MÉXICO — Organizaciones y activistas defensores de derechos humanos y del migrante en México, Honduras y El Salvador solicitaron al gobierno estadounidense reconocer el peligro al que arrojarían a los niños migrantes al repatriarlos a sus sitios de origen, donde la violencia es el pan de cada día, además de que violaría tratados internacionales a los que se ha comprometido.
“Le pedimos al gobierno de Estados Unidos que no tenga un discurso de doble moral en los derechos humanos internacionales”, dijo en entrevista telefónica Luis Alberto López, secretario del Comité de Familiares y Desaparecidos de El Salvador sobre las deportaciones “fast track” o por la vía rápida que pretende el gobierno de Barak Obama.
La organización encontró recientemente en Texas a una niña que era buscada por la abuela desde El Salvador.
“Había emigrado porque unos pandilleros amenazaron con violarla si no se unía a ellos y, después de varios meses de búsqueda, la encontramos en Texas. No queremos que regrese porque volvería a intentar huir y a enfrentarse a la violencia en México: ellos prefieren morir en el camino que en manos de las pandillas”, dijo López.
Josué Rivera, ex cónsul de Honduras en México, alertó en conferencia con este diario que las deportaciones “fast track”, además de colocar a los menores en una abierta “revictimización”, violaría convenios como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Universal de los Derechos de los Niños.
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Menores centroamericanos no solo miran hacia el norte
“Si un menor ya está en EEUU y es tomado por las autoridades se tiene que verificar si los padres viven ahí y poner al menor con un guardian que pueda servir como custodia en lo que comienza el proceso de reunificación familiar”, explicó Rivera. “El que existan estos instrumentos no es una invitación abierta para que los padres manden a sus hijos, pero si ya están en Estados Unidos tienen que atenderse: son derechos universales”.
Desde México, el sacerdote Alejandro Solalinde, fundador del albergue Nuestros Hermanos en el Camino en Ixtepec, Oaxaca (frontera con Guatemala) advirtió que regresar a los niños al sur significa condenarlos a la violencia en México.
“Los niños ya saben el camino y van a a regresar una y otra vez aunque cierren las fronteras”.
En conferencia de prensa, el canciller mexicano José Antonio Meade comentó que la obligación “central” de los países en la región “es proveer primero por la seguridad (de los menores), luego por su proceso de reunificación familiar, y por su retorno y rescate asistidos de la mejor manera posible y en estrecha coordinación con los gobiernos centroamericanos”.
Meade informó que México instruyó a su red consular en Estados Unidos para que contacte a sus contrapartes centroamericanas para compartir experiencias y herramientas para apoyar en la problemática que padecen más de 50,000 niños que viajaron solos y se encuentran en EEUU.
“Apoyamos desde el intercambio de prácticas hasta identificar, si fuera necesario, con infraestructura o con personal”, dijo.
México se concentra ahora en crear nuevos espacios para los niños que tienen más de 13 años, que ahora son atendidos en un esquema mixto donde participan la entidad para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), albergues que han sido rebasados en número y el sector privado.
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