan en Arabia Saudita o Egipto, puede haber un riesgo de que sus teléfonos sean intervenidos.
–¿Qué similitudes y qué diferencias hay entre Bush y Obama?
–Hay diferencias entre ambos. Obama ha estado más preocupado por el tema de la tortura. Ha intentado terminar con las prácticas de tortura. Sugirió a la CIA y al Ejército que disminuyan la tortura en el Ejército. En cambio, Bush declaró haber autorizado la aplicación de la técnica del submarino con Sheikh Mohammed, uno de los líderes de Al Qaida y uno de los posibles ideólogos del ataque al World Trade Center (las Torres Gemelas). El resto es muy similar. El uso de comisiones militares, detenciones sin pruebas ni cargos, el espionaje y el tema de la libertad de expresión.
–¿Estados Unidos ganó la guerra contra el terrorismo?
–No lo sé. Creo que la “guerra contra el terrorismo” es un slogan para movilizar a los ciudadanos y al Congreso. Hay una guerra contra Al Qaida que todavía continúa, extendida a los talibán. No creo que la muerte de Osama bin Laden haya terminado con la guerra contra Al Qaida. Sí pienso que la organización es más débil que antes. Pero el terrorismo adquiere nuevas formas, como lo que ocurrió en Kenia hace un par de semanas.
–¿Cuál es el mayor logro de Obama?
–Haber sido electo… No quiero hacer chistes al respecto. Creo que es un hecho trascendente que un país que comenzó con la esclavitud como una de sus instituciones fundacionales haya elegido como presidente a un hombre negro. También creo que sus políticas económicas previnieron que Estados Unidos cayera en una recesión más grande. Cuando él asumió, básicamente reabrió los bancos. Eso fue significativo para la economía. La reforma de salud es un logro increíble, es algo que los estadounidenses necesitaban, que los demócratas siempre han querido. Fuera de eso, no ha sido capaz de lograr demasiado. No sé si es por la oposición o por la falta de liderazgo. No quiero acusar a Obama de ser el único responsable, pero no ha tenido la habilidad para seguir adelante con medidas importantes.
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