«La policía santafesina es una de las más bravas, de las menos reformadas, de las más corruptas y más regulatorias del negocio del narcotráfico». La afirmación, tajante y dura, pertenece al diputado bonaerense Marcelo Sain, especialista en seguridad y ex jefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Lo dijo al visitar la ciudad de Santa Fe en el marco de una jornada sobre fuerzas de seguridad que organizó la Universidad Nacional de Litoral. El legislador también manifestó que el desplazamiento de Leandro Corti como conductor del Ministerio de Seguridad de la provincia pudo haber sido el resultado de «factores ajenos a la discusión que se originó por un partido de fútbol» y, además, fue muy duro con la gestión socialista provincial.
«La policía santafesina ha estado incólume todos estos años y en la gestión de (el ex gobernador Hermes) Binner no se le hizo ni cosquillas y casi se coloca como secretario de Seguridad Pública a un ex policía muy cuestionado (el ex comisario José Luis Giacometti )», indicó Saín en el marco de la entrevista que el periodista Héctor Galiano le hizo en el programa Zona Crítica, en Cablevisión de Santa Fe.
—¿Qué debe hacerse con los quioscos de drogas?
—Si hay quioscos de drogas es porque hay una sociedad que consume. Está probado en el mundo que frente a un nivel de consumo estable, es muy difícil que se reduzca. Lo que hemos visto en los últimos años en Santa Fe es que, en la consolidación del mercado minorista de drogas, hay una disputa de grupos policialmente regulados por el control del territorio, por el negocio criminal. El principal cartel de drogas en la provincia de Santa Fe es la policía santafesina. Mientras fui jefe de la PSA hicimos operativos muy grandes en Funes y Rosario, en donde nos quedó claro de la complejidad y la relación que había con el sistema policial. Nos quedó claro que al negocio lo manejaba la policía. Mientras la policía santafesina sea la autoridad de aplicación en materia de narcotráfico, no habrá problemas para los narcos. Cuando se empiece a autonomizar el narcotráfico de la protección estatal habrá otro tipo de problemas.
—¿Sin la policía no hay tráfico?
—Claro, pero hasta que no salgan algunas «gorras engrilladas», algunos jefes policiales vinculados al narcotráfico esposados y detenidos en cárceles comunes, me parece que no va a parar. Emprender un proceso de reformas implica un acuerdo político entre oficialismo y oposición, requiere la creación de estructuras institucionales que viabilicen ese proceso y equipos de gestión política que no pululan en el país. Todo eso en cuatro años, que es un mandato. La política ve a todo esto como algo muy difícil y entonces piensa que la policía, así como está, sirve. Emprender un proceso de reforma hoy, no paga socialmente. Además, la gente ve que la policía es corrupta y abusiva, pero pide más policía.
Junto a esos duros conceptos, Saín se despachó contra la gestión socialista santafesina y el reciente cambio de ministro en el área de Seguridad. «Uno tiene la impresión, viéndolo desde afuera y con el riesgo de error de apreciación en la letra chica, que tal vez el detonante (de la salida de Leandro Corti y su reemplazo por Raúl Lamberto) fue el partido de fútbol entre Rosario Central y Patronato. Pero en el fondo, y a partir de ciertos pasos que Corti venía desarrollando en materia de construcción de capacidad de gestión sobre el sistema policial, puede que en el fondo haya otros factores que incidieron en su partida. El poder político no respaldo a la única gestión con impronta más o menos reformista en materia de seguridad pública», expresó.
Y remató asegurando que «el problema de gestión de la policía en democracia es el talón de Aquiles de los gobiernos progresistas. El gobierno de Santa Fe es una expresión más del progresismo en Argentina, que tiene ataques de pánico a los cambios reales y en donde la política es pactar con el diablo. De todas maneras (en la gestión de Corti) vi signos de autonomía policial que me parecían muy preocupantes, como la utilización de unidades especiales y de control de orden público en operativos masivos ante puebladas rosarinas, cosas típicas de la derecha. Los gobiernos de Binner y de Lifschitz (en Rosario) han sido referentes de cómo el progresismo debe gestionar, pero no la han sido en absoluto en materia de seguridad pública».