Alejandro Granados llega tarde a la cita. El clima provocó que no pudiera despegar los pies de la tierra por precaución. Los dos helicópteros que utiliza para viajar por la provincia descansan en el playón de la jefatura departamental La Matanza, en el cruce del Camino de Cintura con la autopista Ricchieri, en Ciudad Evita. Granados, que ostenta el cargo de ministro de Seguridad y durante 18 años fue intendente de Ezeiza, estaciona el auto alta gama y abandona el asiento de conductor. Dice que acaba de manejar 600 kilómetros porque le ayuda «a pensar», y apura el paso por los pasillos hasta entrar al despacho de jefe policial: cuadro de San Martín, bandera argentina en el mástil y la televisión encendida en un canal de noticias. Lo acompañan algunos colaboradores. Se sienta en el sillón y suda. No hace calor, es por la fiebre. La frente de Granados brilla y se seca con un pañuelo descartable. El ministro de bigote generoso, pide un vaso de agua y estira las piernas. Pero jamás se relaja.
–Hace siete meses que asumió, ¿qué balance hace de su gestión?
–El balance es altamente positivo. Apenas llegamos al Ministerio tuvimos conflictos policiales, que el gobernador resolvió. Luego vinieron los grandes anuncios de que iban a saquear el país. Entonces todas las tardes nos reuníamos con Sergio Berni (ministro de Seguridad de la Nación) y nos quedábamos hasta la una de la mañana para certificar que no había pasado nada. Después llegó el Operativo Sol, súper exitoso, que redujo considerablemente el delito en la Costa Atlántica.
–¿Cuál es su objetivo principal?
–Mi misión es ordenar la fuerza, ponerla en valor, equiparla y aumentar los salarios. La idea es lograr una fuerte recomposición salarial. A la vuelta del Operativo Sol nos pusimos a trabajar en la seguridad del Conurbano, que es muy compleja. La provincia es un país dentro de un país, y el Conurbano es otro país.
–¿Puede explicar qué es el Comando de Prevención Comunitaria?
–El CPC es rememorar el viejo comando de patrulla que no sé por qué se disolvió. Ahora la prioridad es la prevención, por eso me reuní con todos los intendentes de todos los signos políticos.
–Por su experiencia como intendente, ¿es más fácil hablar con los municipios?
–Sí, porque hablamos el mismo idioma, conocemos las limitaciones de la provincia y el reclamo terrible de los vecinos de más seguridad.
–¿Por eso promueve las policías locales?
–La policía local la vengo reclamando hace años. Ya está presentada la ley, me han prometido que el próximo 14 de mayo se vota. Además el 30 de mayo tienen que estar los 42 CPC funcionando. Ese es el plazo que puse. Y dentro de un año, vamos a tener policías locales. Y a eso hay que sumarle que las distintas fuerzas federales van a colaborar en la lucha desigual contra la delincuencia.
–¿Cree que la solución al fenómeno de la inseguridad sólo se resuelve con más policía?
–Cuanta más presencia policial, sin ninguna duda, menos delito. Pero hay varias patas, y muchas de ellas las ha atendido el gobierno nacional, y las sigue atendiendo. Pero hoy ¿qué le decís al familiar de una víctima?
–¿Recrudeció el delito o el fenómeno está magnificado por los medios de comunicación?
–Los medios no magnifican, lo único que les reprocho es que muestran las ganadas por los delincuentes y no las perdidas.
–¿Cuáles serían las ganadas?
–Cuando cometen un asalto y no se sabe que fue de la vida de ellos. Por ejemplo, pasaron 48 horas del asesinato del colectivero acá en La Matanza pero no pusieron que a las cuatro horas llevamos a los asesinos de la orejita a la comisaria y de ahí a los juzgados.
–¿Estar pendiente de la agenda mediática promueve decisiones políticas apresuradas?
-Creo que el que hace política con la seguridad está al horno, porque la gente quiere vivir en paz. Para eso estamos dejando el pellejo. El tema es difícil, complejo. Todo el mundo está preocupado.
–¿Por qué se hace tanto foco en la «inseguridad» delictiva y no, por ejemplo, en las muertes por «inseguridad» vial?
–Yo fui víctima de la inseguridad y cuando sos víctima de la inseguridad, no te interesan las cifras comparativas con otros países. A mí solucioname el problema, porque no quiero que se metan en mi casa. Lo que pasa en otros países, a la gente no le importa.
–¿Con esta tesis de trabajo, cómo hacen para no quitar la vista de los delitos complejos, como el narcotráfico?
–El 30 de mayo terminamos con el CPC e inmediatamente ponemos delegaciones de narcotráfico en todos los municipios. Después vamos a instalar las DDI con personal entrenado y preparado. Eso quedó demostrado en el robo al banco de Bernal, donde dos policías se enfrentaron a una banda bien armada.
–Según fuentes judiciales, ese robo está ligado al intento de asalto al banco de Moreno en enero pasado donde murió un jubilado. ¿Dónde estuvo el trabajo de las DDI en ese tiempo?
