El fiscal de Derechos Humanos pidió que se condene a 10 años de prisión a los cuatro policías acusados de hacer caso omiso a los pedidos de auxilio de Greco mientras se incineraba en una celda. El juicio se reanudará este martes.

En el marco del juicio oral que se sustancia por la muerte del artesano cordobés, Juan Ángel Greco, ocurrida hace 21 años, el fiscal de Derechos Humanos y único querellante, Daniel Turraca, pidió la pena de 10 años de prisión para los cuatro policías acusados de hacer caso omiso a los pedidos de auxilio de Greco mientras éste último se incineraba en una celda de la comisaría de Puerto Vilelas. El juicio se reanudará este martes.

El caso Greco está en su último tramo. Este jueves, Turraca realizó su alegato ante el tribunal constituido por los jueces Zulma Graciela Chavarría de Ise, Elda Torresagasti y Víctor Emilio del Río. Posteriormente lo hicieron los abogados defensores de dos de los imputados, mientras que el miércoles abrió la ronda el fiscal de Cámara, Jorge Gómez.

Según pudo saber CHACO DIA POR DIA, Turraca hizo una reseña pormenorizada de los hechos y remarcó que los policías dejaron que Greco se incinere aquella madrugada del 25 de junio de 1990. Además cuestionó en duros términos la detención de Greco a la que calificó de ilegal.

“Los imputados hicieron caso omiso al pedido de auxilio del detenido Greco, al producirse un incendio en la celda en la que se encontraba alojado, acudiendo al rescate luego de más de media hora, situación que le produjo al nombrado quemaduras en gran parte de su superficie corporal, que días más tarde le produjeron la muerte en el Hospital Julio C. Perrando”, sostuvo Turraca en su alegato.

El fiscal añadió en este sentido que “en relación a la víctima, (los policías) tenían la obligación especial de cuidado y asistencia y si éste pedía auxilio debieron verificar qué le estaba sucediendo pero en forma inmediata y no luego de mas de media hora mientras la víctima era consumida por el fuego que le produjo quemaduras en un 70 % de su integridad física”.

Para respaldar su postura, Turraca recordó las declaraciones realizadas por el bombero, Victor Cabrera ante el tribunal. “Se percibe rápidamente el olor (de la celda incendiándose); y en un lugar cerrado se percibe más rápido”, dijo el uniformado, a lo que Turraca amplió: “Esto máxime que por la fecha: era época de frío y evidentemente los lugares permanecen cerrados por lo que más rápidamente se siente el olor a quemado”.

Media hora/Dos minutos.

Turraca añadió lo señalado por quien estuvo detenido junto a Greco aquella noche, Ramón Antonio Durán. Durán, de quien hace cuatro años se desconoce su paradero, aseguró en la etapa de instrucción que pasó entre media y una hora desde que comenzó a ver humo en la celda de Greco hasta el momento en que lo pusieron a resguardo. En este marco, el fiscal también refutó la versión oficial que señala que el artesano fue socorrido en sólo “dos minutos”.

“Esta fiscalía tiene por acreditado que de ninguna manera en esos dos minutos que está consignado en el libro (de guardia de la comisaría), pudo desarrollarse los hechos como está consignado», señaló. «La omisión de cumplimiento de los deberes de los funcionarios que llevaron adelante significó que Greco se haya quemado en gran parte de su cuerpo”, añadió Turraca.

Y relató: “Greco ingresó al calabozo -detenido del destacamento 500 viviendas- a las 0.45 y desde ese preciso momento reinicia su reclamo ante la detención ilegal sufrida. Entre las 0.45 y las 1.30 han transcurridos el tiempo que el detenido Durán manifestó que fue entre media y una hora había humo en la celda. Cuarenta y cinco minutos pasó, tiempo suficiente para representarse el riesgo y su probable resultado. (Lesiones por quemadura y posterior muerte del detenido.)”

