Una mujer que declaró en el juicio a Marita Verón, en Tucumán, dijo que estuvo esclavizada en un prostíbulo en La Pampa durante 2003.
Miriam sostuvo que el local se llamaba «El Rancho» y que se encontraba al costado de la ruta. No dio precisiones. Pero en esa época funcionaba un cabaret con ese nombre en Santa Rosa y otro en 25 de Mayo. Ambos, del mismo dueño, Javier Ulrich, quien ya fue condenado por otras causas de prostitución.
«Traté de olvidarme de todo. Por eso no quería venir a este juicio», dijo Miriam, que declaró ante los jueces que juzgan a 13 personas, acusadas de haber secuestrado a Marita Verón, publicó el diario La Gaceta.
Myriam tiene 28 años y vive en el conurbano bonaerense. La mujer contó cómo fue captada por redes de trata de personas que la tuvieron cautiva primero en La Pampa, y luego en La Rioja. Aunque dijo que nunca escuchó hablar de Marita en los burdeles riojanos, su testimonio coincide con el que brindó Andrea R., la joven que dijo haber estado con la joven tucumana en el «Candy».
«Todo empezó cuando viajaba en el tren, en 2003, hacia el hospital de Devoto, donde tenía a mi hija de un año internada con neumonía», comenzó, nerviosa, Myriam a contar su historia. En ese vagón se le acercó una mujer, que luego recordó que se llamaba Clara Villar, y cuando la joven le comentó que necesitaba comprar un nebulizador para su hija, esa mujer extraña le ofreció trabajo en La Pampa, informó La Gaceta.
«Me dijo que iba a ganar bien, que serían pocos días. Me pidió un teléfono, y le di el de una amiga, porque le dije que lo iba a pensar», reconoció Myriam. Dos semanas más tarde se encontraron en la terminal de Ómnibus de Liniers. Myriam llegó con Andrea R., y junto a Villar abordaron un colectivo a La Pampa.
Al llegar, fueron a un local que quedaba al costado de una ruta. Se llamaba «El Rancho». Pero en lugar del trabajo de meseras que les habían prometido, les dijeron que debían hacer «pases» y «copas». «No quería. Me encerraron en una pieza, y luego Clara hizo ingresar a un hombre y me obligó a tener relaciones sexuales con él», relató entre lágrimas Myriam.
Las chicas lograron escapar, según el testimonio brindado, con la ayuda de una mujer llamada Laura. Esta nueva «amiga» les ofreció trabajo en La Rioja. Allí iban a poder trabajar un par de semanas como meseras hasta reunir el dinero que necesitaban. Pero al llegar, la historia fue parecida a la de La Pampa.
Laura las llevó hasta el «Candy». Myriam y Andrea ingresaron al local, y esperaron sentadas en unas sillas ubicadas al lado de una mesa. Pasaron varios minutos, y se levantaron para buscar a la mujer que les había prometido trabajo. Se encontraron con Lidia Medina, que les dijo que no se podían ir, porque ella había pagado por las mujeres. Esa noche tuvieron que prostituirse nuevamente. Patricia, la hija de Medina, la bautizó como «Camila». Myriam tuvo que empezar a hacer «copas» (tomar alguna bebida con los clientes) y «pases» a las habitaciones. «Nunca me dieron plata», manifestó la testigo.
«No nos dejaban salir a ningún lado. Una travesti que se hacía llamar ‘Marlene’ nos controlaba todo el tiempo. Trabajábamos a cualquier hora», comentó Myriam. La mujer dijo que nunca escuchó el nombre de Marita durante el tiempo que estuvo en La Rioja. «Al mes comenzaron los allanamientos. Primero, los de la Brigada se la llevaron a Andrea. Sabían cuándo se iban a realizar los allanamientos; a mí una vez me escondieron en una de las casas de Liliana Medina», relató.
En una oportunidad, según la declaración, Patricia la amenazó con un cuchillo. «Se habían enterado de la declaración de Andrea (que dijo haber visto a Marita en el «Candy»), y que si yo también hablaba de más, me iba a cortar la cara», comentó Myriam. Por eso, incluso, cuando la dejaron volver por un día a su casa, vio a su madre y a sus hijos, les dijo que estaba bien, y volvió. «Habían amenazado con buscarme y matarme a mí y a mi familia. Tenía temor, estuve un día y volví», explicó. «Cuando salí, estaba encerrada todo el tiempo en mi casa. Incluso pensé en suicidarme. Traté de olvidarme de todo», expresó. Ayer, tuvo que rememorar los días en los que fue «Camila».