Hace ya tres años –o un poco más– terminé de filmar De caravana, el film de mi amigo y director Rosendo Ruiz. Fue después de toda una noche de filmar. Tenía todo el sol en los ojos y tuve que pasar de largo en vez de irme a mi casa a descansar. Nos preparábamos para otra jornada nocturna de filmación y aproveché esa mañana para ir al centro por unos trámites que debía presentar en mi trabajo.

Cuando los terminé, fui hasta una parada de colectivo y el cansancio empezó a pasarle factura a mi cuerpo. Iba subiendo por la calle Ituzaingó. Todo el mundo caminaba con prisa, viendo precios o saliendo con bolsas llenas de mercadería de los negocios mayoristas de la cuadra, cuando de repente, una voz de me dice: “Caballero”. Qué extraña sensación que te digan caballero y a los 30 segundos te sientas la persona más buscada del planeta.

Me di vuelta y vi a una pareja de policías. Hombre y mujer.

–Documentos por favor.

Ahí caí en la cuenta. Hice una rápida radiografía de mí mismo y mentalmente me dije: jeans, zapatillas, remera, camperita fina de hilo, corte cubana estilo americano. Ajá, pensé: portación de rostro. Atiné solamente a decir: “¿Por qué me piden los documentos?”. La mujer me dijo que era simplemente un control de rutina. La mirada inquisidora de su compañero no dejaba de intimidarme, y volví a preguntar:

–¿Solamente a mí me piden documentos, o al señor que viene de traje, o a la señora con esa nena también le van a pedir? ¿Es por portación de rostro, por el corte de pelo que tengo?”.

La mujer policía me dijo no. Que no es siempre es así, que depende…

–¿De qué depende? –retruqué, mientras buscaba en la riñonera mi documento–. ¿Saben algo?, soy actor y estoy filmando una película donde personifico a un pibe de un barrio marginal. Un negro quizás para ustedes…

El policía, que ya había recibido los documentos, preguntaba por radio si Gustavo Almada tenía antecedentes. Algo de culpa lo invadió:

–Nosotros no te dijimos ‘negro’.

–No hace falta que me lo digas. Me lo hiciste sentir.

La mujer policía me devolvió los documentos, y tratando de explicar lo inexplicable –al menos para mí– terminó enredándose diciendo que el control se lo pueden hacer a cualquiera, que no depende del corte de pelo, que un traje no te hace menos sospechoso.

–Pero alguien vestido de otra manera tiene menos posibilidades o casi ninguna de que vos le pidas los documentos –respondí rápidamente.

Hoy me encuentro trabajando desde hace dos años en los programas 14/17, con chicos que dejaron el secundario y ahora tratan de terminarlo. Desde el teatro intento trabajar en el desarrollo de otra expresividad, haciendo hincapié en el trabajo de la autoestima. Aclaro que no es autoayuda lo que hago. Trato de trabajar con los pibes una forma de contestarle a la Policía sin entrar en choque. Trato de hacerles entender que su identidad debe ser respetada, y sobre todo, que no tienen obligación de mostrar los documentos. Creo que es un tema riquísimo para debatir y enseñar para que nuestros derechos sean respetados.

Marcha de la gorra

Este miércoles, a las 18, tendrá lugar en las calles de la ciudad la séptima Marcha de la Gorra, denominada “La gran 7”. La congregación será en Colón y Cañada, y desde allí marcharán hasta Plaza San Martín, donde tocará Carli Jimenez, entre otros artistas.

 

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