La Casa Hogar Juana Azurduy, que durante casi cuatro años alojó a mujeres y niños víctimas de violencia, cierra sus puertas por falta de fondos para su funcionamiento.
Desde la comisión directiva de la Asociación Civil Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH La Pampa), entidad que la tenía a su cargo, deslizaron que existiría cierta animosidad política en su contra, razón por la cual se habría retrasado la entrega de los subsidios con los que se hacía frente a gastos de funcionamiento.
Hoy el ambiente en la casa de San Juan al 300 es desolador: la que era el almacén de alimentos está vacío, el comedor en silencio, la sala de estar y juegos está ahora amueblada sólo con un viejo sillón blanco, los dormitorios desarmados y el patio, que alguna vez tuvo vida con los niños y mamás jugando, luce húmedo y con paredes descascaradas. Incluso la placa del frente, que recordaba la fecha de fundación, fue retirada.
Desde octubre de 2011 pasaron por la casa unas 40 mujeres con distintos problemas personales, todas víctimas de malos tratos -generalmente por familiares cercanos-, entre las que se recuerda a las protagonistas de dos de los casos de mayor resonancia en los últimos años: Romina Ragonese y Dalma Murazzano, con asesinatos de por medio.
Como muchas de ellas eran madres, el Hogar también alojó a sus hijos, por lo que se calcula que alrededor de 75 niños vivieron en el lugar en los últimos tres años.
Ahora vive sólo una jovencita: Lucy, de 20 años, que llegó derivada de Toay con una historia personal muy cruda. Y hasta hace poco más de 20 días estuvo Romina Ragonese, que ante el inminente cierre, se asentó en Buenos Aires con familiares.
Subsidio.
«Nos hicieron un vacío económico», aseguró el presidente de la APDH local, Mario Canoba al justificar el cierre de la Juana Azurduy.
Según el dirigente, el Hogar funcionó sin problemas mientras Gustavo Fernández Mendía estuvo al frente del Ministerio de Bienestar Social, pero en septiembre del año pasado, cuando el por entonces candidato renunció por la campaña proselitista -previo a los comicios en los que fue electo diputado nacional-, comenzaron los atrasos en el subsidio que mensualmente recibía la APDH.
Se trataba de una suma de entre 25.000 y 50.000 pesos con la que se abonaba un alquiler -que este año ascendió a $9.000-, se compraba comida, ropa y se pagaba a operadoras y profesionales del equipo técnico.
Según Canoba, tras la ida de Fernández Mendía siguieron dos meses de indefinición y movimientos en las segundas líneas del Ministerio, hasta que Jorge designó a Raúl Ortiz al frente. Para ese entonces, se fueron acumulado deudas por los meses de subsidios no percibidos.
Cabe aclarar que entre Canoba y Fernández Mendía había buen feeling personal; y también político. No así con la actual dirección y segundas líneas del Ministerio.
Mientras tanto las deudas se fueron acumulando: al día de hoy se deben seis meses del alquiler de la casa y hasta se llegó a sufrir el corte de suministro de gas. El personal dejó de percibir el sueldo en tiempo y en diciembre directamente ya no cobró. Creció el descontento entre las operadoras y el trabajo en la casa se fue resintiendo por la acumulación de horarios y tareas ante cada baja.
También llovieron las críticas por el uso de los subsidios -que llegaban tanto del Estado provincial como de diputados- supuestamente con fines ajenos a la Casa. Canoba, no obstante, argumenta que el convenio firmado con el gobierno es con la APDH y no con la Juana Azurduy, por lo que el dinero no tenía como destino definido el hogar de contención. «Tenemos muchas otras actividades», sostuvo. Además se quejó por la falta de apoyo desde otros sectores. «Sin el subsidio del Estado, no podemos funcionar», dijo.
Con el personal movilizado y duras críticas a Mario Canoba (ver aparte); y fundamentalmente ante la falta de fondos, la conducción de la APDH La Pampa decidió cerrar el Hogar, lo que se concretaría oficialmente en lo próximos días. En la práctica, la casa de contención y acompañamiento ya no funciona como tal.
En el lugar, acompañan a Lucy sólo algunos dirigentes de la APDH. Según dicen, lo hacen a título personal, sin cobrar y por compromiso militante.
