«¿Por qué conseguiste mi libertad? ¿Por qué conseguiste mi libertad? Quiero volver a la cárcel ya mismo…»

Acosada por una crisis nerviosa y hundida en un llanto desconsolado, Romina Tejerina, la joven jujeña de 29 años condenada en 2005 a 14 años de cárcel por el homicidio de su beba recién nacida, le recriminaba con esas palabras a su abogado que hubiera logrado el beneficio de su libertad condicional.

El domingo Tejerina cumplió 29 años y ese mismo día por la tarde festejaba con sus padres, sus dos hermanas y su abogado, Segundo Soria, el inicio de lo que podría ser una nueva vida para ella. Tras purgar 9 años y 4 meses de cárcel en el penal del barrio Alto Comedero en San Salvador de Jujuy, la Justicia le concedió la libertad condicional por haber completado dos tercios de su condena con muy buena conducta.

Según peritajes psicológicos, Tejerina estaba apta para su reinserción social. Había completado en la cárcel el secundario con buenas calificaciones y comenzado, en salidas transitorias, la carrera terciaria de Guía Turística en el Instituto de Teología para Laicos.

«Desde el minuto en que salió fue tal el acoso mediático y la denigración verbal que sufrió por parte de la gente, que la sigue tildando de asesina, que lo que iba a ser un tranquilo asado familiar por su cumpleaños se transformó en algo dramático», contó a LA NACION Soria, su abogado. «La asediaron, la maltrataron, le removieron hechos que ella hoy quiere olvidar y ahora está totalmente quebrada, medicada y con asistencia psicológica. No está en condiciones de hablar con nadie», graficó Soria. Y confió que ahora Tejerina se encuentra «cuidada y sedada en algún lugar de la provincia». Según explicó Soria a LA NACION, en su entorno sabían que su adaptación a vivir en libertad no iba a ser fácil «por la fuerte condena social que pesa sobre ella», aunque desde hacía dos años gozaba de salidas transitorias para poder estudiar y trabajar en una ONG. donde cumplía tareas en asistencia social.

Al momento de su libertad, Tejerina proyectaba rehacer su vida como guía turística, carrera de la que podría llegar a recibirse a fin de año. Hoy su mayor sostén es su hermana menor, Erica, que la acompaña «a sol y sombra y la ayuda en todo lo ateniente a su reinserción», dijo Soria.

«Asesina. Vos no podés estar en libertad. Debe volver a la cárcel», son las frases que Soria cuenta que lograron quebrarla.

«Hoy su situación psíquica es delicada, tememos por su vida. Está tan quebrada que tememos que se mate. Por eso les pedimos a los medios respeto, que dejen que una persona que estuvo recluida casi un década intente reintegrarse a la sociedad», dijo.

El caso Tejerina conmovió al país en 2003, cuando luego de dar a luz en un baño de su casa, la joven apuñaló a su beba recién nacida.

Durante el largo proceso que enfrentó, Tejerina dijo que el embarazo que logró ocultarle a su familia había sido producto de una violación y señaló a su victimario. Sin embargo, la Justicia nunca dio por acreditada la violación. Entendió que existía una relación sentimental de más de un año con quien se sindicaba como victimario.

En 2005 fue condenada por homicidio y ese mismo fallo fue luego ratificado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación..

 

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