Julio César Barrera fue condenado a cuatro años y medio de prisión por el salvaje castigo al menor Nicolás Medina. Resta que una uniformada sea juzgada por este caso. Investigarán al resto de la dotación de la comisaría de Río Ceballos.

Dos años y medio después de sufrir un feroz castigo cuando tenía 17 años, Nicolás Federico Medina y sus familiares sienten que se hizo justicia. Ayer fue condenado Julio César Barrera, el policía que le propinó una salvaje golpiza, en diciembre de 2009 en Río Ceballos. Recibió cuatro años y medio de prisión y nueve años de inhabilitación especial en sus funciones por «lesiones leves calificadas, severidades y apremios ilegales agravados».

El uniformado había llegado en libertad al proceso y nunca estuvo detenido. Es más, se comprobó durante el debate que el sumario interno fue iniciado pero nunca fue diligenciado. Barrera todavía portaba arma reglamentaria y utilizaba su placa de policía.

El juicio por jurados finalizado ayer en la Cámara 4ª del Crimen dio su veredicto por unanimidad y ordenó, además, que se giren las actuaciones al fiscal de Turno para que investigue si los restantes policías de la comisaría de Río Ceballos cometieron algún delito.

Aún resta que se juzgue a Laura Luna, otra suboficial que llegó a este debate pero inmediatamente perdió un embarazo y ahora su caso será analizado por otra cámara del crimen.

Brutal paliza. Aquella madrugada de diciembre de 2009 Nicolás Medina transitaba con su motocicleta en inmediaciones de Río Ceballos. Según la instrucción, su vehículo fue chocado por el móvil policial en el que iban Luna y Barrera, por lo que el adolescente cayó con el casco colocado.

Según la investigación y el relato de familiares, Barrera le quitó el casco y comenzó a golpearlo violentamente. También en la comisaría -donde estuvo varias horas aislado- fue castigado y terminó vomitando. Encima, le obligaron a limpiar las sustancias que su estómago había devuelto.

Con el rostro de Nicolás desfigurado, su familia comenzó a pedir justicia e hizo la denuncia. Pocas horas después, desde el Tribunal de Conducta Policial prácticamente habían cerrado el caso.

El juicio. Luego de varias audiencias, ayer se escucharon los alegatos y la sentencia. La fiscal de Cámara Laura Battistelli desvirtuó la versión del acusado que previamente declaró que los golpes se los había hecho el chico en la caída.

Valiéndose del informe del forense la acusadora hizo valer la existencia de golpes efectuados en determinadas zonas «con un elemento romo y duro, incompatible con un accidente de moto».

En su pedido de pena, Battistelli requirió el mismo monto que los jueces aplicaron tras declararse la culpabilidad unánime.

Pero grande fue el contraste de los argumentos de los defensores José Luis Tartabini y Manuel Armando Perlatti, quienes sostuvieron que nadie había tenido en cuenta que el joven podría haber sido picado por abejas, ya que los padres se dedican a la apicultura.

Otro argumento llamativo fue el que atacó a la foto que circula por el mundo desde que este diario la obtuvo y comenzó a publicarla. Uno de los abogados sugirió que esa imagen había recibido retoques con el programa «Fotoshop». En la sala llena de periodistas alcanzaron a oírse varias risas porque la fotografía ha sido seleccionada en numerosas oportunidades y ha recibido varios premios nacionales e internacionales.

Cuando aún falta juzgar a la suboficial Luna, la resolución firmada por el tribunal presidido por Jorge Montero y completado por Andrés Achaval y Eduardo Barrios ordena enviar las actuaciones para que se investigue a otros uniformados que estaban en funciones, los cuales serían seis y todavía están en funciones.

Fuerza de madre. La lucha de la familia para que la investigación llegue a juicio fue ardua, especialmente porque sufrieron en carne propia no pocas dificultades, según denunciaron varias veces. Pero especialmente la madre, Luisa Monsálvez, luchó durante años para que el caso llegue a juicio. No le resultó fácil, pero lo consiguió. Ayer, con lágrimas de satisfacción, señaló segundos después de la sentencia: «Se hizo justicia».

«Vine acá a Tribunales a buscar Justicia. Se lo dije a los jueces y me llevo justicia, por mi hijo y por todos los jóvenes de Sierras Chicas», sostuvo en referencia a otros supuestos abusos policiales.

La mamá de la víctima agradeció la colaboración de los medios durante estos años y, especialmente, al fiscal instructor, Eugenio Pérez Moreno.

Para resumir su satisfacción tras el esfuerzo y el resultado del juicio, la mujer sostuvo: «Hay que tener ovarios para meterse con la Policía».

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/noticias/sucesos/policia-carcel-feroz-golpiza