Una puerta hacia el debate de la revisión de la política antinarcóticos y a la legalización de las drogas, podría abrirse en el continente americano. Las palabras del secretario de Estado adjunto para Asuntos Públicos de Estados Unidos, Mike Hammer, sonaron con fuerza: «Estamos dispuestos a discutir el tema para expresar nuestra opinión de por qué no es la manera de enfrentar el problema».
El eco de sus palabras fueron aprovechadas de manera inmediata por el presidente Juan Manuel Santos: «Me parece muy importante la posición de EE.UU. a abrirse a discutir el tema de las drogas. Es algo que hay que valorar y encauzar de forma positiva para que esa discusión pueda aportarle al mundo una mejor solución, si es que la encontramos, al terrible tema del narcotráfico», dijo el mandatario este viernes en diálogo con la W Radio.
Sin embargo, los motivos por los que la Cumbre de las Américas podría ser el escenario perfecto para plantear el debate no son estos únicamente. Son más. El hecho de que Santos, presidente anfitrión, quiera cargar la bandera del debate de la legalización; de que México no soporte más la guerra abierta que padece por cuenta del narcotráfico; de que sean varios los presidentes los que respalden esta iniciativa; y que la actual política antidrogas haya sido tildada de fracaso por múltiples expertos, generan un ambiente propicio para que América hable de drogas.
Entonces, y más allá de estos ingredientes ¿cuáles son los verdaderos motivos para iniciar el diálogo?
Productores y consumidores en la misma mesa
«Abrir el tema ya es perder para los prohibicionistas», le dijo a Semana.com Francisco Thoumi, investigador experto en economía política de las drogas y el delito, y director del Informe Mundial de Drogas de Naciones Unidas en el año 2000.
«Abrir el debate ya es importante, sin embargo eso no va a resolver los problemas de Colombia. El país debe explicar por qué su violencia es tan alta. En la discusión se deben ver que políticas se pueden mejorar, discutir seriamente los fundamentos del régimen de las drogas y no centrarse en las consecuencias y en la violencia que se padece», explica.
Según el experto, las drogas no generaron violencia siempre, y en los casos de México y Colombia la violencia empezó con el narcoterrorismo, entonces hay que explicar ¿por qué cuando hay grandes ganancias nos matamos mientras eso no ocurre o ha ocurrido en muchos otros países que tienen o han tenido narcotráfico?
El último informe, y el más importante, sobre el comportamiento de las drogas en el mundo presentado en septiembre del 2011 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estima que en todo el mundo unos 210 millones de personas (es decir, el 4,8% de la población de 15 a 64 años de edad) consumieron sustancias ilícitas, como mínimo, una vez durante el 2011. Y que como consecuencia directa de su utilización, mueren anualmente unas 200.000 personas.
A pesar de que se trata de un problema global, los principales consumidores y productores de cocaína se encuentran en el mismo continente y se sentarán en la misma mesa durante la cumbre de abril. Según la Oficina en Colombia de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Colombia, Perú y Bolivia son los principales productores de coca del mundo, con un total de 150.000 hectáreas cultivadas entre los tres.
Por otra parte, el principal consumidor son los Estados Unidos, que aunque han experimentado notables descensos en los últimos años, siguen siendo el mercado de cocaína más grande del mundo, con 157 toneladas anuales, equivalente al 36% del consumo mundial. Más de lo que se consume en toda Europa, donde se estima que se alcanzan las 123 toneladas.
«El debate es un primer acto de desobediencia por parte de los países productores hacia los Estados Unidos, de exponer por qué la legalización es necesaria y hablar del fracaso de lo que llaman la guerra frontal contra la droga y que lleva 50 años», dice Antonio Caballero, escritor y periodista quién ha investigado en profundidad este tema.
“El debate también se debe abordar desde el punto de vista económico porque, debido a la prohibición, han entrado muchas divisas a México y Colombia, corrompiendo los países. La suma algebraica de las dos cosas es negativa: desde el dinero, porque corrompe todos los precios; desde el fútbol hasta la finca raíz; y desde la violencia, porque financia todas las guerras», concluye Caballero.
Los muertos los pone América
Durante el referendo en California sobre la legalización de la marihuana, el presidente Juan Manuel Santos aseguró que las políticas antidrogas globales deberían reformularse y advertía que los países productores no pueden ser los que sigan «poniendo los muertos».
Aunque resulta muy difícil cuantificar los asesinatos y las víctimas causadas por los carteles de la droga, la Procuraduría General de México informó en 2011 que en ese país se han presentado 47.515 muertes vinculadas con las drogas, desde diciembre de 2006 hasta septiembre de 2011, periodo en el que el presidente Calderón lanzó una ofensiva militar contra el narcotráfico.
Un trampolín a otros escenarios internacionales
“Si el debate se lleva a cabo en la Cumbre de las Américas podría pasar a las Naciones Unidas y otros escenarios donde se puede cuestionar la responsabilidad que tiene Estados Unidos como consumidor y prohibicionista”, explica Antonio Caballero.
Thoumi cree que hay que saber plantear el debate en un escenario internacional. «El argumento más grande es que esto está llevando a que cada vez sea más difícil tener una sociedad democrática en América Latina. Cuando uno tiene una sociedad mafiosa, pues estamos en un lugar sumamente antidemocrático», afirma Thoumi quien añade que el país que menos problemas en el mundo tiene con las drogas es Corea del Norte y efectivamente no es una democracia.
«Estados Unidos insiste en que quieren ser la gran democracia, pero sus ciudadanos no pueden fumar marihuana», refuerza el experto y analista de Razón Pública.
Que no lo digan los “Ex”; que lo pidan los mandatarios
Varios expresidentes, destacados líderes internacionales, intelectuales y empresarios hacen parte de la Comisión Global sobre Política de Drogas, grupo que ha expresado su intención de llevar al nivel internacional una discusión informada sobre el daño causado por las drogas a las personas y las sociedades.
Los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; César Gaviria, de Colombia; y Ernesto Zedillo, de México, miembros de esta comisión, se han pronunciado al respecto y advirtieron del fracaso de la guerra contra el narcotráfico tal y como la conciben los gobiernos de Estados Unidos o México, entre otros.
A pesar de la importancia que suscitan estas voces, analistas indican que las voces de los “Ex” son muy valiosas para la discusión, pero resulta de suma importancia el hecho de que sean los jefes de Estado quienes debatan sobre el tema.
«En la cumbre, Estados Unidos va a explicar por qué se opone, así que todavía se está lejos de que ellos acepten el fracaso absoluto de esta política prohibicionista. Sin embargo, el hecho de que Santos, en su calidad de presidente, y otros mandatarios de Centroamérica quieran enfrentarlos, es muy importante, porque es un acto de indisciplina, se trata de la rebelión en la granja», puntualiza Antonio Caballero.
Fuente: http://www.semana.com/nacion/america-debe-hablar-legalizacion-droga/173498-3.aspx