Qué continuidad hay entre un torturador de la dictadura y un hombre que picanea a su mujer? ¿Que mensaje está mandando a la sociedad alguien que agrede así a su ex pareja? ¿Por qué elige usar una picana eléctrica, con toda la carga simbólica que tiene?
Las preguntas incómodas las formula la abogada Luciana Sánchez, del Colectivo para la Diversidad. “No es casual –dice– que usen los mismos elementos. Hay una tradición de entrenamiento de la virilidad en las fuerzas de seguridad que se aplica con las mujeres, los pibes, los morochos.”
Sánchez no habla en abstracto. El domingo pasado Mariana Elizabeth Elías cumplió 31 años. Antes del amanecer la despertó una llamada inesperada: Mauro Sawko, su ex novio, con el que acababa de romper hacía un mes, quería darle un regalo. A las seis de la mañana ella fue hasta su casa en Sarandí para verlo. En algún momento, el hombre revisó el teléfono celular de Mariana. ¿Qué encontró? Nadie lo sabe: quizá las fotos que ella misma se había sacado las veces en que él la golpeó y le dejó marcas. Quizás algún mensaje que no lo convenció del todo, algún detalle que despertó su furia. Comenzó a darle cachetazos y trompadas, la pateó, la arrastró por la cocina y la tiró arriba del desayunador. Cuando Mariana estaba en el piso, le saltó arriba del pecho y el abdomen.
Sawko es empleado civil contratado en el hospital policial Churruca, donde trabaja como administrativo. Su padre trabaja como guardia de seguridad. Se cree que fue él quien le regaló la picana eléctrica comprada en Paraguay para usar en su trabajo como cuidador de un pabellón en Ciudad Universitaria.
La picana se convirtió en un arma contra la mujer. Después de usarla contra ella, Sawko la olvidó en un sillón. Ella, movida por el espíritu de supervivencia, consiguió esconderla en su cartera.
Según declararía luego la chica en la Justicia, en algún momento de la mañana ella logró irse de la casa y caminó hasta la esquina para tomarse un remís. Sawko la alcanzó y la convenció de que él la llevaría. Pero no lo hizo: volvió a meterla en su casa y continuó con las torturas.
¿Por qué volvió? “Según se infiere de las crónicas sobre el hecho –señala a Miradas al Sur el médico psiquiatra Enrique Stola–, ya estaba sufriendo las consecuencias psíquicas que aparecen en toda mujer golpeada, es lo que explica que habiendo podido escapar hasta una remisería el delincuente de Mauro (todo hombre violento es un delincuente) la alcanza, se ofrece a llevarla a su casa, ella acepta y luego continúan los golpes.”
Toda mujer golpeada, sostiene el especialista, “sufre un trastorno cognitivo que le impide evaluar adecuadamente el peligro y entorpece el proceso de toma de decisiones certeras acorde con la situación. Toda víctima tiene la esperanza de que en el minuto siguiente al golpe se produzca el cambio y la paz en el vínculo se instale”.
Luego de la segunda tanda de torturas, Mariana se descompuso. El propio agresor la subió a su auto y la llevó hasta el sanatorio Itoiz de Avellaneda. Antes de irse, le pidió que por favor no lo denunciara. Al principio ella guardó silencio, pero como la esperaban para almorzar por su cumpleaños, le mandó un mensaje a su familia: “Mauro me cagó a palos y estoy internada”, escribió en su celular.
Los médicos descubrieron que tenía una lesión en la zona del bazo –en uno de los lugares donde el agresor le había saltado encima–, y la tuvieron que operar de urgencia.
La denuncia la presentó un hermano de la víctima, que también entregó a la Justicia la picana de Sawko y el teléfono donde estaban registradas amenazas del hombre. El fiscal Laborde allanó la casa del hombre y, además de detener a Sawko, secuestró dos pistolas calibres 9 milímetros y .45, que estaban a nombre del padre del sospechoso. El hombre está imputado por los delitos de “homicidio agravado por ensañamiento en grado de tentativa en concurso ideal con privación ilegítima de la libertad doblemente agravada por el uso de violencia y por la relación de respeto debida a la víctima”. Por consejo de su abogado, se negó a declarar.
