El jefe de la Policía de Córdoba, Julio César Suárez, dijo el miércoles que en una serie de allanamientos se había logrado desbaratar una “cocina de marihuana” en una casa de barrio San Vicente. Frente a las cámaras de los noticieros, el máximo responsable de la fuerza contó que en el domicilio de calle Pedernera “había una fábrica familiar, con elementos de corte y compactación. De ahí salían distintos productos como champúes y cremas. Una cosa increíble, una crisis increíble”.

Suárez dio detalles de la “fábrica”: “Hay plantación de marihuana. Hay un operativo de corte de la planta. Hay una habitación destinada al secado. Terminan haciendo cremas, shampú y compactando marihuana”.

Por las palabras del jefe policial, y por su tono dramático, se podía pensar en un edificio destinado al cultivo masivo y la producción industrial de este estupefaciente para su posterior comercialización en distintos productos ilegales. Sin embargo, la escala de esa producción –de acuerdo a los elementos allanados por la misma Policía– es curiosamente pequeña para tratarse de un negocio rentable: apenas había tres botellas con sustancias de color verde amarronado, dos en estado líquido y una en estado cremoso.

Se supo que los capitalistas y operarios de esa “fábrica” son Elida Susana Ríos, dueña de casa; su hijo Andrés Ahumada y la novia de éste, María Belén Vega. Los tres fueron detenidos por la Policía. La Comunidad Cannábica de Córdoba repudió las detenciones e informó que Ríos es usuaria terapéutica de cannabis: usa cremas y alcoholaturas de marihuana para calmar sus dolores reumáticos.

La mujer estuvo en Bouwer, pero quedó el libertad ayer y no fue imputada de ningún delito, según confirmó a este diario el fiscal de Lucha contra el Narcotráfico Daniel Sicardi. Ambos jóvenes, sin embargo, quedaron imputados de “tenencia simple de estupefacientes”; aunque la chica quedó el libertad “porque es madre de una nena pequeña”.

Ninguna fábrica. Ayer llovieron críticas por las declaraciones exageradas del jefe de Policía, e incluso la noticia del hallazgo de está “fábrica”, inicialmente difundida en la página web del gobierno de Córdoba, fue eliminada.

Sicardi aclaró que el allanamiento “no fue dispuesto por la Fiscalía de narcotráfico”, sino que el hallazgo ocurrió en el marco de un operativo policial por delitos comunes. “No sé a qué se refería el jefe de Policía, pero ‘fábrica’ no es la expresión que yo utilizaría. Había marihuana disecada y dos plantas en el patio, pero no era tanta cantidad. Y había pocos productos que podrían contender marihuana. Sin dudas que no era una fábrica”, aclaró el fiscal Sicardi.

“Tampoco hay indicios de comercialización de sustancias. Pero como la tenencia de marihuana está prohibida, entendimos que les cabía la imputación por tenencia simple”, explicó. Este delito contempla una pena estipulada de entre uno a seis años de cárcel.

“Libertad al que planta”. Mañana por la tarde, las organizaciones cannábicas de Córdoba –Cogollos y la Comunidad Cannábica son las más reconocidas– realizaran una nueva edición de la “marcha mundial de la marihuana”, manifestación que sorprende por su masividad. Partirán desde la Plaza de la Intendencia, pidiendo la legalización del cultivo y la no judicialización de los consumidores. “Libertad a la planta y al que planta”, es su lema.

Militantes cannábicos explicaron a este diario que los productos de cannabis medicinal –como las cremas y alcoholaturas secuestradas en la casa de San Vicente– sirven para aliviar los dolores de algunas enfermedades, como la artritis que padece Susana Ríos.
La Comunidad Cannábica criticó ayer “el show mediático montado en torno a esta causa, que pretendió solapar los módicos resultados de los 65 allanamientos en el corazón de las cocinas de drogas duras de esta ciudad”. Los allanamientos se realizaron en distintos barrios de la seccional quinta, zona caliente del narcotráfico.

 

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