Raúl Lamberto asumirá mañana a las 10.30 como nuevo ministro de Seguridad. Reemplazará en el cargo a Leandro Corti, quien el martes pasado diera un portazo al sentirse desautorizado por el gobernador, Antonio Bonfatti, quien le pidió que reviera su negativa a autorizar la realización de un cotejo futbolístico en la capital provincial. Esa reacción de Corti —un técnico allegado al radicalismo— condicionó el perfil del nuevo ministro: un político, de la propia tropa y de la más estrecha confianza del mandatario.
Las tres condiciones reúne Lamberto, y a las mismas aludió el gobernador al anticipar que «un ministro es el brazo ejecutor de una política, que es la que está fijada en el programa de gobierno y que, en última instancia, responde a sus decisiones». Eso que fue una admonición a Corti por haberlo desobedecido también preanunció que el sucesor sería un político en condiciones de ser brazo ejecutor de una política.
El reemplazo de un técnico por un político es el dato más evidente de la designación que se conoció ayer al filo de las 16, cuando la Secretaría de Información Pública emitió un escueto comunicado en el que además de anunciar el acto de jura para mañana se difundió un breve currículum del nuevo ministro: «Lamberto se desempeñaba actualmente como presidente del bloque de diputados provinciales del Frente Progresista, Cívico y Social. Es abogado y fue secretario de Gobierno de la ciudad de Rosario entre 1989 y 1993; concejal de la misma ciudad desde 1995 a 2003, y desde esa fecha hasta la actualidad, legislador provincial (tareas que compartió con el actual gobernador hasta el 2007). Como legislador y como dirigente coordinó las comisiones vinculadas a la aplicación de medidas en las áreas de seguridad y justicia».
Corti es un técnico, llegado de afuera del socialismo y recién se conoció con Bonfatti poco antes de 2007.
Lamberto habló ayer con LaCapital y aseguró que su gestión estará signada por la «máxima responsabilidad atento al requerimiento ciudadano de uno de los temas más preocupantes que tiene actualmente el santafesino» y desmintió haber integrado junto a Eduardo Di Pollina y Miguel Lifschitz una delegación que fue a pedirle a Bonfatti para que el partido entre Patronato y Central se juegue mañana en la cancha de Colón.
«Fuimos por otro tema pero también salió éste, y lo que le dijimos fue que compartíamos su visión dada la tensión que la negativa del ministro estaba generando en Rosario», añadió el dirigente socialista.
Lamberto fue informado en la tarde de ayer de que sería ministro y aceptó el ofrecimiento. Este diario le preguntó si tenía experiencia en la materia y respondió que «tantos años secretario de Gobierno de la Municipalidad de Rosario lo obligan a uno a adentrarse en materia de seguridad; siempre integré las comisiones de seguridad y justicia en la Alianza Santafesina, en el Cemupro y en las instancias partidarias en que se debatió la cuestión. En la Legislatura participé en la discusión de las iniciativas vinculadas a la seguridad, tal el caso de Isep, reforma del escalafón policial, el código procesal, entre otras cuestiones».
El nuevo ministro dijo también que en la seguridad pública provincial mantendrá «las líneas directrices fijadas por el gobernador, que son de extrema prioridad, y respetará íntegramente el equipo formado» por su antecesor «con aquellos que nos quieran acompañar».
Lamberto venía desempeñándose como presidente del bloque oficialista en Diputados. Para algunas de las lecturas que se ensayaron ayer en la capital de la provincia, no habría sido tan casual que Corti se empecinara en irse del gobierno santafesino y nada lo lograra persuadir en contrario, apenas 24 horas después de que los senadores radicales infligieran el descomedido desaire al gobernador de urgirlo a un encuentro para luego dejarlo plantado.