Publicado el 23/06/2014 – Más de un centenar de presos del Penal Federal de Colonia Pinto tendrían en su poder un celular para comunicarse libremente con el exteriores, algo prohibido por las leyes y que de acuerdo con las fuentes consultadas, se daría sólo en Santiago. La situación nació como una necesidad ante la falta de cabinas públicas, pero se convirtió en un hecho generalizado aún cuando se solucionó la falta de teléfono fijo para uso de los internos.
El uso de teléfonos celulares en cárceles por parte de los prisioneros es una actividad ilícita, por lo cual la tenencia de dichos aparatos faculta a las autoridades a castigar al recluso a quien se le encuentre uno.
Son muchos los peligros que conlleva el uso de aparato celular en los presos: secuestros extorsivos, amenazas y la continuidad del control de la actividad delictiva son sólo algunos de los riesgos que acarrea el favorecimiento de tener un celular las 24 horas.
A pesar de estar prohibida su tenencia, en la Unidad Federal 35 de Colonia Pinto una gran cantidad de reclusos contarían con un aparato propio, con la aceptación de las autoridades carcelarias quienes habrían favorecido el ingreso de los mismos, según informaron diferentes fuentes consultadas por EL LIBERAL.
Voceros reconocieron que “al principio se autorizó los celulares a los presos por cuestiones de falta de comunicación ya que al momento de la habilitación de la cárcel no se contaba con líneas telefónicas”. Pero admitieron que “hoy se desconoce porqué aún cuentan con celulares ya que el problema de comunicación fue solucionado y los pabellones tienen teléfonos públicos”, afirmó.
Sin embargo, la mayoría de los reos tendría un celular con autorización de las autoridades, según señalaron familiares de los reclusos.
Fuentes judiciales dijeron que la tenencia de los mismos por parte de los presos “no está permitida” y que desconocían que los reos pudieran tan fácilmente tener acceso a ellos.
Preocupación
Las fuentes también expresaron su preocupación en cuanto al uso de la telefonía celular en el penal en especial por la imposibilidad de controlarlo y teniendo en cuenta que gran parte de los allí detenidos son por cuestiones relacionadas al narcotráfico, está el riesgo de que pudieran seguir manejando el negocio de la droga puertas adentro de la prisión con la facilidad que le genera poseer celulares en su poder durante todo el día sin ningún tipo de límites ni control.
Apuntaron que si bien dejarían registrado el aparato celular y su número, es sabido que la gran mayoría de los reclusos cuentan con varios chips que ingresan evadiendo los controles por lo que la supervisión de los celulares es prácticamente inexistente. l
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