Estamos en comunicación con Martín Appiolaza, director del Centro de Estudios de Seguridad Urbana de la UNCuyo.
-Me gustaría que habláramos del canje de armas, ¿cuál es su opinión?
-Es una de las medidas necesarias para reducir la violencia armada, una de las medidas que debe ser complementada con muchas otras.
-¿Cree que los delincuentes van a entregar las armas, no somos nosotros los que no son delincuentes los que entregaríamos las armas?
-La verdad yo no te conozco Raúl, pero no se en qué momento en un ataque de violencia o en una situación crítica podés también trasgredir la ley, la cuestión es la que la presencia de un arma puede facilitar y de hecho es mucho más letal que otro tipo de instrumento a la hora de matar.
-Yo no tendría un arma, pero si la tuviera a lo mejor yo la entregaría, ¿pero la entregaría un delincuente?
-No es la idea, la idea es reducir la disponibilidad de armas en la sociedad para que haya menos flujo de armas en los mercados ilícitos, para que haya menos flujo de armas hacia los mercados ilícitos y entonces, ahí si el objetivo último a largo plazo es que sea mucho más difícil conseguir armas para delinquir.
“Si bien cuando leemos las crónicas policiales pensamos que la situación crítica tiene que ver con ciertas formas de crímenes, en realidad la mayor parte de las víctimas por armas de fuego en Mendoza y en la Argentina tienen que ver con situaciones de violencia doméstica o de violencia entre conocidos, donde en un momento aparece un arma y lo que podía ser una piña, se transforma en un disparo. Por eso yo jugaba al principio al decirte que yo no si sos un delincuente o no, porque yo también en algún momento en una situación de crisis quizá no sé cómo puedo reaccionar y la presencia de un arma puede ser letal.
-Carlos La Rosa: Con el tema de la salida de presos, están los garantistas que creen en la resocialización y los que creen que a los presos hay que hacerlos pudrir en la cárcel y de un lado al otro se ven como un monstruo, ¿es positivo que se llegue a un grado de debate ideológico tan gigantesco en el tema seguridad o hay puntos en común?
-Aquí lo terrible es que no se busque conciliaciones y que la discusión respecto a este tema se banalice a la búsqueda del pequeño lucro electoral o político en el corto plazo y entonces ahí es donde empezamos a hacer barbaridades. El Código Procesal de Mendoza del ’98 hasta el 2008 tuvo casi cien modificaciones, la mayor parte, el 60% fueron modificaciones en la periodicidad de las penas que se aplicaban.
-Motivadas por la urgencia.
-Si, por la noticia. Yo soy el más duro y salgo en los diarios diciendo vamos a castigar de tal manera entonces, esto algunas veces se estipula en generar rentabilidad electoral, la cuestión es que hoy hablar de garantista o no garantista es una ridiculez, que nadie puede estar fuera de las garantías legales de la Constitución, de los pactos y tampoco puede desconocer la ley sobre servicios penitenciarios, sobre ejecución de la pena en el ámbito nacional, si ya hay un marco internacional a la adhieren la mayoría de los países entonces garantista o no garantista es como categorías muy viejas y fuera de lugar.
-La cuestión es preguntarse, diez días en situación de encierro en una cárcel por diez años, más allá del tiempo, ¿existe una transformación de la persona, el tratamiento, la reinserción social?, ¿se produce ese tratamiento, qué condiciones tiene?
– La verdad es que hoy los niveles de reincidencia y la mala calidad del servicio penitenciario, mal servicio a la sociedad y a las personas que están privadas de la libertad se le está dando en ese espacio lleva muchísimo a dudar si esto existe. Entonces diez días o diez años tampoco es la medida la que genera el cambio, primero, tenemos sistemas penales, la cárcel de Mendoza ha tenido sanciones internacionales, pero no es la peor del país y hay otras mucho peores en América Latina. Qué cárceles estamos teniendo, para qué y con qué sentido, eso es un aspecto.
“La otra discusión es de qué forma se hace la resocialización, días atrás la Presidente contestaba poco del tema y salió en Clarín del domingo respecto a los mecanismos de socialización y ahí si me parece que hay una discusión interesante que se abre.
-Hoy las cárceles son fábricas de delincuentes porque no resocializan de ninguna manera, el debate es cuándo se pone y se saca a los presos, ¿has planteos en el mundo donde se pueda proponer una cárcel diferente a la actual?
-Si cumpliéramos con la ley argentina respecto a como se disputan las penas y en qué condiciones tendríamos cárceles diferentes. Por ley nuestras cárceles deberían brindar oportunidades de ser un lugar no de castigo sino de generación de capacidades de las personas, debería ayudar en el proceso y las cuestiones posteriores, generar oportunidad y garantizar que la persona que ha estado privada de la libertad pueda insertarse en el mercado laboral legal, que pueda insertarse en un ámbito comunitario seguro y tranquilo.
-¿Hay ejemplos en el mundo donde la cárcel es algo distinto a una fábrica de delincuentes y que da posibilidad a los presos?
-Seguro que hay muchas cárceles mejores, no es mi tema, pero conozco referencias a cárceles donde el hacinamiento no se produce, donde no están encerrados, sino hay intercambio de resocialización con la gente, pero el problema más que la propia cárcel, es el modelo de castigo. ¿El castigo realmente desalienta el delito o no?, ¿desalientan la comisión de futuros delitos o no?, hoy las cárceles muestran no que las personas que están adentro sean moralmente recuperables, que podría ser, sino también que todo lo que estamos haciendo como sociedad invirtiendo en esto no sirve para nada.
“Tenemos sistemas de persecución penal, de cárceles colapsadas, tenemos sistemas de Justicia penal colapsados y muy poco eficientes, con tasa de condenas bajísimas y tenemos sistemas de persecución policial bajamente eficientes a la hora de cierto tipo de delitos más complejos y organizados, porque hemos recargado durante años todos los déficit sociales y de la organización de nuestros países en estos tres sistemas, cárceles, Justicia penal y policía, los hemos reventado como tales y hoy no logran cumplir sus funciones, entonces, podemos tener cárceles más bonitas, recordamos lo que era la cárcel de Cacheuta cuando se imaginó, cuando se implementó era muy difícil pensar que hubiera ahí conflictos, sin embargo, los conflictos aparecen, no es el tema la cárcel, es qué estamos haciendo con todas las instituciones complementarias”.