“Los encartados actuaron con dolo, conocían y quisieron el peligro que corría la víctima en la situación en concreto abandonándolo a su suerte, sin prestarle mínimamente la atención, atento a los numerosos reclamos de la víctima. Voluntariamente se sustrajeron al deber de asistencia, desinteresándose completamente de lo que le podía estar sucediendo cuando Greco solicitaba auxilio con gritos y golpes en la puerta de su celda. Su muerte se produce como consecuencia del abandono que voluntariamente realizaron los encartados respecto al mismo”, aseveró.

Carteles.

Párrafo aparte le dedicó a la lamentable situación que tuvo que afrontar Greco en el hospital (considerada como «perversa» por parte de Turraca), en donde además de estar esposado y con custodia policial permanente, tenía al pie de su cama un cartel que daba cuenta de una supuesta enfermedad infecto contagiosa (de la que se sabía muy poco por esos días) y que en realidad no tenía. Justamente por esto ninguno de los médicos ni enfermeros quería acercarsele, de hecho su concubina, Bibiana D´Alfeo era la única que le realizaba las curaciones.

«Difundieron deliberadamente entre el personal policial que Greco era portador de Sida», reseñó Turraca y añadió que uno de los policías reconoció que cinco días después de la detención y aún estando el artesano con vida, a los oficiales que lo detuvieron se les realizó un test de HIV. Dio negativo, en todos los casos.

El fiscal finalizó su alegato al señalar que “por las pruebas reunidas cabe asegurar con certeza la responsabilidad penal enunciada de los imputados en el evento debiendo ser condenados a la máxima pena de diez años de prisión, de cumplimiento efectivo, en concurso ideal e incumplimiento de los deberes de Funcionarios Públicos”.

El caso.

Cabe recordar que el juicio por la muerte de Greco se inició el 23 de agosto último. Está caratulado como abandono de persona seguida de muerte y están imputados los policías Juan Carlos Escobar, Adolfo Eduardo Valdez, Julio Ramón Obregón y Ramón Antonio Brunet (quienes estaban en la guardia de la comisaría cuando se calcinó Greco).

La tragedia del artesano nacido en localidad cordobesa de La Falda comenzó la noche del 25 de junio de 1990 en el centro comercial del barrio 500 viviendas, en Barranqueras. Allí, mientras Greco se encontraba tomando una cerveza con un amigo, un guardia del local le exigió a ambos que se fueran. Por razones que se desconocen, se originó una pelea que terminó con Greco golpeado en el brazo izquierdo.

Posteriormente fue trasladado a Vilelas. Las versiones sobre lo que ocurrió allí difieren. En su presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Estado chaqueña señala que Greco prendió fuego un colchón y que rápidamente fue atendido y su integridad física resguardada por la guardia policial. Los familiares, en cambio, sugieren que fue la policía quién inició el incendio y que tardaron mucho tiempo en socorrerlo, lo que le provocó heridas mortales. Esta acción se sucedió previa a una brutal golpiza, según indicaron. Hay una tercera versión dada por Eugenio “Poncho” Soto, amigo de Greco, quien señaló que el artesano le confesó que él mismo inició el fuego pero que la policía “dejó que se queme”.

Terapia y muerte.

Juan estuvo varios días en terapia intensiva, sedado, esposado y con custodia policial. Su mujer, Bibiana D’Alfeo, lo acompañó desde el comienzo de la internación en el Hospital Perrando. Durante su estadía, tuvo mejorías en su salud. De hecho pasó de terapia intensiva a una sala intermedia. El 4 de julio, su concubina se retiró unas horas del Hospital para ir a su casa a ducharse, ya que Greco se encontraba mejor. En ese interín, el artesano murió de un paro cardiorrespiratorio, según se informó oficialmente.

La causa sobre su muerte se archivó al poco tiempo. Debido a las irregularidades en el trámite judicial, la madre de Greco se presentó en 2001 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidiendo una investigación seria sobre lo ocurrido. La CIDH admitió el caso lo que forzó al Estado chaqueño a reabrir la causa. En octubre de 2003 el Chaco reconoció que no investigó el caso como debía y se acordó finalmente la reapertura de las actuaciones y un resarcimiento económico a los deudos.

Fuente: http://www.chacodiapordia.com/noticia.php?n=62952