El aislamiento prolongado de reos es una clara violación a la convención internacional en contra de la tortura, por lo que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha hecho una petición formal al Departamento de Estado para ingresar a las prisiones de California.
Así lo expuso Juan Méndez, relator especial de la ONU sobre la tortura, al reunirse ayer en la Iglesia Presbiteriana Emmanuel con familiares de presos que aseguran han estado en confinamiento solitario por años.
En entrevista durante su visita de un día a Los Ángeles, Méndez dijo que debido a la huelga de hambre que se registró durante el verano en las prisiones de California, se pidió permiso al gobierno de Estados Unidos para visitar esas prisiones.
Sin embargo, el ingreso a las cárceles está aún pendiente porque el Departamento de Estado, que encabeza John Kerry, no ha respondido a más de tres meses de hecha la solicitud.
«Me sorprendería que abiertamente me prohibieran entrar, como lo han hecho países como Irán, Zimbabue o Bahréin, pero no lo esperaría de países democráticos», indicó Méndez.
El Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR) reconoció que el 8 de julio 12,421 internos de 28 cárceles iniciaron una huelga de hambre, pero activistas y familiares aseguran que fueron más 30 mil.
La huelga de hambre, en protesta por el aislamiento en las celdas SHU (Security Housing Unit), duró dos meses y uno de los reos que participaba murió.
Méndez dijo que al igual que en Guantánamo, en varios estados del país se han registrado casos de confinamiento solitario o aislamiento.
«Los familiares de los presos y organizaciones civiles me han invitado a conversar sobre estos temas, escuchar testimonios y enterarme más de la situación y a ofrecer mis observaciones sobre el tema del confinamiento», mencionó.
El aislamiento en las prisiones, explicó el relator especial de la ONU, se justifica en algunos casos, siempre y cuando sean por periodos breves, de hasta 15 o 20 días.
«El aislamiento prolongado es una violación a los derechos humanos», dijo Méndez, «como mínimo estamos hablando de un trato cruel, inhumano y degradante, pero puede tratarse de un caso de tortura».
Para el relator especial sobre la tortura, lo que ha pasado, no sólo en Estados Unidos, sino también en otros países; es que se ha sustituido el trato violento por un trato supuestamente más sofisticado y sutil.
«Pero de todas manera es un trato que inflige pena, dolor y sufrimiento, que es la definición en derechos humanos de la tortura», recalcó. «La tortura no es sólamente el trato brutal y violento, sino también el trato cruel, inhumano y degradante que tiene consecuencias mentales y psicológicas».
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