Un chico de 17 años detenido en el COSE acusado de un homicidio y con un cuadro grave de adicción a las drogas apareció ahorcado con una sábana de los barrotes de una alta ventana este martes a la noche. La previsible tragedia se desató en instalaciones del Centro de Orientación Socio Educativa de Trelew, ubicado a unos 20 kilómetros de la ciudad sobre la Ruta 3 (ex Torre Omega), donde el adolescente falleció presumiblemente por asfixia tras haberse colgado de las rejas de una ventana en la habitación donde estaba detenido. Se le había autorizado una mesa y silla que habría encimado hasta lograr la altura necesaria. Entre otras cosas, habría tenido suspendida la medicación que lo contenía en sus desbordes adictivos.
El desenlace
El muchacho, identificado como Pablo Dimol estaba detenido por haber asesinado a su pareja sobre fines del mes de diciembre y por sus características violentas y su fuerte adicción a las drogas, había sido puesto bajo la tutela del Estado e internado en dependencias del COSE donde se produjo el hecho.
Consultado sobre el hecho, el comisario Inspector Carlos Bidera, repasó que “El hecho lo detecta el mismo personal del Centro que al hacer el recuento notan su ausencia, al encontrarlo en la habitación lo bajan, y comienzan a efectuar las tareas de reanimación cardiopulmonar porque notaron que el pulso ya era muy débil”.
“Al ver su situación deciden llevarlo al hospital en un vehículo del Centro, y en viaje se encuentran con la ambulancia y lo pasan para que los médicos continuaran con la tarea de reanimarlo”. “Lo trasladan al hospital y desde la guardia a los pocos minutos dieron aviso a la policía de que el chico lamentablemente había fallecido”. “Inmediatamente al tomar conocimiento de la muerte, el personal policial dio aviso al Ministerio Público Fiscal, apersonándose el fiscal Gustavo Heider juntamente con personal de criminalística, para hacer una minuciosa inspección en el lugar, tendiente a recabar datos, indicios que pudieran favorecer a la investigación, para dilucidar las causales de este hecho”. La policía no descartó aún ninguna hipótesis acerca de la muerte, aunque en todo momento se habló de un suicidio, falta que la justicia determine fehacientemente que fue esta la acción y que no hubo intervención de terceros en el lamentable suceso.
Desbordado
Al parecer el chico venía arrastrando una profunda depresión y su recuperación de las drogas era lenta, aunque según fuentes internas del COSE el personal médico le habría retirado la medicación que se le había impuesto para evitar que llegue a manifestarse con un cuadro de “síndrome de abstinencia”.
Vacíos complejos
Según refirieron fuentes del COSE, el chico habría sido alojado por el juez de la causa, en una primera instancia el doctor Adrián Barrios, en una celda que es denominada de “admisión externa”, que indican “no sería la adecuada para un caso como este”.
El lugar tiene una ventana alta con barrales del lado de adentro, y contaba solamente con una cama que es utilizada por los internos. Empleados del lugar refirieron a El Diario que hace algunas semanas se había autorizado -desde la dirección del establecimiento- la colocación en esa celda de “una mesa y una silla” que presumiblemente fue lo que el chico usó para poder llegar hasta las rejas de la ventana, poniendo el mobiliario uno sobre otro.
Carencias graves
Los empleados han dado intervención al gremio ATE para poner en aviso a sus representantes de las falencias que vienen denunciando desde la gestión dasnevista. Entre las fallas que han enumerado indicaron que el personal, los operadores, no tienen preparación para primeros auxilios. Además el lugar cuenta con una enfermería que no está equipada, no había oxígeno, o elementos de primeros auxilios, tampoco cuenta con un enfermero como correspondería, teniendo en cuenta que el lugar está a 20 kilómetros de la ciudad y del hospital más cercano, y que los chicos allí alojados, han provocado heridas a los operadores y a si mismos en muchas oportunidades. Además criticaron la falta de móviles del COSE para traslado, ya que dos de ellos se encuentran en reparación en Trelew desde hace tiempo.
Equipo directivo
El COSE está bajo el mando actualmente de Luciano Bunge, quien se hizo cargo sobre finales de la gestión anterior. Con él trabajan operadores que realizan las tareas de seguridad y contención de los chicos que allí se alojan. Además hay un equipo de profesionales, psicólogas, una médica y además un equipo docente y de instructores. La vida dentro del COSE comienza con la necesidad de contener jóvenes con problemas con el delito, ayudándolos a modificar su entorno y hábitos, a que terminen sus estudios, por eso hay una escuela que funciona de mañana. Pero además durante el resto del día los chicos son atendidos por profesionales y tienen tutores para diversos talleres de oficio, como carpintería metálica, adiestramiento de perros para personas con discapacidad, albañilería, jardinería y huerta, entre otros.
El Centro había sido recorrido en el mes de marzo por el ministro de gobierno, junto con el jefe de la Policíae integrantes del Superior Tribunal de Justicia, calificando como “muy positivo” el trabajo realizado en el lugar. Aunque desde la justicia se tomó nota que los tres meses que los chicos pasan en el Centro, no son suficientes para lograr su entera resocialización.
Violencia tras violencia
La historia de este chico y su final trágico es tal vez la síntesis de la de otros tantos jóvenes en situación de riesgo. Pablo Dimol tenía 16 años cuando la policía lo detuvo tras haber herido gravemente a su pareja de entonces, una chica mayor que él, de 23 años, identificada como Andrea Hernández, en un hecho grave ocurrido el pasado 27 de diciembre del 2011, en el barrio Río Chubut de Rawson. En un ataque de furia, presuntamente bajo los efectos de la droga, el adolescente le había pegado a su pareja más de 20 puñaladas, lo que dejó a la víctima en gravísimo estado en la Terapia Intensiva del Hospital de Trelew donde falleció finalmente 50 días después.
La chica era madre de cuatro niños, y al parecer venía manteniendo una relación con el adolescente desde hacía un tiempo, que terminó con su vida tras una discusión fuerte al parecer por celos.
Desde la muerte de Hernández el Juez que entiende en esta causa había determinado que estuviera detenido en el COSE hasta el pasado 27 de enero, cuando la víctima todavía no había fallecido, pero luego de la muerte y al cambiar la calificación la causa, se decidió que permaneciera detenido por un tiempo más.
En la audiencia de control de detención se había pedido además por parte de la Fiscalía que se dé intervención al Centro de Día de Rawson, para que dicha institución lo asista en su adicción. Precisamente su defensor de aquel entonces había destacado la dura situación de vida que atravesaba el chico de quien dijo que “ha sido asistido desde hace largo tiempo por sus problemáticas con el alcohol y los estupefacientes, siendo una situación compleja que requiere de una constante atención”. Agregó en aquella oportunidad que “existen numerosos informes del servicio social de Rawson al respecto, habiendo permanecido también por sus adicciones en un centro asistencial fuera de nuestra provincia”. En el mismo sentido se manifestó en su momento el defensor de menores que actuó en la causa, que recomendó su tratamiento y sugiriendo “dar continuidad al abordaje de su situación desde los organismos pertinentes y en el lugar que fuera, informando sobre medidas tomadas en su momento por instituciones que trabajan en tal sentido”. Sin embargo, todas estas recomendaciones no fueron diligenciadas al parecer en tiempo y forma, y ahora el Estado, en lugar de un detenido con problemas de adicciones, tiene un muerto más por fracaso del sistema.