NEUQUÉN (AN)- «Si no trabajamos la violencia estructural, por ejemplo tener mucho gas abajo y mucha pobreza arriba, esto no se va a resolver. La violencia estructural y la cultural son invisibles y generan el caldo de cultivo para la otra violencia, por la que todos reclaman penas más altas».
Así lo expresó María Laura Böhm, abogada de la UBA, diplomada en Criminología por la Universidad de Hamburgo, Alemania, entre muchos otros títulos. Visitó Neuquén para disertar sobre Seguridad y Vulnerabilidad ante miembros del Poder Judicial y de la Policía.
En diálogo con «Río Negro», dijo que la violencia estructural se produce en una sociedad con muchas potencialidades pero en la cual los individuos no pueden desarrollarse por impedimentos organizativos o institucionales.
«Cuando se nos da esta brecha donde lo potencial es mucho pero lo que efectivamente pasa es poco, y esta brecha se da exclusivamente porque están dadas determinadas estructuras o instituciones que lo impiden, estamos hablando de violencia estructural», afirmó.
Böhm añadió que esta violencia es invisible porque nadie la identifica como tal, y eso produce que «sea reproducida y aceptada y hasta casi legitimada». Entonces, continuó, «hemos asumido que es normal pasar por un semáforo a medianoche y ver a un chico de 7 años pidiendo. Eso es violencia cultural. Y estas dos violencias son las más graves y generan el caldo de cultivo para la poquita que está arriba. La violencia visible es por la que parece estar preocupado todo el mundo, y es nada más que una partecita, muchas veces resultado de las otras dos sobre las cuales no se está trabajando».
La experta indicó que para producir los cambios hay que generar resistencia. «Resistir desde lo individual, porque no es lo mismo la forma en que puede hacerlo un policía frente a toda la estructura jerárquica policial a como puede hacerlo alguien dentro el Poder Judicial».
Puso como ejemplo que «en una fiscalía uno tiene el poder de cambiar los términos en un escrito, plantear una inconstitucionalidad… son formas de ejercer resistencia. Nadie dice que eso vaya a tener inmediatos resultados pero es una forma de ir haciendo quiebres en algo que ya está establecido».
«Si lográsemos un poco acá y otro allá, que individuos de las instituciones se sientan dispuestos a ofrecer resistencia, creo que el potencial de cambio es enorme. No dejar todo en una mera cuestión de voluntades, sino voluntades que se unan para hacer el reclamo que corresponde a la instancia estatal que corresponde», señaló.
Fuente:http://www.rionegro.com.ar/diario/hay-que-trabajar-la-violencia-estructural-884998-9521-nota.aspx