La Corte Suprema de Estados Unidos avaló el uso de inyecciones letales con midazolam, un controvertido sedante que supuestamente deja insconsciente al condenado a muerte, pero que en tres ejecuciones recientes provocó un sufrimiento prolongado a los presos antes de morir. Con cinco votos a favor y cuatro en contra, los jueces del Tribunal Supremo estadounidense consideraron que el sedante midazolam puede ser utilizado en ejecuciones sin que esto suponga una violación de la prohibición constitucional de aplicar “castigos crueles o inusuales”.
El sedante había sido utilizado en 2014 en ejecuciones en Arizona, Ohio y Oklahoma. Cuatro presos condenados a muerte en Oklahoma habían presentado una demanda contra el uso de ese sedante, después de que en abril de 2014 el condenado Clayton Lockett tardara más de 43 minutos en morir.
Lockett se despertó durante la ejecución y comenzó a moverse y hablar después de que un médico tuviera dificultades para insertarle una aguja para administrar las otras dos drogas que le causaron la muerte.
Los abogados de los condenados argumentaron que hubo otras ejecuciones fallidas con la misma droga en Ohio y Arizona. Estas ejecuciones renovaron el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos, permitida en 31 de los 50 estados. La pena de muerte está abolida en 19 estados y el Distrito de Columbia.
Los defensores de los tres condenados a la pena de muerte –Richard Glossip, John Grant y Benjamin Cole– compararon las ejecuciones en las que se siente dolor con métodos bárbaros como ser quemado en una hoguera.
Charles Warner, el cuarto preso que había presentado la demanda, fue ejecutado en enero en Oklahoma, una semana antes de que el Tribunal Supremo suspendiera temporalmente las ejecuciones en ese estado hasta revisar la legalidad de uso de midazolam en las inyecciones letales.
Los defensores del método de ejecución, como el estado de Oklahoma, sostienen que el midazolam deja inconscientes a los presos e incapaces de sentir dolor, y consideran que este caso no era más que un ataque contra la pena de muerte en sí.
El Tribunal Supremo sostuvo que los demandantes no lograron probar que este sedante plantea un mayor riesgo considerable de dolor comparado con otras drogas utilizadas con el mismo propósito en las ejecuciones.
El juez Samuel Alito recordó que se utilizó midazolam en otras doce ejecuciones sin problemas. El fallo demostró que la Corte se encuentra dividida sobre la constitucionalidad de la pena de muerte.
La jueza Sonia Sotomayor se mostró en contra de utilizar esta droga en las ejecuciones, ya que “deja a los demandantes expuestos a lo que podría ser el equivalente químico a ser quemado en la hoguera”. Y el juez Stephen Breyer dijo que es hora de que el Tribunal debata si la pena de muerte es constitucional o no.
Con esta decisión, el Tribunal Supremo dio luz verde a que se ejecute a los tres presos que presentaron la demanda.
El midazolam, una benzodiazepina, fue utilizado por primera vez en una ejecución en Oklahoma el año pasado después de que se volviera difícil conseguir otras dos drogas usadas para sedar debido a un embargo por parte de la Unión Europea (UE) y que otras empresas farmacéuticas se negaran a suministrar otras drogas para las ejecuciones.
Estados Unidos es actualmente el único país del continente americano donde se llevan a cabo ejecuciones, aunque en varios estados de la región están previstas en sus legislaciones.
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