Por: Lisandro Pellegrini*
Se hacen grandes esfuerzos por instalar la idea de que en el ámbito del Ministerio Público Fiscal se libra una guerra. Esas intenciones quedan a la luz, con mayor o menor sutileza, en crónicas periodísticas o en el discurso de algunos operadores judiciales.
Ciertamente, esa batalla no existe. Sí hay, en cambio, un claro ataque al organismo que agrupa a fiscales nacionales y federales de todo el país y un intento por frenar el proceso legítimo de renovación y fortalecimiento institucional que encabeza la Procuradora General Alejandra Gils Carbó.
UN PUÑADO DE CAUSAS PENALES, CON DESPRECIO POR TODA RAZÓN JURÍDICA O ÉTICA, AVANZA CONTRA FISCALES E INTEGRANTES DE LA PROCURACIÓN
Lo que ocurre es lo siguiente: un puñado de causas penales, con desprecio por toda razón jurídica o ética, avanza contra fiscales e integrantes de la Procuración General de la Nación, y a su pasocriminaliza la gestión del Ministerio Público Fiscal en áreas de gran impacto institucional y social como son la violencia de género, la delincuencia económica, la narco-criminalidad y el régimen de concursos para llegar a ser fiscal.
Quienes recurren a la idea de la guerra encuentran en esa jugada un valor estratégico. En efecto, a la guerra suele asignársele la perversa cualidad de justificar todo lo que ocurre en el campo de batalla. Desde esta perspectiva, entonces, lo que se intenta es que la guerra llene el vacío que deja la ausencia absoluta de pruebas en esos procesos criminales.
El titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos, Carlos Gonella, es disparatadamente convocado a tribunales para que oídos sordos cumplan con esa escala obligatoria antes del procesamiento anunciado. Su persecución arrastra a otros fiscales y compañeros de equipo por el solo hecho de colaborar durante 48 horas aportando información valiosa a una investigación que dirigía otro fiscal, quien ni siquiera fue convocado como testigo.
Romina Pzellinsky, titular del Programa de Género, está imputada penalmente por involucrarse en el trámite disciplinario de un fiscal que pretendió cerrar un caso aberrante de violencia y explotación sexual ejercida por policías contra niñas.
SON FALLIDOS INTENTOS POR DETENER LA MARCHA DE UNA INSTITUCIÓN DECIDIDA A VISIBILIZARSE Y DESENVOLVERSE DE CARA A LA SOCIEDAD
La cosa no termina ahí, y todo dentro de los últimos 45 días. Se ordenó el secuestro de documentación original vinculada con el primer concurso que se hizo en la historia de esta institución para una fiscalía federal de la ciudad de Buenos Aires. Y ello pese a que nadie ha podido señalar una sola irregularidad en ese trámite administrativo.
A la par de estos fallidos intentos por detener la marcha de una institución decidida a visibilizarse y desenvolverse de cara a la sociedad, el Ministerio Público Fiscal sigue consolidando el camino de la profesionalización, el trabajo interdisciplinario y en equipo, y se prepara para la transformación más grande de su historia, que lo ubicará en el centro del servicio de administración de justicia federal.
La institución se potencia con el desempeño de decenas de fiscales nacionales que, además de trabajar esforzadamente desde sus fiscalías en pos de una seguridad democrática en la ciudad de Buenos Aires, participan de mesas de trabajo en las que vuelcan sus conocimientos y experienciaspara mejorar nuestra respuesta institucional a víctimas de secuestros virtuales, incidentes de tránsito, delitos informáticos, pornografía infantil y corrupción de menores, entre otros temas de alto impacto social.
Pzellinsky y grandes grupos de fiscales, funcionarias y funcionarios de la Procuración General de la Nación continúan esforzándose por terminar con patrones discriminatorios arraigados profundamente en la institución –promoviendo el acceso a la justicia de personas en condición de vulnerabilidad—, por fomentar la investigación coordinada de fenómenos delictivos históricamente relegados como la violencia institucional y la criminalidad económica, y porprofundizar el proceso de juzgamiento de las graves violaciones a los derechos humanoscometidas durante el terrorismo de Estado –entre ellas, claro está, las apropiaciones de niñas y niños—.
MIENTRAS SUFRE ESTE ATAQUE, LA INSTITUCIÓN VIVE MOMENTOS DE FLORECIMIENTO Y DESARROLLO
En simultáneo, se multiplica la asistencia a fiscales que ofrecen expertos en materia contable, recupero de activos, asuntos internacionales, análisis criminal, acompañamiento a víctimas y prestaciones forenses, así como el trabajo de quienes han logrado que el Ministerio Público Fiscal tenga el mejor sistema de ingreso democrático de la administración de justicia nacional, un dispositivo ágil e igualitario para acceder a la magistratura y una política vanguardista en términos de comunicación institucional.
La institución vive momentos de florecimiento y desarrollo. Mientras tanto, sufre un ataque que, más allá de sus destinatarias y destinatarios ocasionales, está dirigido contra las miles de personas que día a día pugnan por alcanzar el servicio de justicia que la sociedad nos demanda.
* El autor es secretario general de coordinación institucional de la Procuración General de la Nación