Unos 431 millones de personas en el mundo se vieron directamente afectadas el año pasado por algún tipo de ataque cibernético con «componente criminal directo», explicó hoy el director del Instituto de la ONU para la Formación y la Investigación (UNITAR), Carlos Lopes.

El director de UNITAR defendió la necesidad de buscar «una solución global» al cibercrimen y establecer un marco común de seguridad.

Lopes participó en un panel de alto nivel sobre el Programa de Ciberseguridad y Cibercrimen, que hoy reunió en Ginebra a diplomáticos y representantes de agencias de las Naciones Unidas y empresas de seguridad en la red.

El secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), Hamadoun Touré, que también participó en el debate, coincidió en proponer «un acuerdo común» en el que participen tanto representantes del sector privado como todos los países, «ya que, si uno se queda fuera, el ciberdelincuente puede trabajar desde ahí».

En 2011 empresas e instituciones de todo el mundo gastaron unos 338.000 millones de dólares (259.000 millones de euros) en combatir este tipo de ataques, dos tercios de los cuales fueron delitos de fraude económico o «spam».

El secretario del departamento de Nuevos Retos y Amenazas del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Ernest Chernukhin, apuntó que el cibercrimen tuvo en 2011 un rendimiento financiero estimado en 12.500 millones de dólares (9.562 millones de euros).

Lopes aseguró que durante los últimos años los ataques cibernéticos están experimentando «un crecimiento exponencial», especialmente en el caso de acciones contra centros de inteligencia, que antes eran menos vulnerables por contar con sistemas de seguridad más sofisticados que el resto.

«Los países emergentes han desarrollado mucha tecnología, también Rusia está empleando ahora todo lo que se desarrolló en la época soviética», agregó, al tiempo que recordó que el pasado año gran parte de los ataques cibernéticos procedió de países emergentes como India, China o Brasil.

Asimismo, indicó que los países emergentes «se están especializando en diferentes tipos de cibercrimen»: mientras los perpetrados desde Brasil están «muy especializados» en ataques a instituciones publicas, en Nigeria se enfocan a personas individuales y en China al espionaje industrial.

El representante de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen (UNODC), John Sandage, aseguró que una de las prioridades es ayudar a los países emergentes en materia de seguridad cibernética para evitar futuros ataques.

Explicó que el número de servidores seguros ha aumentado notablemente en los últimos años en los países industrializados, no tanto así en los emergentes, donde, opinó, «necesitan ayuda para afrontar el cibercrimen».

«La conectividad inalámbrica en África crece un 1.000 % cada año; con esto aparecen riesgos muy diferentes a los de hace años y todavía no existen sistemas de seguridad apropiados», lamentó Lopes.

Entre los países «peor preparados» para afrontar los ataques cibernéticos están, según un estudio elaborado por McAfee, México, Brasil, India y Rumanía.

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