Es que pasada las 15.00, por orden del fiscal, arribó al edificio de avenida Alem y Mota Botello, el móvil de la comisaría Tercera, trasladando a dos mujeres aprehendidas, quienes debían quedar allí alojadas, pese a que con fecha 7 de mayo último, según lo manifestado por los propios funcionarios del área de seguridad, se dio a conocer un informe negativo de la dirección de Bomberos para su correcta habilitación, en el que se recomendaba realizar algunos “arreglos”, como por ejemplo la colocación de “los aspersores” en caso de que se produzca un incendio, para evitar se repita la denominada “tragedia de la alcaidía”.
El informe, que a decir del mismo funcionario, fue revocado antes de la realización de las mejoras marcadas en el primer informe, para el día 17 de mayo. cuando se inauguró el edificio.
Pero si fue así, ¿por qué se demoró casi once días en realizar el primer alojamiento en las flamantes instalaciones? Si ya el fin de semana anterior existían formalmente al menos dos disposiciones judiciales de alojar mujeres sorprendidas in fraganti, cometiendo ilícitos contra la propiedad?
Interrogantes
¿Será este el motivo por el cual la policía no llevó a esas mujeres o, será acaso que el motivo de la falta de habilitación es más grave? ¿Algo tendrá que ver que la salida de emergencias que dan al patio interno de la dependencia, no es la correcta? No solo porque su estructura es de vidrio, sino porque en vez de abrir hacia afuera como lo recomiendan los especialistas, abren al revés? O será porque el lugar no cuenta con teléfono, un elemento fundamental para el correcto cumplimiento de su función.
Las preguntas y las dudas sobre el porqué el Centro de Recepción y Derivación de Menores “y la Mujer” no ha alojado a nadie hasta el momento son muchas, y las respuestas por parte del jefe de Policía, Juan José Palomeque, y del subsecretario de Seguridad, Juan Pablo Morales, ninguna.
Al menos con este diario, a pesar de los reiterados pedidos formales y de los compromisos asumidos por los funcionarios al respecto. Aun cuando en una oportunidad uno de ellos hizo mención a la presentación de un informe negativo de bomberos, con fecha 7 de mayo del año en curso, situación que a decir de este funcionario ya había sido subsanada para el momento de la reinauguración.
¿Será que nueve días alcanzaron para solucionar la “dificultad” minimizada por las autoridades, o será que esa “solución” demanda más días y por eso no se dio ingreso a nadie al centro?
En declaraciones realizadas a otros medios locales, los funcionarios mencionados se encargaron de echar tierra a la publicación acompañada de fotos realizada por LA UNION en su edición del lunes 21 de mayo, en la que se daba cuenta no solo que el centro continuaba cerrado, sino que además había sido literalmente desmantelado.
Según asegura el subsecretario de seguridad, decir que el lugar está sin funcionar y vacío “es un papelón”. Será acaso que tras la inauguración, Morales no regresó más al lugar o los términos “funcionar” y “vacío” tienen otro significado para el funcionario, que contradice con el trabajo periodístico realizado por este medio, y corroborado a través de fotos. Evidentemente, el primero no se está cumpliendo y el segundo, mucho menos.
O es que el subsecretario se olvidó de que al momento de la “visita de inauguración”, junto a la Ministra Garré, de la que participó LA UNION, se recorrió un sector denominado enfermería, ubicado frente a las habitaciones para los “huéspedes”, donde había desde una botella de alcohol, hasta una camilla, pasando por un tubo de oxigeno -oxidado- elementos que ese mismo día fueron llevados por las enfermeras de la posta lindante, tal como lo informó ya este diario.
Esos elementos hoy siguen sin estar, salvo que tras esta publicación las enfermeras ingresen por el portón que da a calle Mota Botello, por el que salieron, y los regresen para la foto. Imágenes que no quedarían grabadas en la cámara de seguridad, o mejor dicho en la memoria de la central, que supuestamente funciona en la secretaria privada de la oficina del jefe de Policía, porque el alcance de las mismas no llegan a ese sector.
Sea cual fuera el motivo del porqué nadie está hoy por hoy alojado en el Centro de Recepción y Derivación de Menores y “la Mujer”, lo único cierto es que la sociedad catamarqueña fue una vez más “estafada” en su moral, por funcionarios que viven en un mundo de sensaciones, tal como ven a la inseguridad, pese a haber vivido en carne propia y conocer a fondo la denominada tragedia de la Alcaidía.