“Si bien en este caso la Justicia actúa rápidamente– dice Sánchez–, lo procesan por tentativa de homicidio y violencia, pero no por torturas. Una tentativa de homicidio va a ser muy difícil de probar, va a terminar tratándose como emoción violencia o lesiones gravísimas. Ni con una picana en la mano el Poder Judicial ve que se trata de tortura. Hay una resistencia del Poder Judicial a tratar estos casos como violencia de género.”
El caso de Mariana Elizabeth se da en un contexto particular. La semana pasada se conoció el caso de Mariana Riquilme, la mujer que, cansada de los golpes de su ex pareja, decidió filmar las agresiones y las subió a internet. El abogado de la mujer contó que ya había denunciado en 15 oportunidades la violencia de que era víctima, pero no fue escuchada hasta que el video logró hacer estallar la situación. Ahora denunciará a los jueces por inacción.
También en estos días, un informe alertó que muere una mujer por día víctima de la violencia de genero en Argentina. El trabajo, del Observatorio de Femicidios, asegura que el número de casos aumentó un 60% desde 2010.
Solo en la Ciudad de Buenos Aires unas 5.500 mujeres que fueron víctimas de violencia doméstica y agresiones recurrieron al 0800-66 MUJER, la línea de atención para estos casos. La Oficina de Violencia Doméstica de la Corte habla 530 casos en mayo de 2010 y 833 en mayo de 2012, un aumento del 57%.
Más del 65% de las denuncias son por violencia contra mujeres adultas, el 15% contra niñas y 13% niños. El 88% de las personas denunciadas son hombres, de los cuales el 38% son ex parejas, el 21% concubinos y el 20% cónyuges.
Otro debate que se reaviva cada vez que la violencia de género llega a la tapa de los diarios es qué hacer con los hombres violentos. Si bien hay un consenso sobre la necesidad de leyes claras para penalizar ese tipo de violencia, los especialistas alertan sobre los peligros de creer que mayores penas solucionarán el problema de forma mágica.
“Cuando estamos tratando de legislar sobre violencia de género tenemos que tener las mismas prevenciones que cuando hablamos de mano dura”, advierte Sánchez.
Y agrega: “Hay un continuum entre la cárcel y la violencia de género, donde esa violencia se reproduce. La cárcel es la Escuela de las Américas del femicidio”.
Aniversario
Un evento solidario por los dos años de la desaparición de Erica Soriano
A dos años de la desaparición de Erica Soriano, su familia organiza un evento solidario. La cita es el martes 21 de agosto a las 19 en el Paseo de los Inmigrantes, frente a la Estación de Villa Adelina. La entrada será una leche larga vida, pañales o útiles escolares que se entregarán a “La Casa de Galilea”, una institución solidaria de San Isidro. “Aprovecharemos esa oportunidad”, dijo la familia de la chica desaparecida en un comunicado, “para hablar sobre la Prevención de la Violencia y se cantarán canciones que dejen un mensaje positivo para que sepamos que siempre podemos soñar con un mundo mejor”.
Erica estaba embarazada de dos meses y medio, fue vista por última vez el 20 de agosto de 2010 en Lanús. Según consta en la causa, esa tarde la pareja fue al médico y a las 21.14 Erica llamó a una amiga y le dijo que estaba con Daniel.
Más tarde, en una de sus declaraciones testimoniales –antes de ser el principal acusado–, Daniel Lagostena dijo que se había ido a dormir muy temprano, la Justicia determinó que entre las 23.45 y las 24.00 de esa noche intercambió seis mensajes de texto con Brian Aníbal Poublan, su sobrino de 22 años. En la familia tienen una flota de teléfonos. Uno de ellos, que solían usar de forma indistinta varios de sus miembros, se activó en Costanera Sur y mantuvo una conversación telefónica de 55 minutos, que terminó en la zona de Lanús.
Daniel Lagostena está preso y acusado por “privación ilegal de la libertad seguida de muerte y aborto” . En una presentación realizada ante el juez de Garantías Gabriel Vitale, el fiscal de Lomas de Zamora Gerardo Loureyro pidió la elevación a juicio de la causa, al considerar que ya está clausurada la etapa de investigación.
fuente http://sur.infonews.com/notas/la-tortura-como-parte-de-la-vida-domestica