–Como dice el gobernador Scioli no hay formulas mágicas. Es la última oportunidad que tenemos de reconciliarnos con los vecinos, la fuerza me entendió. La idea es reorganizarse. Todos los vecinos me dicen: «Ojalá tenga suerte Granados, porque si usted tiene suerte, nosotros también tendremos suerte.» Estoy muy entusiasmado, otra no me queda.
–¿Qué cambió con la declaración de Emergencia en Seguridad?
–Me permitió comprar 1000 camionetas y tenerlas listas en 100 días. Además nos permitió convocar a los policías retirados. No es fácil, pero te aseguro que a partir del 30 de mayo se va a notar un aroma diferente en la calle.
–¿La sociedad volverá a confiar en una gestión que desde 2008 hizo tantos cambios en materia de seguridad?
–Lo más importante es que el gobernador ordenó la provincia fiscalmente y eso hoy me permite comprar los patrulleros. El delito ha ido cambiando, por eso hemos movido las piezas de acuerdo a las circunstancias. El 30 de mayo van a ver los móviles en la calle. Eso importa. A mí no me gustan las fotos, siempre me gustó trabajar.
–Usted fue víctima de un robo, esa sensación no se la quita nadie… (Interrumpe)
–Yo no tuve sensación de inseguridad, todavía tengo las esquirlas en la mano.
–En ese momento declaró que estaba en guerra con el delito… (Vuelve a interrumpir)
–Hace tanto pasó eso que ni me acuerdo.
–¿Sigue en situación de «guerra» como entonces?
–Estamos en una pelea dura
–¿A qué causas le atribuye el crecimiento del delito más violento?
–Esa pregunta es para un sociólogo. Soy un hombre de la calle, siempre me debí a mis vecinos y estoy intentando darles seguridad. Se está haciendo mucho.
–¿Algunos comisarios revelan que la brecha entre anuncios oficiales y operatividad es muy grande?
–Discursos yo no hago, anuncios sí. Ahora con el CPC se redujo la burocracia policial. Quedate tranquilo que no vas a ver más patrulleros con los vidrios de nylon. Vamos a tener sin ninguna duda el reconocimiento de los vecinos. A fin de año seremos 70 mil hombres en la calle.
–¿La mano rígida con la reorganización de la fuerza, incluye revisar las prácticas policiales territoriales que sufre otra parte de la población?
–Los buenos policías me van a acompañar, los malos ya están quedando en el camino. Ahora tienen buen sueldo y van a tener los medios, entonces deben trabajar y cuidar a los vecinos.
–¿Se terminaron las excusas?
–Sí, se les terminaron las excusas. «
El amigo de todos
Alejandro Granados confesó que tiene armas de fuego en su casa pero desalentó el uso de ellas por parte de los vecinos. Antes de terminar la entrevista, el ministro posó para el fotógrafo junto a uno de los helicópteros. Luego dejó las últimas respuestas.
–¿Sigue siendo amigo de Maradona?
–Estamos distanciados, soy amigo de toda la vida. Cuando se fue a Dubai me pidió que cuidara a Verónica y al bebé. Hice lo que me pidió y me encariñé con el chiquitín. Eso no le cayó bien. Aunque el otro día me mandó saludos.
–¿Fue amigo de Menem?
–Fui íntimo amigo de Carlos. Pero no lo vi más desde el día en que me fuí a trabajar con Néstor Kirchner, el mejor presidente y mejor compañero.
–¿Con la presidenta cómo se lleva?
– Temgo una relación bárbara, es la jefa política pero yo era amigo de Néstor.
–¿Y con Eduardo Duhalde?
–Un gran compañero. El peronismo ha nutrido a este país de grandes dirigentes, cada uno con su estilo.
–¿Qué hace para mitigar el estrés?
–Voy a ver jugar a mi hijo al futbol en Tristán Suárez y después vienen a comer a casa mis nietos y todos mis hijos.
OPINIÓN
Por Juan Alonso
En busca de la sociedad gendarme
La idea de saturar de efectivos policiales los territorios donde creció la violencia del delito lumpen no es nueva. Forma parte de la concepción de la sociedad gendarme: controlar y reprimir con punición el mal que el mismo sistema creó.
El ministro Granados se define como “un hombre de la calle” y evita dar una interpretación sociológica sobre el por qué de la violencia. Pero sucede que el control de la seguridad, la implementación de justicia, y el castigo consiguiente, son acciones concretas del Estado que encierran un valor estrictamente político. Es decir: Granados no puede desconocer que su política significa dotar de más poder a la fuerza policial más grande del país –compuesta por alrededor de 60.000 agentes- cuya matriz ideológica fue nada menos que Ramón Camps. Jorge Julio López dio testimonio del poder siniestro de ese ejército de las sombras y sigue desaparecido.
Otro asunto que llama la atención del discurso del ministro es lo que llama “la lucha desigual contra la delincuencia”. ¿Será por eso que quiere tener 100 mil efectivos? Es necesario advertirle que no siempre con más policías se logra vencer al delito. La tasa de criminalidad de los países nórdicos, por caso, refleja que ante menos desigualdad social, se producen menos robos y homicidios. La seguridad no es un barco que navega solo. Mientras no se democratice a la corporación policial no se lograrán los objetivos de fondo.
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