Laboral.
En la casa Juana Azurduy trabajaban entre 5 y 8 operadoras y un equipo técnico compuesto por una asistente social, una psicóloga y una abogada.
Algunas de ellas hicieron pública la última semana una dura carta en la que denuncian haber sido víctimas de «violencia laboral». Entre lo más destacado, remarcan cierta presión sufrida para mantener la fuente laboral, trabajo sin el pago correspondiente, atrasos al momento del cobro y una deuda correspondiente a los meses entre diciembre y febrero (ver aparte).
Mario Canoba, en tanto, le reconoció a LA ARENA la informalidad en el encuadre de las operadoras aunque aclaró: «Creamos la idea de un voluntariado bajo la idea de la economía solidaria». Y agregó: «Las incluimos como trabajo solidario y voluntario pero con un reconocimiento económico. Era un trabajo acordado de palabra. Ellas llegaron desocupadas, creímos que era una salida económica para su sostén».
En relación al equipo técnico, explicó que las tres profesionales eran monotributistas y «hasta ahí llegaba el encuadre legal». Con ellas reconoció una deuda algo menor a la exigida. «Creo que de un mes, me parece», sostuvo.
Según adelantó el dirigente, la Provincia rescindirá el contrato y con ello se saldará la deuda con las trabajadoras.
Cierre.
Según Mario Canoba, «hay algo raro, hay algo político», detrás del corte del subsidio, pero evitó personalizar la denuncia. «Les duele que hayamos creado una casa como esta. El Estado no había creado algo así, vinimos nosotros y lo hicimos», sostuvo. Reconoció asimismo estar «pagando un costo político y mediático muy grande». «El resultado ha sido bueno. Pero lamentablemente hoy cerramos y no hay otro lugar como este», completó.
Pese al reconocimiento inicial al trabajo que se hacía en la casa Juana Azurduy y las personalidades que dieron su apoyo, el soporte económico no apareció en los últimos ocho meses.
El Estado, que a través del Ministerio de Bienestar Social en el último tiempo expresó públicamente sus diferencias sobre el manejo de la Casa, terminó cortando la subvención.
Asamblea y cambios
En los próximos días la APDH-La Pampa llamará a asamblea para definir nuevas autoridades y cambiar la denominación, paso con el que cortará todo lazo con la institución madre, la APDH nacional. En rigor, hace tiempo que había divergencia de criterios entre ambas entidades y por eso desde Buenos Aires y se había exigido un cambio de denominación. Mario Canoba especuló con el mes de julio como fecha posible de la asamblea. Y anticipó que dará un paso al costado y se apartará de la conducción.
«Carta Abierta» con una denuncia
Un grupo de operadoras y parte del equipo técnico que trabajó en la Casa Juana Azurduy, entregó a los diputados provinciales y a algunos funcionario del Poder Ejecutivo una «Carta Abierta» en la exponen su postura con respecto a los últimos meses del hogar de contención.
En lo fundamental, el texto busca poner en estado público la deuda que la APDH tendría con ellas, según dicen, de tres meses (de diciembre a febrero) «sin conseguir que Canoba se haga responsable de la situación», al tiempo que remarcan el esfuerzo personal -e infructuoso- realizado para mantener la fuente laboral.
En la carta, parte del personal que integró la casa Juana Azurduy cargan su críticas puntualmente contra Canoba, a quien acusan de ejercer contra ellas y contra las mujeres allí alojadas violencia laboral, económica y psicológica.
Entre otras cosas, hablan de «despotismo»: «Dentro del hogar, cualquier forma de pensamiento diferente al de Mario Canoba y/o de los demás integrantes de la APDH La Pampa era motivo para quedar afuera del equipo de trabajo».
Otro de los párrafos fuertes de la carta: «Sabemos que la APDH La Pampa recibió durante el año pasado fondos de muchas instituciones y diputados con destino al Hogar Juana Azurduy, y lamentamos que dichos fondos hayan quedado en el camino -o destinados a otros fines- porque mientras ello sucedía, en el hogar faltaban alimentos, artículos de limpieza, no se reparaban los muebles ni las aberturas».
http://laarena.com.ar/la_ciudad-cierra_sus_puertas_un_hogar_para_mujeres-116311-115.html