Zaffaroni explicó que, con el espíritu del radicalismo, “se estableció en la Constitución Nacional, los dos tercios de votos en el Senado; esto es una directiva que dice: pónganse de acuerdo y negocien para elegir el mejor”. En este sentido, agregó, “los dos tercios son para elegir el mejor; no para obstaculizar la elección de nadie”.
“Institucionalmente es irresponsable” decir que no se puede elegir un candidato hasta el próximo gobierno, dijo Zaffaroni. Y reafirmó que “lo que sale de la Constitucion, es que discutan y elijan el mejor. No que no elijan”.
En relación a las tareas que desarrollará a partir de su desvinculación de la Corte Suprema, el juez dijo que retomará “las actividades académicas, algo que había disminuido en intensidad”. Y agregó que “tiene otras actividades y proyectos”.
“No entra en mis proyectos hacer trabajo legislativo. Creo que fue San Martín, el padre de la Patria, el que dijo que lo habían hecho candidato a todo, solo le faltaba obispo. A lo largo de todos estos años me hicieron candidato de muchas cosas, pero todas fueron falsas y quedó demostrado”, agregó.
Por otra parte, Zaffaroni “dijo que pensó que iba a estar menos tiempo en la Corte; como máximo cinco años. Pero después las circunstancias se dieron de forma tal que me quedé once años. Es la primera vez en mi vida que estoy ese tiempo en una función”.
Con relación a la cantidad de miembros que debería tener la Corte Suprema, Zaffaroni respondió: “Si se refiere a la viabilidad política en este momento, no tengo respuesta. Si estamos pensando en algo ideal, creo que la Corte tendría que tener once, trece o quince ministros”.
“Habría que dividirla en salas, porque la Corte conoce dos clases de causas: unas que son las previstas en la Constitución y en la ley 48, que son las de inconstitucionalidad normativa. La otra es una actividad que comenzó como excepcional, en 1904, cuando la Corte decidió revisar una sentencia por la arbitrariedad de su contenido”.
“Esta segunda forma, que no está prevista en la Constitución ni en la ley 48, era excepcional en 1904 y hoy se convirtió en lo normal. Las miles de causas que tenemos son por arbitrariedad de sentencia, que es casación. Es revisar interpretación de la ley, y unificar la tarea de armonizar jurisprudencia”.
“Y esto lo tienen que hacer especialistas en cada materia. Una corte de cinco, o siete, está integrada por gente que sabe derecho, pero sabe alguna materia; no todo el derecho. En consecuencia, creo que tiene que haber una corte numerosa; dividida en salas. Lo digo por razones técnicas, al margen de la coyuntura”, concluyó Zaffaroni.
Sobre la reforma del Código Procesal Penal, Zaffaroni afirmó: “No soy procesalista, soy penalista, pero en general digo que si se marcha hacia un acusatorio, es positivo. El proceso acusatorio siempre es el proceso con mayores garantías. De todas formas creo que, para mayores detalles de técnica procesal, hay que consultar a otra gente”.
El juez se refirió a los puntos más cuestionados del proyecto: “Sobre la cuestión de extranjería, es decir de establecer la pena de extrañamiento para extranjeros que cometen delitos leves, esto está previsto; lo previmos en el anteproyecto del código penal”.
Es decir, “cambiar parte de la pena. por una pena de extrañamiento, siempre que sea en delitos leves, o cuando quede un resto de una condena mas grave. El tema es que esto tiene que estar en el código penal, no en el código procesal penal. Por eso creo que la discusión va por otro lado”.
En cuanto a la conmoción pública, Zaffaroni respondió: “La palabra me suena muy mal. La prisión preventiva es una medida que tiene que ser excepcional, y tiene que funcionar cuando hay riesgo de fuga de la persona, o bien cuando, en la libertad, puede dificultar la investigación del hecho. Fuera de esos casos la prisión preventiva no debe funcionar”.
“Conmoción publica significa dejar la prisión preventiva librada a lo que quiera hacer la televisión. Esto es inadmisible. La alarma social es algo que provocan los medios masivos y el código tiene que haber pautas objetivas”.
Y agregó que “este es el resultado de un fenómeno mundial: los medios de comunicación, fundamentalmente la televisión, son grupos concentrados en todo el mundo. Y forman parte de los intereses del capital financiero internacional”.
“Son grandes conglomerados, con mucho dinero, que naturalmente tienen sus intereses coincidentes con el poder financiero internacional. Y ese poder está jugado por una sociedad excluyente; una sociedad que tiene el 30 por ciento incluido, y el 70 excluido. El 30 por ciento tiene que controlar al resto, y una manera es ocultar los otros riesgos que tenemos en la vida: Y una manera es concentrar todos esos peligros en los adolescentes de barrio precario”.
Después vienen los efectos de esto: “Hay algunos que se alinean con este discurso por temor, por miedo. Los políticos quieren votos, y enfrentarse con los medios no le gusta a nadie. También hay jueces aterrorizados frente a eso. Se los estigmatiza, se los amenaza. Y después hay inescrupulosos que se suman, y hay otros que coinciden con ese interés”.
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