Luego de que este diario difundiera el informe sobre el crítico estado edilicio de los centros de detención en Chubut, el responsable de la Defensoría Pública, Alfredo Pérez Galimberti, destacó que un punto positivo “es que pudimos hacerlo” ya que “cuando uno ve las cosas, algo debe hacer. Normalmente las cárceles son opacas, es un lugar que no se ve, de trastienda, de confusión, oculto, por eso la idea de hacer que los muros se trasparenten”.
El informe tiene casi 600 páginas pero el material que se recolectó son cerca de 7 mil. Es un detalle acerca del colapso edilicio de comisarías y alcaidías en la provincia. “La realidad es dura y compleja: no tenemos hacinamiento pero no tenemos cárceles que cumplan con los requisitos internacionales y constitucionales, son lugares de guarda pero decir que estas cárceles son sitios de resocialización y de tratamiento sería un exceso”.
Un elogio
Galimberti destacó al secretario de Seguridad, José Glinski, y al subsecretario de Justicia, Federico Ruffa. “Debemos ser sinceros: esta administración está trabajando bien y nunca tuvimos una vinculación tan franca con el poder administrativo”.
En tal sentido, “poder saber y compartir el estado de los lugares de encierro de la provincia nos permite a todos tomar decisiones. Estas cosas no cambian de inmediato y hacer una cárcel es un emprendimiento de largo aliento; una sola administración no lo puede completar porque es una política de Estado, es caro, hay que conseguir fondos y diseñar una prisión también es complejo. De un día para el otro no cambian las cosas pero ponerle atención al problema ya es una forma de enfrentarlo”.
“Están preocupados y eso es importante. Tal vez luego se los juzgue por los resultados pero se aprecia una intención fuerte de encarar los problemas. Dependerá de los recursos que puedan conseguir. Los presupuestos a veces no dan y hay que fijar prioridades; veremos cuáles son y cómo se cumplen, pero hay políticas en marcha y es lo indispensable”.
El defensor adjunto recordó que las comisarías, por ley, no pueden alojar presos. “Sucede que el Estado siempre se da permiso para mantener situaciones que a los particulares no les permitiría; nos estamos moviendo en la cornisa”.
En este sentido, “si uno quiere encerrar a alguien debe tener cárceles seguras y limpias”. Según Galimberti, “la dignidad de las sociedades se mide no por la gente que está mejor sino por la que está peor: los enfermos mentales y los presos, las personas en peores condiciones para hacer reclamos, las que tiene menos capacidad para quejarse, las más vulnerables”.
Protagonistas
-¿Por qué hablar también con los policías de esos centros?
-Es muy importante porque en las visitas no sistemáticas que se hicieron siempre, cuando uno conversaba con ellos decían “No tengo presupuesto para hacer tal cuestión”, “Pedí que me cambien estos vidrios y me dicen que no hay presupuesto y se demora”, “Los caños se rompieron pero no tenemos plata para repararlos”. Las personas que están a cargo de los centros y cuidan presos también sufren problemas laborales porque trabajan en condiciones precarias. Los jefes, y siempre fue así, debieron tener una cantidad de transacciones con los encerrados para mantener el lugar en condiciones. Es decir: “Si no damos permiso puede pasar tal cosa, entonces tratamos de que lo haya y entonces las otras personas están más tranquilas porque saben que también les va a tocar”. Tienen que bajar la tensión de alguna manera en un lugar donde no hay talleres ni centros de esparcimiento y el paso del tiempo es atroz porque es puro encierro.
«Alguna transacción hay que hacer para que esa gente esté contenida mínimamente y con los recursos que cada dependencia tiene hacen lo posible por contener a la gente. Su opinión es muy valiosa y en general las manifestaciones de los que están a cargo de la guardia fueron coincidentes con las personas encerradas sobre los problemas de cada lugar».
Pionera
Según Pérez Galimberti, es posible que Chubut sea la primera provincia que tiene un relevamiento así. En cuanto a los lugares de detención en peores condiciones, son las alcaidías policiales de Trelew y Comodoro Rivadavia, además de alguna comisaría de Esquel. “En el interior hay edificios nuevos y otros no están tan deterioradas porque circula poca gente y el trato y la vinculación del detenido con el comisario son totalmente distintos”.
Muerte anunciada
-Hace poco hubo dos presos muertos por el incendio en una comisaría de Comodoro. En este escenario, ¿se preguntan cómo no pasó antes?
– Por supuesto, son crónicas de muertes anunciadas. Para cualquier persona encerrada en un calabozo de tapa ciega, con un colchón que no es ignífugo, que tiene un elemento combustible, el riesgo es altísimo y en 5 minutos fallece por inhalar los químicos de la goma espuma.
-¿Cómo se toman los dichos de presos? Porque uno puede pensar que van a exagerar su mala situación…
-Lo que pasa es que uno ve lo que dice el preso. Él puede hablar de alguna conducta pasada de alguien y uno no sabe si fue cierta, pero si dice “Esto está así” y uno ve que está así, el testimonio se corrobora con la apreciación de quienes hacen la visita.
Para contar con un sistema carcelario en condiciones hace falta mucha inversión. “Para tener una persona privada de libertad en condiciones dignas hay que hacer una cárcel con posibilidades de reinsertarla en la sociedad. Y esto significa que nadie aprende a jugar al fútbol en un ascensor”. El defensor advirtió que “para aprender a vivir en comunidad debe tener un ambiente limpio, donde pueda aprender un oficio, tener esparcimiento y prepararse para salidas anticipadas y libertad condicional”.