“Este reconocimiento me abre puertas para comenzar a trabajar más fuertemente contra la explotación sexual de mujeres, niñas y niños en mi provincia”, asegura. Su voz firme, con tonada disfrazada por tanto tiempo alejada de su tierra, confirma que se trata de una mujer con convicciones, y a quien la vida golpeó pero también fortaleció: “Me considero una luchadora, desobediente y rebelde”, se autodefine.
Como quien ya sufrió tanto que no hay dolor que pueda asustar, Sonia advierte que “el Chaco es cuna de putas, y cuna del tráfico de niños y adolescentes”. Y por eso considera clave “aprovechar la mediatización para prevenir”. Es que en los últimos años, la trata de personas saltó a los primeros planos, impulsada por una mayor presencia en los medios, pero también por la fuerte presión de organizaciones que luchan para erradicar el flagelo.
“Esta provincia tiene que ser la que inicie fuertemente la lucha contra el tráfico”, enfatiza. En ese contexto, relata su experiencia en Santa Cruz, donde capacitó a efectivos de la policía provincial y de Gendarmería Nacional sobre temas relacionados con la prostitución y la violencia de género. “Santa Cruz es el lugar de destino de muchas niñas chaqueñas”, afirma. Y por eso remarca que el gobierno chaqueño “debe tener un programa de concienciación y sensibilización”, y debe destinar “un presupuesto específico” para una lucha más firme contra las organizaciones que promueven la explotación sexual de mujeres y niños.
“Fue una lástima que el gobernador (Jorge Capitanich) no estuviera en el acto. No queremos su poder, queremos invitarlo a que se siente con las mujeres chaqueñas para trabajar profundamente sobre estas temáticas”, señala, mientras advierte crudamente: “Hoy, las putas son las hijas de los otros y las otras; pero todos y todas estamos en peligro”.
Mujer migrante
Cuando nombra a su pueblo, Villa Angela, esa voz firme se le enciende aún más. “Amo profundamente el Chaco y a mi pueblo, pero me siento una mujer migrante. Y si bien deseo regresar a vivir algún día, no quiero volver con una mano atrás y otra adelante como me fui”, aclara.
Así repasa su amplio accionar que no sólo se limita a Buenos Aires, donde reside actualmente, sino a casi todo el país, principalmente concentrado en los extremos Norte y Sur. “Doy talleres y charlas. Hoy en Buenos Aires tengo un contrato como educadora popular y recorro las comisarías”, comenta. Allí, en esos lugares de encierro, hace de nexo (“un trabajo social”) para que menores en conflicto con la ley no pierdan la posibilidad de estudiar.
“Un abrazo a la lucha”
Ser consagrada como la Mujer Destacada del año “fue muy fuerte”, confiesa casi sin poder graficar con palabras lo que sintió en la noche del sábado, cuando su nombre fue anunciado en el acto que se desarrolló en el Domo del Centenario.
“Hace rato que quería comenzar a trabajar con el tema de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes y el tráfico de personas en el Chaco. Por eso este premio me abre las puertas y es un abrazo fuertísimo a esta lucha, que es una lucha de mucha soledad”, explica. Menciona en ese sentido el libro que escribió (“Ninguna mujer nace para puta”), que habla precisamente de eso, “de la soledad de la puta”. “Ahora voy a escribir sobre la soledad de la mujer que tiene voz propia y convicciones fuertes, porque todo eso se paga con mucha soledad”, indica.
“Este premio en mi provincia tiene un valor incalculable. Y viendo el recorrido de las demás mujeres que también fueron postuladas por su lucha, es más fuerte”, afirma Sonia. Así, le otorga más valor a la iniciativa del intendente Domingo Peppo, quien a través del municipio de Villa Angela la postuló para el galardón: “Que me haya nominado fue muy fuerte emocionalmente. Este premio me ayuda a seguir adelante para luchar y lograr una sociedad menos violenta y más inclusiva”, subraya.
También destaca la necesidad de “empezar a hablar del tema en las escuelas, en las plazas y en los hogares”, ya que “el tráfico de personas (mujeres, niñas y niños) está convirtiéndose en el primer negocio mundial”.
En párrafo aparte, habla con dolor y rechazo sobre el proyecto que reconoce legalmente la prostitución, y permite a muchas trabajadoras sexuales acceder al blanqueo, con aportes jubilatorios y acceso a una obra social: “Acaban de entrar 12 millones de dólares para la CTA, para profundizar esta violación masiva de niñas y niños. Es una violación blanqueada. Ser violada no es trabajo”, concluye, defendiendo así una idea rectora que dirige cada una de sus acciones: “La prostitución no es trabajo”.
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