El joven falleció tres días después de que funcionarios de la Procuraduría contra la Violencia Institucional constataran que había sido sometido a golpes y malos tratos, y que se le había quitado su medicación psiquiátrica.
Tras la muerte de su hijo, Adriana del Carmen Pereyra solicitó a la DGN patrocinio jurídico gratuito para querellar en la causa 7606/2013, que quedó radicada en el Juzgado Federal de Primera Instancia Nº 1 de Rawson. La solicitud fue aceptada dada la situación de vulnerabilidad en que se encuentra la familia y el Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico de la DGN se presentará como querellante en representación de Adriana del Carmen Pereyra.
“Los hechos investigados podrían contemplar conductas pluriofensivas que no sólo han violentado el derecho a la vida de su hijo, sino que también revelan un supuesto de violencia institucional que afecta la administración de justicia en general, en tanto no podría descartarse la responsabilidad del personal del Servicio Penitenciario Federal, ya sea por comisión u omisión”, señala la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez, en la resolución 130/2014 del 11 de febrero pasado, en la que resuelve representar a la mamá de Cristian Pereyra como querellante.
Respecto a la situación que atravesó el joven Pereyra previo a su fallecimiento, la Dra. Ana Laura López, quien se desempeña en la PROCUVIN, refirió que el 18 de diciembre de 2013 mientras se encontraba alojado en el Pabellón 14 de la Unidad N° 6 Pereyra fue atacado, con la presunta venia de agentes penitenciarios, por varios internos, quienes lo golpearon y le provocaron cortes. Ante ello, ingresó el personal de requisa quienes, no obstante la situación que estaba padeciendo Pereyra, le propinaron nuevos golpes y utilizaron gas pimienta sobre su rostro.
Como resultado de esta riña fue derivado al Pabellón 13 y ubicado en una celda tipo «buzón» como forma de castigo; en este ámbito a Pereyra no solo se lo privó de la atención médica para sus heridas, sino que, también dejaron de suministrarle la medicación psiquiátrica que habitualmente se le proveía.
Ante este cuadro de situación, y como modo de protesta, Pereyra habría provocado un foco ígneo en su celda, logrando la intervención del personal penitenciario, los cuales luego de retirarlo de allí nuevamente lo habrían golpeado y rociado con gas pimienta. Atento la gravedad de la situación se logró su traslado a la Fiscalía Federal de Rawson en donde prestó declaración testimonial por los hechos sufridos y radicó la correspondiente denuncia. Además, el fiscal federal presentó un hábeas corpus a fin de lograr subsanar el agravamiento de sus condiciones de detención. En ese sentido, el magistrado interviniente ordenó que se estableciera en un hospital extramuros su estado de salud y la necesidad de proveer la medicación psiquiátrica. El Servicio Penitenciario Federal no cumplió con la disposición.
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