a Argentina se convierte de a poco en un santuario del narcotráfico. Es el lugar elegido por los carteles de la droga colombianos para hacer negocios inmobiliarios, lavar dinero y, de paso, servir de refugio a familiares de los principales jefes.
Evidencias en ese sentido fueron señaladas en numerosos operativos de las fuerzas de seguridad argentinas. Y la ratificación de que nuestro país es usado como centro de descanso llegó a través de las declaraciones de un capo narco detenido en los Estados Unidos. Allí, Diego Murillo Bejarano, «Don Berna», un ex paramilitar convertido al narcotráfico, reconoció que envió a sus familiares directos a la Argentina para resguardarlos de potenciales venganzas.
Esa información figura entre las revelaciones de un informe especial del periódico colombiano El Tiempo, sobre las redes mafiosas que operan en su país y se extienden por la región. Según consignó el diario bogotano, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, expuso en la reciente cumbre de la Unasur el problema colectivo que significa el narcotráfico con base en Colombia. En ese encuentro celebrado en la ciudad de Cartagena, Garré explicó a sus pares de la región que en los últimos meses fueron arrestados aquí más de treinta integrantes de carteles colombianos -entre ellos, Luis Caicedo Velandia, alias «Don Lucho»-, allanadas 78 propiedades e intervenidas 43 empresas bajo sospecha de lavado del dinero de las drogas.
Los informes de la inteligencia colombiana hacen referencia a que el movimiento de dinero narco en la Argentina crea una «burbuja financiera». También, que los carteles entraron en el negocio de la compra y venta de caballos de polo y usan empresas exportadoras de carne como fachada para sus actividades en el país.
En el informe se apunta, además, a las operaciones detectadas aquí del grupo narco liderado por Ignacio Alvarez Meyendorff, capturado en 2010, aunque con cuatro años de residencia legal en el país, período en el que abrió numerosos emprendimientos comerciales.
Las pesquisas de la inteligencia de Colombia aseguran que en Rosario se estableció una importante red de sicarios. Los asesinos colombianos reportarían a la organización conocida como Oficina del Enviagado, un grupo de sicariato creado en la década del 80 por el entonces jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria.
La familia de Escobar Gaviria vive en la Argentina desde 1995, año en que Pablo cayó bajo balas policiales. Su viuda, María Victoria Henao, y uno de sus hijos fueron detenidos en 1999. Acusados de lavado de dinero de drogas, fueron sobreseídos seis años después. Luego de eso, él participó varias veces de reuniones de la comisión de narcotráfico de Diputados.
El 24 de julio de 2008, el asesinato de dos colombianos en el estacionamiento del Unicenter encendió la alarma de los crímenes ligados al narcotráfico. Ese día llegó al país Juan Galvis Ramírez, asesinado el 23 de febrero de 2009 en San Fernando. Y el presunto ejecutor, Héctor Jairo «Mojarro» Saldarriaga, fue ultimado en Barrio Norte en abril, quizás por orden de quien le había encargado la masacre del shopping de Martínez, Daniel «El Loco» Barrera, el principal barón de la droga hoy..
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1478962-la-argentina-un-santuario-para-los-narcos-colombianos